Estamos envueltos en una crisis mayúscula que tiene muchos tentáculos, y casi todos los días surge alguna noticia que agrava la situación, y las personas que están preocupadas por el escenario que se ha generado con la pérdida de muchos logros de la sociedad que se forjaron durante años de lucha se preguntan cómo hemos podido llegar a este ambiente, y no encuentran respuestas fáciles para explicarlo.
En medio de este panorama muchos se preguntan qué se puede hacer, y después de años como una de las respuestas se ve un despertar cívico, lo que se refleja en las grandes manifestaciones a favor del INE, otras también en apoyo de valores trascendentales como a favor de la vida, causas que los ciudadanos van entendiendo que es necesario manifestar públicamente para hacer saber a la autoridad cuál es su pensamiento. A lo anterior lo podemos llamar que son acciones urgentes y necesarias para salvar lo que nos queda de democracia, aunque se requieren de muchas otras más, como es la participación en los medios y acudir a las urnas cuando corresponda.
Pero si nos vamos un poco más a la raíz de lo que nos ha traído a la presente situación, vemos que hay cosas que son a la vez importantes y urgentes, y una a la que se le está dando una importancia mucho menor a la que debe de tener, es la formación en valores trascendentales, y esto requiere de una acción individual y colectiva de mucho compromiso. Todavía tenemos muchos valores, pero éstos se encuentran en riesgo de verse muy disminuidos, como decía Anacleto González Flores en su época muy parecida a la nuestra en cuanto al autoritarismo presidencial.
“Esta puede ser la suerte de los valores humanos: el derrocamiento. Y llegada la hora del derrocamiento -y en esta hora nos encontramos- no hay término medio, o se emprende la reconquista para ganar los puestos perdidos, o se rehúye la batalla encarnizada que hay que librar para volver a arrebatar la púrpura y en este último caso, se deja de ser un valor humano para no ser más que una arista rota y pisoteada. Esto quiere decir que los valores humanos necesitan ponerse en marcha para abrirse paso, ganar una posición, retenerla invenciblemente y entregarla a una descendencia que sepa conservarla y para esto no hay más recursos que la guerra (…) No hay que equivocarse: los valores humanos se abren paso en medio de una batalla sangrienta y es que cada valor que hace su aparición halla ocupado el solio de la consagración. Raro es el caso en que están todos los caminos más o menos abiertos para los recién llegados, lo ordinario es que todas las rutas están cerradas, que hay reyes que ya fueron consagrados y que a nuestros valores – como los antiguos – van a reñir una pelea desesperada para abrirse paso y para llegar (…) pero no basta llegar. porque si ya es mucho que se logre que los valores humanos asciendan y conquisten su posición natural para hacer sentir desde allí el alcance de su poder, sin embargo, llegar no es todo, llegar no basta, es necesario mantener irreductiblemente la posición conquistada”.
Se requiere de un trabajo, sobre todo en las familias, con las nuevas generaciones, para labrar en su conciencia que, para poder enfrentar los problemas, y sobre todo para dar soluciones justas, positivas, realistas y eficaces a largo plazo es necesario que la base sobre la que se construyan sean los valores humanos que han sido siempre la base del progreso y el desarrollo, así tendremos estudiantes, maestros, profesionistas, trabajadores, políticos. Jueces, policías, militares y en general ciudadanos comprometidos en conciencia a cumplir cada uno y cada día con sus responsabilidades, a tener un sentido de solidaridad para contribuir al bien común no anteponiendo sus intereses particulares, solamente con esta adquisición de valores, en la que sigue jugando un papel importante el sentido religioso, se podrá dejar de un lado la corrupción y construir una sociedad de orden, justicia progreso y paz.
Te puede interesar: Una vocación subvaluada
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo