Las emociones de los mexicanos el día 2 de julio

No parece haber término medio para las emociones posibles del electorado mexicano.



“¡Fiiiuuuu! ¡Nos salvamos por un pelo!” dice un mexicano mientras se pasa el dedo indice por la frente, en ademán de limpiarse algunas gotas de sudor frío. Es uno de muchos que hacen lo mismo luego de escuchar que la elecciones presidenciales las ganó Ricardo Anaya. “Ahora sí, a llevar a la cárcel a los corruptos”, añadirán. “¡Fraude!, ¡Complot! ¡Trampa de la Mafia del Poder! ¡Que se abran las urnas! ¡Exigimos recuento voto a voto! ¡Vámonos al Zócalo a ponerle a AMLO la banda de Presidente Legítimo, y de paso tomamos el Paseo de la Reforma!” Gritan otros, habiendo escuchado la misma noticia.

 

“¡Ya nos llevó el tren!” exhala uno, sin fuerza, mientras mueve la cabeza incrédulo y pesimista, con cara de duelo, al lado de otros muchos que hacen lo mismo ante la noticia de que el vencedor en las elecciones fue AMLO. “¡Ya nos jodimos a los pirrurris!”, exultarán otros, aplaudiendo y bailando, al enterarse de que los votos favorecieron al dueño de Morena.

 

No parece haber término medio para las emociones posibles del electorado mexicano. No hay cabida, por lo visto, para un sentimiento de “El pueblo ha hablado. Trabajemos juntos en favor de México”. Es que es imposible. Las posturas de ambos candidatos (sólo hablo de dos candidatos por razones obvias) son tan distantes unas de otras que es prácticamente imposible encontrar terreno común con afán de trabajar conjuntamente. Las propuestas de Anaya están a años luz de las del candidato tabasqueño, tanto en términos de filosofía política, como de perspectivas de unidad nacional, de viabilidad financiera y de posibilidad de éxito internacional.

 

Las propuestas de López Obrador respecto a la amnistía que ofrece a los corruptos y bandidos que conforman lo que él ha apodado “la mafia del poder”, y a cuyo desmantelamiento él promete dedicar todos los recursos de la Nación, no solamente le parece a sus oponentes una verdadera aberración sino una contradicción ininteligible. Curiosamente, esto no sólo no afecta el entusiasmo de los seguidores de AMLO, sino que incluso parece encender más su fervor. Anaya, por su parte, ha venido prometiendo exactamente lo contrario: meter a la cárcel a la misma pandilla que AMLO critica y denuncia. Las propuestas económicas de AMLO han sido duramente criticadas y declaradas inviables por los expertos. Pero, curiosamente, el apoyo popular al tabasqueño crece en la misma medida en que crecen las críticas a sus propuestas. La emoción mata la lógica.

 

Un debate serio entre los expertos, dejando a un lado las emociones y superando el insondable resentimiento popular en contra del actual estado de la Res Publica mexicana, que posibilitara que quien triunfe el día 1 de julio abra la puerta a la formación de un gobierno incluyente, receptivo de las propuestas de los opositores, y se dedique a una verdadera reconstrucción (o, más objetivamente, simple construcción) de la Nación es prácticamente imposible e inimaginable. AMLO jamás renunciará a su promesa de dejar libre a los criminales que han causado la actual situación mexicana de corrupción e impunidad (tendría que empezar por arrestar a sus más cercanos colaboradores). Tampoco estaría dispuesto el Peje a levantar un dedo para colaborar con Anaya, en caso de ser este último el ganador, para llevar a cabo una limpia eficaz de la corrupción actual. Ni a ofrecerle apoyo legislativo para colaborar en la (re)construcción socioeconómica del país. Y habrá que ver hasta dónde estarían dispuestos Anaya y sus seguidores a llegar en cuanto a colaborar con AMLO en caso de que los electores hayan favorecido a este último. Anaya nunca estuvo dispuesto a sentarse a hablar con Margarita Zavala, e incluso violentó, para no hacerlo, las reglas del juego del PAN. El esquema de ganar-ganar ha sido, es y será siempre uno más de tantos sueños guajiros de los mexicanos. La historia patria así lo demuestra.

 

Las emociones mexicanas simplemente parecen no estar a la altura de las necesidades relativas a la construcción de una verdadera nación.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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