México; Princesa Carlota, Cap XXXII

Del ensueño a la locura; Carlota una princesa infortunada – Cap XXXII Relación difícil de la pareja imperial

En las cartas dirigidas a su abuela, Carlota siempre hablaba maravillas de su esposo, de sus cualidades, de la gran labor que estaba haciendo en México y de lo felices que eran; pero esto la hacía para no aumentar la angustia de su abuela, que nunca había estado de acuerdo en la aventura mexicana y siempre tuvo el presentimiento de que este episodio acabaría muy mal.



La realidad era que ya desde Miramar las cosas no marchaban tan bien, y en México cada vez el distanciamiento entre los esposos era más notable, desde el incidente ya comentado anteriormente en Puebla, donde, ante la sorpresa de todos, Maximiliano dejó sola en su habitación a Carlota, hasta ciertos detalles de poca cortesía, como cuando Carlota estaba en el Consejo, y de repente, Maximiliano le hacía una señal para que abandonara el salón.

Con frecuencia, Maximiliano dejaba a Carlota sola en las recepciones oficiales, de tal manera que muchas veces ella presidía estas reuniones y los invitados se preguntaban qué sucedía. Para todos los asuntos de educación y asistencia, visitas a hospitales y escuelas, el emperador nunca la acompañaba, y poco a poco la vida de la emperatriz se fue haciendo cada vez más solitaria, dado que algunas de sus damas ya se habían regresado y las damas locales no podían ocupar el lugar de las austriacas a las que había tratado por mucho mayor tiempo.

Por otro lado, el tiempo pasaba y no se veía venir a ningún heredero, por lo que se empezaba a rumorar sobre cuál de los esposos sería el que tenía problemas para engendrar, además de que no se les veía mucho tiempo juntos, Maximiliano dedicaba mucho tiempo a su trabajo y a sus idas a Cuernavaca.

Otros rumores decían que en las habitaciones del emperador en Chapultepec aparecían diferentes damas muy elegantes, pero lo que vino a hacer todavía más complicada la situación es que en Cuernavaca el emperador vio a una bella mujer, que resultó ser la esposa del jardinero; y por increíble que parezca, Maximiliano cayó embelesado ante esta atractiva mujer.

Carlota era una mujer bella, joven, poderosa, rica, inteligente, y cuando de alguna manera se enteró de lo que sucedía, se sintió humillada en grado supremo, y se inició una transformación en su personalidad, volviéndose más hosca y retirándose cada vez más de todas las actividades del Estado.

Si analizamos esta etapa de la vida de Carlota, en donde vemos que se sentía traicionada por su esposo, poco antes había muerto su padre, su querida abuela se encontraba lejos, la situación política empeoraba porque los liberales nunca cederían, los conservadores se alejaban porque sentían que se habían equivocado porque Maximiliano en su forma de gobernar era tan liberal como Juárez, y a ella misma la consideraban más radical, y además Francia ya no estaba segura de querer seguir apoyando el joven imperio porque Estado Unidos amenazaba veladamente con una posible guerra, y a esto, le añadimos que Carlota era muy joven, podemos sin mucha dificultad pensar que ante este tipo de cargas emocionales, pudo comenzar a tener problemas psicológicos, que por su posición, y al no tener a un familiar o a una amiga cerca, no le era posible manifestar la creciente angustia que se estaba acumulando en su alma y que iba convirtiendo su sueño mexicano en una amarga pesadilla.

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