Estamos viviendo momentos de gran polarización, y en lugar de ir caminando hacia la unificación, vamos por el contrario a la radicalización de las posiciones, ante la imposición de la llamada 4T, pese a la demostración con hechos de que sus decisiones han dado malos resultados en prácticamente todos los órdenes, tal parece que la visión política es inversamente proporcional a la realidad, es decir, entre peor vamos, más se radicaliza el camino que vamos siguiendo.
Para realmente buscar una solución debemos trabajar a corto plazo, pero también a largo plazo para consolidar un mejor país con mayores oportunidades para todos.
En el corto plazo se requiere que surja un liderazgo de oposición contundente y claro, y que sea aceptado por la mayoría de los que quieren un cambio sobre el rumbo por el cual nos va conduciendo el actual gobierno, lo cual va a requerir una gran dosis de solidaridad y generosidad de parte de las fuerzas políticas y de los ciudadanos, así como una amplia difusión por parte de los medios.
Pero suponiendo que se logre el cambio en las próximas elecciones, después deberá empezarse a trabajar a marchas forzadas en la reconstrucción del país, pero con miras a largo plazo en la búsqueda de respuestas sobre la razón de que, aunque ya ha habido cambios anteriores, los resultados siempre han sido un tanto decepcionantes, en algunos casos más que en otros.
Ya Anacleto González Flores hablaba sobre el tema señalando: “La regeneración de nuestra patria, entraña, exige una transformación onda, radical y, por lo mismo, exige que antes que todo se deje la modificación de las fórmulas, de las exterioridades, para trabajar hasta los espíritus, imprimirles un nuevo rumbo y lanzarlos a través de una ruta de engrandecimiento y de virtud. Y una vez resueltos a realizar un cambio hondamente espiritual, debemos pensar en la transformación de las ideas y de las costumbres, porque ellas son la síntesis en que encarna y vive la fisonomía de las sociedades”. Y en otro momento decía:” Porque un pueblo tiene mucho por el sólo hecho de tener hombres; pero tiene todavía muy poco con relación a sus exigencias; y lo tiene todo, cuando no sólo puede decir que tiene hombres, sino que tiene filósofos y poetas, maestros y estadistas, políticos y artesanos, pensadores y navegantes, diplomáticos y legisladores; En fin, cuando esté en posesión de un manantial inagotable y pleno de vitalidad y de perfeccionamiento”.
Y aquí entramos en un reto doble, porque hay que cambiar desde los sistemas educativos hasta los grandes medios de comunicación, pensando en que los dichos sistemas formen espíritus que busquen no solamente los conocimientos, sino la verdad, la belleza y el bien, y virtudes como la disciplina, el trabajo, el esfuerzo, la generosidad y el ideal del progreso general en todos los ámbitos, y después esto se mantenga como en un ambiente generalizado donde tanto los medios públicos como privados tengan en mente que su actuación debe estar encaminada al bien común.
Y todavía hay más, porque el hombre ha perdido su mejor elemento por muchos factores que lo envuelven, y es la búsqueda de lo espiritual, para lo cual la religión era un factor relevante, y hoy se ha divulgado la mentalidad de que la política debe estar libre de lo religioso, y me parece interesante sobre este punto mencionar un pensamiento de Ghandi que dice lo siguiente: “Yo puedo afirmar sin la más mínima duda y con entera humildad, que aquellos que dicen que la religión no tiene nada que ver con la política, no saben que es la religión. No deseo el deteriorable reino de este mundo, yo trato de conseguir el reino de los cielos que consiste en la liberación espiritual. Para mí el camino de la salvación es el trabajo al servicio de mi patria y de toda la humanidad. Deseo identificarme con todo cuanto vive. Como dice el Gita, quiero vivir en paz con todos sean amigos o enemigos, por esto el patriotismo para mí solo es una etapa de mi camino hacia el reino de la eterna libertad y de la paz. Se ve, pues que para mí no hay política sin religión; Aquella de hecho sirve a la religión. La política sin religión es una trampa mortal, porque mata el alma”.
No es pequeño el reto para buscar no solamente un cambio a corto plazo, que a la vuelta de poco tiempo nos vuelva a colocar en una situación como la actual, es un reto gigantesco que requiere de un compromiso de grandes proporciones y sacrificios para cambiar gran parte de nuestra idiosincrasia, mejorando lo bueno que tenemos y, tratando de eliminar lo que nos ha estancado y llevado a un estado de inseguridad y corrupción lamentables, de otra manera estaremos arando en el mar.
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