Todos los ciudadanos estamos llamados a reflexionar y a replantear la situación de nuestra participación en la búsqueda de nuevas formas de hacer política.
Esta indicación que aparecía en alguna de nuestras autopistas era una clara indicación de que los automóviles más lentos deberían mantenerse a la derecha, mientras los más rápidos deberían transitar por la izquierda. Muchas veces el resultado era que los que transitaban por la derecha llegaron a su destino, mientras que los que parecían volar terminaron estrellándose en alguna curva.
Tal parecería que en el mundo de las ideologías políticas en muchos casos ha sucedido esto por los resultados históricos de gobiernos que han caminado por ese carril tan llamativo por su velocidad de acción por hacer cambios que parecen muy espectaculares y orientados hacia metas que parecen beneficiar a la mayoría de la población de un país.
Además la llamada izquierda ha tenido la habilidad de identificarse con las llamadas causas más progresistas que generan que una gran cantidad de jóvenes se sientan atraídos por las mismas y por estereotipos que una mercadotecnia política muy eficaz ha logra imponer aún en contra de la realidad más contundente.
Después del auge de las revoluciones socialistas provocadas ciertamente por una Revolución Industrial que generó muchas veces enormes diferencias sociales, la historia dejó claramente demostrado que estos movimientos en muchos casos desembarcaron en regímenes totalitarios, que si bien tuvieron ciertos éxitos en algunos campos, en general fueron muy mediocres en sus resultados económicos, y casi siempre a costa de suprimir la libertad de sus ciudadanos para que solo rigiera como pensamiento válido el del Estado, que en la práctica era la voluntad de sus dictadores como en la Unión Soviética, sus países satélites, en Cuba y en otros países.
Con la disolución del imperio comunista simbólicamente representado por la caída del muro de Berlín parecía que esta ideología y su acción política había muerto y sólo faltaba cavar su sepultura. Sin embargo para sorpresa de muchos no solamente se ha mantenido, sino que resurgido en muchos países y ha llegado a nuestra misma nación.
Gran responsabilidad han tenido desde luego los diferentes enfoques del sistema capitalista, hoy identificado por muchos como neoliberalismo, que no ha sido eficaz en mejorar la situación de justicia y la economía de muchas naciones, porque ha faltado desde luego en su planteamiento un auténtico sentido de solidaridad que podría muy bien empatarse con el objetivo de obtener una justa rentabilidad para el capital.
Lo verdaderamente grave es que además está llamada izquierda se ha identificado con una serie de conceptos de aparente libertad y progreso humano, que pretende cambiar los valores éticos tradicionales de la sociedad e imponer a base de ideología y de las mismas leyes un nuevo modelo social basado en el individualismo mas radical.
Es por ello que todos los ciudadanos estamos llamados a reflexionar y a replantear la situación de nuestra participación en la búsqueda de nuevas formas de hacer política, de plantear nuevas alternativas económicas que consideren los valores éticos y los resultados prácticos como algo que debe ir en el mismo sentido, y no como si fueran polos opuestos.
Es pues necesario que todas las generaciones que estamos conviviendo en este tiempo y en este lugar busquemos puntos de unidad, acción y organización que nos permitan proponer alternativas para las ya desgastadas propuestas de las llamadas izquierdas y derechas tradicionales, y desde luego trabajar porque la base de esta búsqueda considere que existen valores éticos y de la misma naturaleza que no deben ser sustituidos por falsos derechos.
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