Aprendemos principios fundamentales como la honestidad y la solidaridad; a servir a los demás, a buscar el bien colectivo y no sólo vivir de manera individualista.
Cada 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Paz en todo el mundo, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas desde el año 1981 donde invita a todas las naciones y a todos los pueblos a respetar el cese de las hostilidades durante este día y a conmemorar por el contrario esta fecha mediante iniciativas de educación y sensibilización pública sobre cuestiones relacionadas con la paz.
Este año 2020 la ONU ha lanzado el lema “forjando la paz juntos”, invitando a las personas a dejar a un lado la discriminación, violencia y odio, y juntos trabajar para generar la paz.
Queremos la paz en el mundo, no queremos más guerras, no queremos seguir siendo víctimas o seguir escuchando noticias de homicidios, discriminación, violencia y maltratos, secuestros, robos o violaciones.
Si bien gran parte de las personas aspiramos o deseamos la “paz”, una pregunta que podemos hacernos para la reflexión de hoy es, ¿dónde comienza la paz?
La paz debería comenzar en casa, en la familia. La familia es la base de toda sociedad. Es nuestra primera escuela, donde aprendemos los principios y valores universales que definen y conforman nuestro carácter, autoestima y visión ante la vida. Es en la familia donde aprendemos a vivir en comunidad, donde aprendemos a ser tolerantes, respetuosos, a dialogar, a llegar a acuerdos, a amar y perdonar.
Aprendemos principios fundamentales como la honestidad y la solidaridad; a servir a los demás, a buscar el bien colectivo y no sólo vivir de manera individualista.
Entendemos que actualmente hay muchos hogares lastimados que lejos de ser un lugar seguro para sus miembros son un lugar que los pone en peligro. Por esta razón es urgente y esencial volver a fortalecer a la familia, proveerles de recursos y herramientas para que logren mantener paz y armonía entre los miembros de la casa.
Si vemos a la familia como una tripulación que va navegando en el mar, sería importante reconocer el papel fundamental que ejerce cada integrante de dicha embarcación empezando por la cabeza, los capitanes del barco. Los capitanes del barco, son los que con sus conocimientos y experiencia dan visión y dirección a la tripulación, son quienes toman responsabilidad y con su ejemplo definen la conducta deseada y aceptada dentro de la embarcación. En la familia, los capitanes del barco, lo constituye el matrimonio. Haciendo entonces el símil entre estos conceptos, la familia y el barco, la pareja en matrimonio representaría a los capitanes de la flota.
El matrimonio es el modelo de relación que de manera consciente e inconsciente definen lo esperado en las relaciones. Son muchos los puntos claves que aprendemos/enseñamos a través de nuestra relación de pareja, aquí enumeraremos 5 puntos que impactan de manera directa el concepto de “paz” en nuestra vida:
1. ¿Qué es una relación de pareja? ¿Cómo se compone y la importancia y relevancia en nuestra vida? ¿Es la meta, es algo deseable o puede ser imprescindible? ¿Se tiene que cuidar y trabajar en ella constantemente o es algo efímero que si no te hace feliz en el momento es desechable?
2. ¿Cómo se comunica una pareja? ¿Qué nivel de honestidad y transparencia es esperado? ¿Qué se vale platicar y que no, ambos deben platicar o sólo uno? ¿Cuáles son los tonos y modos para comunicar lo que cada uno piensa y cree? ¿Se validan los puntos de vista independientemente que sean distintos? ¿Las expresiones de crítica, actitud a la defensiva y desprecio son permitidas o no? ¿Los secretos son válidos?
3. ¿Cuáles son las jerarquías o estructuras de poder? En la relación, ¿la opinión de todos cuenta o sólo la de algún miembro? ¿Se puede negociar ante las diferencias o siempre se hace lo que dice una persona? ¿Cuáles son las consecuencias de no seguir o estar bajo esa jerarquía: castigos, insultos, golpes, menosprecio?
4. ¿Cómo reaccionar ante un conflicto? ¿El conflicto es bueno o malo, es esperado o es algo que no debiera de existir? ¿Se reacciona dialogando, con gritos y enojos, con golpes e insultos o se evaden los conflictos con largos periodos de silencio? ¿Se involucra a más personas o es algo privado? ¿Se vale buscar apoyo profesional o es algo que deben de resolver por su cuenta siempre?
5. ¿Cuáles son los límites necesarios en una relación? ¿Qué debemos permitir o parar en una relación? ¿hasta dónde se respeta y da lugar a nuestra individualidad y hasta dónde hay que ceder? ¿Se vale decir que no o hay que complacer en todo? ¿Cuál es el precio que debo aguantar para que la familia esté unida?
Como podemos apreciar, el matrimonio se convierte en una brújula para los que viven en casa, que marca y delinea los comportamientos, actitudes y palabras esperadas y aceptadas en la vida.
Muchas veces no queremos que nuestros hijos peleen con gritos e insultos entre ellos, pero tú con tu pareja pelean y discuten con gritos o insultos. O por el contrario queremos que sepan ceder y compartir, pero qué trabajo nos cuesta ceder y compartir con la pareja, queremos que sean pacientes, pero nuestra pareja no encuentra en nosotros paciencia o tolerancia ante un error, queremos que sean personas generosas que busquen dar y apoyar a los demás, pero rara vez nos ofrecemos para hacer más agradable la vida a nuestra pareja. Queremos que sepan pedir perdón y perdonar, pero nunca han visto que el orgullo se aparte de su relación matrimonial.
“La paz comienza en casa”, la paz comienza en el matrimonio, la paz se enseña y se construye día a día desde el hogar comenzando por nosotros mismos. El día de hoy hagamos una autorreflexión de cómo estamos actuando y reaccionando nosotros y el impacto en las personas que nos rodean; y abrir espacios para generar un trabajo consciente de qué áreas de nuestra vida podemos modificar para convertirnos en “pacificadores” de este mundo que tanto lo necesita.
Pacificadores que trabajemos día a día en ser más respetuosos, empáticos, comprensivos, tolerantes, pacientes y amables. Pacificadores que construyan matrimonios sanos, familias fuertes y sociedades que forjan la paz de su nación.
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