“Conchita”, adicionalmente a atender todos los deberes que implica una familia tan numerosa fue una prolífica escritora de gran profundidad espiritual.
Concepción Cabera de Armida, conocida por muchos simplemente como “Conchita”, fue una mujer excepcional, aunque muchos de los que la conocieron, reconociendo muchas de sus virtudes humanas, nunca fueron capaces de imaginar el alma extraordinaria que habitaba dentro de esa mujer casada y madre de nueve hijos.
La vida de Conchita sobrepasa lo que muchos nos podemos imaginar y sorprender al saber en primera instancia que, a una señora casada, y con muchos hijos se debe la formación de muchas instituciones de la Iglesia, desde órdenes religiosas femeninas y sacerdotales hasta movimientos de laicos, todas conocidas como obras de “La Cruz”.
Estudiar la vida de Conchita desde la perspectiva de sus frutos visibles, es ya de por sí muy sorprendente e interesante, puesto que no es común que una persona de estas características tan tradicionales remonte los esquemas conocidos para ir más allá de ser una buena madre y esposa, formadora de sus hijos, para trascender en estas instituciones que forman parte integral de la Iglesia Católica.
Pero cuando se descubre que adicionalmente a atender todos los deberes que implica una familia tan numerosa, se encuentra además que fue una prolífica escritora, sin haber acudido más que un breve tiempo siendo muy pequeña a la escuela, y que se conocen actualmente de su autoría: cuatrocientas cuarenta y siete cartas a sus parientes, seis mil doscientas veintisiete a obispos, sacerdotes y seglares, además cuarenta y seis libros editados y veintidós mil quinientas páginas de lo que llamó su cuenta de conciencia, que es en su conjunto más extensa que la Suma Teológica de santo Tomás de Aquino, nos quedamos verdaderamente sobrecogidos de admiración ante esta obra monumental, y más cuando nos enteramos que muchos de los temas tratados son de una profundidad espiritual que sorprende aún a muchos teólogos.
Desde luego el contenido espiritual de muchos de sus escritos supera totalmente mi capacidad de análisis y entendimiento, por lo que ni siquiera intentaré en estos breves capítulos ir más allá de los conceptos generales de los mismos, y espero que habrá algunos lectores que interesados en el tema acudan a estudiar con más profundidad el tema asesorados por personas que estén capacitados para ello. Pero estoy seguro de que para muchos lectores resultará el tema muy interesante.
Termino esta breve introducción informando que Concepción Cabrera de Armida será beatificada el 4 de mayo del presente año en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México.
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