Es muy importante que tengamos la de analizar si a las personas o los medios que nos dirigen mensajes y tienen una fuerte influencia social son manipuladores o auténticos líderes.
En todas las sociedades hay líderes o manipuladores, y no siempre resulta sencillo saber distinguirlos, y en muchas ocasiones nosotros mismos nos hemos encontrado confundidos o engañados pensando que estamos siguiendo a un auténtico líder y en realidad es un manipulador.
Ambos comparten a primera vista muchas cualidades o dones, en general son de personalidad atractiva, gozan de la simpatía de muchas personas, se hacen sentir importantes y muchas veces indispensables en la vida de las individuos que los rodean o sobre las que tienen influencia, y esto puede presentarse desde la familia, o en el grupo de amigos, o en alguna sociedad a la que pertenecemos, y en los casos que más importancia pueden tener son quizás en la política y en los medios de comunicación y sin olvidar desde luego como muy importantes las escuelas y todos los centros de cultura y educación como las universidades.
En el tiempo presente y en nuestra realidad hoy en día es muy importante que tengamos la de analizar si a las personas o los medios que nos dirigen mensajes y tienen una fuerte influencia social son manipuladores o auténticos líderes y lo podemos referir tanto a personas como a veces a algunas instituciones.
Daremos aquí algunas pautas que nos pueden orientar para clasificar como verdaderos líderes o simples manipuladores a los políticos y a los llamados líderes de opinión que aparecen en los medios de comunicación electrónicos y también a quienes ejercen el periodismo escrito y hasta en la misma literatura.
Una de las primeras características del manipulador es que confunde la seguridad con soberbia, y se convierte en un intruso que se siente con el derecho de dar siempre la última palabra en todos los temas en los que interviene, aunque muchas veces sea manifiesta su ignorancia en ciertos tópicos, o simplemente se encuentre en medio de expertos que lo superan en conocimientos.
El líder por su parte manifiesta carácter, pero al mismo tiempo siempre humildad y apertura para estar atento a los argumentos y a las situaciones que se están presentando a su alrededor y, a la hora de exponer un juicio o tomar una determinación ya ha tenido la capacidad de evaluar los argumentos o las realidades que está viviendo, y toma soluciones que muchas veces no son las que más le hubiesen agradado.
El manipulador presenta a sus oyentes siempre el camino cómodo, lo que más agrada, lo que requiere poco esfuerzo y lo que esperan escuchar sus oyentes, aunque después tome las decisiones que él considere que son las mejores o simplemente las que más le convienen.
El verdadero líder profundiza en sus ideas y en sus propuestas, aunque estas de entrada produzcan una reacción inclusive contraria a sus objetivos, pero conduce con paciencia y determinación, y expone con claridad sus argumentos hasta que va convenciendo a sus seguidores de las razones por las que hay que ir tal vez por una ruta que significa esfuerzo y sacrificio a par logara una meta beneficiosa para todos.
El manipulador busca logros a corto plazo, de beneficio rápido; pero poco duraderos, y no cree realmente en que hay que buscar la verdad, es decir, que lo que se dice o se plantea sea acorde a una realidad objetiva, es lo tanto capaz de utilizar la mentira como un medio de conseguir sus objetivos, a para lo cual va dando pequeños beneficios a sus seguidores, y es incapaz de aceptar sus errores, pero siempre tiene la habilidad para responsabilizar de los mismo a otros que terminan cargando con la culpabilidad.
El líder mira al largo plazo, y cree realmente que la verdad existe, aunque no es siempre fácil de encontrar, y basa sus acciones y decisiones sobre esta búsqueda; por lo tanto no miente ni disimula sus fracasos, aunque busca aprender del error y al mismo tiempo también ser indulgente con los errores ajenos, pero no para dejarlos pasar, sino para que también quienes están a su cargo aprendan y rectifiquen.
El manipulador es personalista y busca que el culto a la personalidad sea el rasgo distintivo, haciendo que sus seguidores lo vean como una especie de ídolo cuyas decisiones son casi por inspiración divina y por lo tanto hay que apoyarlo siempre y bajo cualquier circunstancia.
El líder es desde luego lo que podemos decir una personalidad que llama a seguirlo, pero porque está convencido que su actuación no es para que sea alabado, sino para que sea respetado por todas sus cualidades humanas y por sus capacidades para las tareas las de que es responsables, de tal manera que es capaz de aceptar las críticas cuando están fundamentadas y al mismo tiempo no dejarse influir por las que son erróneas o mal intencionadas.
El manipulador es capaz de llevar a sus seguidores por caminos equivocados que ya han demostrado que conducen al fracaso, pero están avalados por frases de moda o por algunas que son tradicionales o se van inventado para ser políticamente correctas con las ideologías del momento.
El líder debe ser creativo, y al mismo tiempo saber apreciar lo valioso de lo que otros han construido con anterioridad, y así tomar lo mejor del pasado para construir un mejor futuro, debe también ser audaz y tomar ciertos riesgos, sobre todo en situaciones de crisis.
El manipulador toma como bandera lo que es conveniente para su popularidad, mientras que el líder toma como símbolo de su actuación lo que es valiosos, pero también práctico.
Hay muchas otras características que distinguen a los verdaderos líderes de los manipuladores, pero tal vez con estas pocas podamos hacer ya una clasificación de si estamos en manos de líderes, o de unos cuantos manipuladores que nos pueden conducir por caminos muy equivocados. Si estamos en el primer caso podemos ir a dormir tranquilos esta noche, pero si llegamos a la conclusión de que estamos viviendo en el segundo será tiempo de ir pensando como sociedad responsable que podemos hacer para cambiar los destinos de nuestra nación.
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