López Obrador recibirá cerrada ovación al terminar su mandato, por su capacidad de ocultar los tejemanejes que lleva a cabo persiguiendo el éxito de su agenda política.
Los magos de renombre llegan a serlo por su habilidad de ejecutar inexplicables transformaciones, desapariciones, multiplicaciones y todo tipo de efectos asombrosos ante los ojos incrédulos de su público. Claro, las exclamaciones de asombro con las que el público manifiesta su deleite por el efecto obtenido por el mago también son una alabanza a su destreza, pues en el fondo todos sabemos que lo que vemos es el resultado de trucos complejos muy bien logrados. El mago siempre tiene, como se dice popularmente, “un as bajo la manga”. El manejo experimentado de ese as por parte del mago debe, para producir su efecto, mantenerse invisible a los ojos del público.
López Obrador, el actual presidente de la República, con seguridad recibirá cerrada ovación al terminar su mandato, pero no por los logros de su gobierno, ya que no existe ninguno hasta la fecha, sino por su capacidad de ocultar a los ojos de la ciudadanía, como verdadero mago, los tejemanejes que lleva a cabo persiguiendo el éxito de su agenda política. Desde el inicio de su administración ha venido destruyendo o transformando negativamente proyectos e instituciones -los resultados de su magia- sin que nadie sepa cómo le hace para que la gente no lo linche, o por lo menos no se una para manifestarle su enorme descontento. Su inalterable popularidad es el reconocimiento público de un “ars magica” presidencial que supera con mucho las habilidades aprendidas en Hogwarts por Harry Potter. El presidente tiene siempre, además de otros datos, un as bien oculto bajo la manga.
El último acto de magia que está intentando ejecutar AMLO es el de la militarización de la Guardia Nacional. Este acto, a su vez, forma parte del repertorio que ha de culminar con la última magia que veremos los ciudadanos, su magia postrera antes de las elecciones del 2024. Y, para mí, hay tres cosas que debe tener en mente la ciudadanía si quiere descubrir el truco detrás de la magia que prepara el presidente, antes de que dicho truco signifique el fin de México, así como las anteriores magias han significado el fin del aeropuerto, de las instituciones y las leyes de la educación, de los sistemas de salud, etcétera. Esas tres cosas son, por una parte, las ya conocidas “corcholatas”; por otra, la cesión de tanto poder y quehacer a los militares; y en tercer lugar, aunque no sea el de menor importancia, los arreglos de AMLO con la mafia. De entre esos tres factores, o de la combinación de los tres, saldrá lo que ahora constituye “la corcholata bajo la manga” del Presidente. Eventualmente, este último no destapará a ninguna de las patéticas, impresentables corcholatas actuales, meros patiños, descartables, al servicio de la trama escrita, actuada y dirigida por él mismo. ¿Quién, o qué, es esa “corcholata bajo la manga”? Nadie más que el mago lo sabe. Y cuando él finalmente ejecute su magia y tengamos ante la vista el México transformado mágicamente por él -el México que espera a nuestros hijos- de nuevo millones de mexicanos le aplaudirán a rabiar.
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