¿Debería México prepararse para un golpe de estado?

El presidente siente especial debilidad por los “héroes patrios” que fundamentaron su “heroicidad” en los métodos violentos, divisorios y antidemocráticos.



El anuncio que hizo recientemente el presidente López de que emitirá un decreto para que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Sedena fue seguido inmediatamente por un tsunami de críticas provenientes de académicos, juristas, politólogos, defensores de derechos humanos y de las ya hoy día omnipresentes redes sociales. De lo menos que todas esas voces tacharon la decisión presidencial fue de anticonstitucional. Y esto solo, de por sí, debería constituir una seria advertencia para el presidente. No la va él a tener fácil si en un momento dado la Suprema Corte se ve envuelta en una denuncia de anticonstitucionalidad por parte de los críticos (a menos, claro, que la SCJN decida seguir haciéndola de patiño presidencial).

Pero más que los señalamientos jurídicos en contra de la anticonstitucionalidad del planeado decreto del presidente López, lo que debe haber asustado a más de un ciudadano es que entre las voces críticas hubo algunas que manifestaron temor de que todo ello se trate de un velado anuncio de un no tan remoto golpe de estado, liderado por el mismo presidente, respaldado por sus amigos los militares y apuntalado por las turbas morenistas. No sería tal eventualidad ninguna novedad en México. La historia del México independiente está salpicada desde sus albores por cuartelazos, asonadas, motines y otros eventos similares. Parece que casi todos los intentos de cambio de gobierno – que no de búsqueda de mejoras de las condiciones socioeconómicas de la población- en nuestro país han tenido ese común denominador: el recurso a la violencia. Y sabemos que el presidente siente especial debilidad por los “héroes patrios” que fundamentaron su “heroicidad” en los métodos violentos, divisorios y antidemocráticos.

Cuánta verdad, objetividad, haya en las opiniones de quienes perciben en el anuncio del decreto presidencial un barrunto de violencia por venir, está por verse. Pero, ¿no haría bien México, por si las moscas, en prepararse para tal eventualidad? Hay signos preocupantes por todos lados. ¿No haría bien México en prepararse para sobrevivir al cuartelazo y/o asfixiar el golpe de modo eficaz y duradero? No tengo argumento firme alguno para respaldar la interpretación de quienes pronostican un coup d’etat presidencial. Pero tampoco lo tengo para declararla como absurda. Y seguramente hay muchos ciudadanos, bien capacitados en el estudio del quehacer político nacional, que podrían hacer conjeturas más fidedignas que las mías. Pero no es cosa de soslayar el punto.

¿Qué hacer? Pues por principio de cuentas, imitar a Vicente Fox y acogernos a la benevolencia divina para que sea lo que sea lo que ha de venir, nos agarre confesados y en gracia. Y enseguida, empezar a sentar las bases para que cualquier intento de cuartelazo presidencial sea rechazado firmemente por la ciudadanía, de forma pacífica e inteligente, en unidad. Esta será la tarea más importante y urgente, tanto para prevenir un golpe de estado como para ganar las elecciones del 2024. Estas últimas, serán, si nos descuidamos, lo más semejante a una asonada de parte de López y su banda de forajidos.

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