Una vez iniciadas las llamadas precampañas, que en realidad ya es para fines prácticos la campaña por la carrera presidencial para este año, escuchamos los mensajes de los llamados pre-candidatos, que como todos sabemos serán los candidatos, y al escucharlos parece que con cualquiera de ellos que gane México pasará a ser una nación soñada, y un paraíso en todos los sentidos, de acuerdo a las promesa de estos señores.
El mundo de los electores por el contrario parece ser el más confuso y desalentador de los últimos años, ya que las opciones que se presentan son en verdad poco convincentes por la forma como se deberá votar.
El PRI y sus aliados nos presentan un panorama como si alguna vez hubieran gobernado para el bien de México, escuchamos que se habla de experiencia y se presentan una serie de resultados que aparentemente han beneficiado enormemente al país, sin embargo, esto no concuerda con la realidad, donde el número de pobres es alarmante, y la inseguridad se ha convertido en una sombra que pesa sobre el ánimo de todos los mexicanos.
El llamado Frente Ciudadano, que tiene de todo excepto ciudadanos, es una muestra de que los interese se han sobrepuesto a los principios, así dos fuerzas diametralmente opuestas como PAN y PRD hoy van juntas por la presidencia negociando las otras candidaturas importantes, así los promotores del aborto y los defensores de la vida ahora forman equipo infundiendo confusión en los seguidores de ambas fuerzas políticas.
Por otro lado, el candidato eterno de Morena que ya se siente presidente ofrece acciones mágicas al por mayor, la más absurda es que en el momento que llegará a la presidencia todos los mexicanos se volverían buenos al instante, y por ende la corrupción y la inseguridad desaparecerían, así este señor pretende conseguir lo que ni el mismo Jesucristo pudo hacer con sus contemporáneos.
Resulta utópico pensar que el PRI vaya a hacer algo contra los que han cometido actos de corrupción, porque tendría que acabar casi con el propio partido, y nadie es suicida en política como lo indica la experiencia.
En cuanto al Frente Ciudadano habrá que ver si se pueden homologar propuesta entre quienes ven el desarrollo económico ideal con sistemas casi antagónicos, y con una historia y raíces que presentan muy pocas cosas en común.
En cuanto a Morena la situación es más clara, ya se sabe que es el partido de una persona, es una autocracia y no requiere de ninguna presentación, y a sus partidarios no les importa lo que se diga o haga porque siguen de forma incondicional a su líder.
¿Que nos queda a los ciudadanos? Exigir al menos que las promesas que se presenten vayan acompañadas del cómo pretenden logarse, porque como dice el dicho popular: Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila. Animemos pues a todos nuestros amigos, familiares y conocidos, que por los medios a nuestro alcance presionen para tener unas campañas propositivas, y que los ciudadanos vayan analizando cual de las opciones representa las mejores posibilidades de un buen gobierno, y no soñar con la magia de un cambio basado en los buenos deseos, porque que si bien no se podrá tener el México soñado que proponen los candidatos, al menos que se sienten ciertas bases para un progreso real basado en la justicia y las oportunidades.
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