Las tradiciones son una parte importante de la identidad de los pueblos: son como la savia que les da vida y cohesión, alegría y motivos de reunión y festejo. Es por eso que son tan importantes y valoradas por todas las naciones.
En México, tenemos muchas tradiciones. Muchas de ellas ligadas a creencias religiosas y otras a festividades populares. En estos días, tenemos el 1° de noviembre, el Día de Todos los Santos y, el día 2 del mismo mes, el festejo de los fieles difuntos, o llamado popularmente Día de Muertos.
Por alguna razón, se ha extendido la creencia de que el día 1° se recuerdan muertos chiquitos, cuando en realidad la festividad es de orden religioso y se refiere a que todos los muertos que han llegado a la presencia de Dios son considerados santos. Se recuerda en una lectura del Apocalipsis que reza: “Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos”,
El 2 de noviembre se ha popularizado más, y es que, si revisamos la historia universal desde los pueblos más antiguos hasta nuestros días, la mayoría de las personas, independientemente de la religión que profesen, creen que la vida se prolonga más allá del fin de la existencia terrena, y que, por lo tanto, en algún lugar se encuentran todos los seres queridos que los han precedido, ante el acontecimiento que es parte de esta vida y que llamamos muerte.
Hay para muchos -entre ellos, los cristianos, que parte fundamental de su fe es la firme creencia de la vida eterna-, y también para los que pertenecen a otras religiones y aún para muchos escépticos, la existencia del más allá es un hecho y esto se manifiesta en las demostraciones populares que en nuestro país cobran mucho colorido en los llamados altares u ofrendas de muertos, en donde se ponen recuerdos y comidas que gustaban a los seres queridos que se quieren recordar durante ese día, y después se hacen reuniones con familiares y amigos para degustar platillos típicos de la época y convivir amistosamente.
Es por ello que resulta muy positivo que enseñemos a las nuevas generaciones a vivir y a disfrutar de las tradiciones como parte de una identidad que es tan necesaria para después buscar objetivos comunes que le den sentido a ser nación como una comunidad que busca objetivos compartidos para el beneficio de todos.
Te puede interesar: Un nuevo show
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo