El discurso de la izquierda pese a haber demostrado su poca eficacia en fracasos económicos y en regímenes autoritarios y antidemocráticos sigue cautivando a muchos.
No cabe duda que México se encontraba enfermo antes de la llegada del presente gobierno, con muchos problemas de corrupción, de seguridad, de narcotráfico, y justicia social, y muchos otros, y requería de un diagnóstico correcto para buscar el remedio adecuado.
Cuando no estamos seguros de un diagnóstico, recurrimos muchas veces al médico equivocado, que nos receta la medicina equivocada, y entonces, los males que padecemos, en lugar de mejorar se van agravando.
El discurso de la izquierda pese a haber demostrado en innumerables ocasiones y en varios países y diferentes culturas no solamente su poca eficacia, ligada a fracasos económicos, y también a su clara tendencia a caer en regímenes autoritarios y antidemocráticos sigue cautivando a muchos.
Así lo decía hace casi 100 años el maestro Anacleto González Flores cuando hablaba de los problemas generados por el capitalismo liberal:
[…] y fue preciso otro sistema […] Y entonces surgió el socialismo y en tono solemne y al mismo tiempo terrible dijo: el individualismo, con la libre concurrencia, ha provocado la lucha entre el capital y el trabajo, y como se ha provocado la lucha entre el capital y el trabajo, y como se ha abandonado al proletariado a su debilidad, el resultado final ha tenido que ser contra este último. Pero ya no verán los siglos un espectáculo semejante ni pesará sobre los hijos del trabajo la tiranía de los capitalistas, y si hubo un día en que por miedo a la esclavitud económica se quiso que el Estado fuese un simple gendarme, en lo sucesivo la producción estará bajo su dominio y de este modo terminará la libre concurrencia, se restablecerá en equilibro y nadie lo romperá jamás […] El Estado regulará las relaciones del capital y el trabajo y en una forma tal, que la propiedad respecto a los elementos de la producción será colectiva y de ninguna manera individual […] todo esto se dice muy fácilmente, no cabe la menor duda; pero no se realizará jamás porque es una utopía. Pero en fin, concedamos por un momento que la visión de Carlos Marx toma forma y que los elementos de la producción caen bajo el dominio del Estado[…] Las generaciones de la época presente que han visto romper tantas tiranías[…] ¿Tolerarán la organización de la sociedad según el criterio socialista? No, porque la libertad perecerá y el género humano jamás ha renunciado ni renunciará a la libertad.
Pero como ya dijimos no deja de sorprender que el mismo discurso siga teniendo un efecto tan atractivo en tantos lugares y en tantas personas, y aunque esos resultados tan negativos los estamos padeciendo hoy mismo, muchos parecen no darse cuenta o niegan la realidad cautivados por el encanto de este mensaje de aparente justicia y hasta de amor.
Es necesario plantearse que lo primero es dejar a un lado esa medicina, pero después trabajar por encontrar mejores fórmulas de desarrollo social, que no sean simplemente las opuestas, o sea el capitalismo tal cual; se requiere de una fórmula donde el hombre ocupe el centro en cuanto a sus valores, y al mismo tiempo sea efectiva en cuanto a sus resultados, objetivos que encontramos en la doctrina social de la Iglesia, a la que bien valdría la pena que los expertos echaran una mirada, pues contiene elementos que van más allá de ser solamente para los Católicos, sino que son aplicables para todo el mundo.
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