Continuamos la entrevista exclusiva con Jeff Deist, presidente de la escuela Austriaca, en la cual se pudieron abordar temas como la situación actual de México y del panorama para la libertad.
Jeff Deist, presidente del Mises Institute, visitó México hace unas semanas, invitado por México Libertario, y tuve la oportunidad de platicar con él en exclusiva, acerca de la situación actual y del panorama para la libertad.
Aquí les presento la segunda de tres partes, ahora respecto a la lucha contra el socialismo y la tiranía disfrazada de “corrección política” la transcripción (en inglés) está en Wellington.mx
Gerardo Garibay: El muro de Berlín cayó hace 30 años. Entonces parecía que el socialismo, y el comunismo en particular, estaban política y racionalmente derrotados. Sin embargo, apenas una generación después, vemos este resurgimiento, no solo de las ideas, sino incluso de los nombres y símbolos de esa desastrosa utopía. Incluso en Estados Unidos, personas como Bernie Sanders o Alexandra Ocasio-Cortez, se han convertido en favoritos de la prensa, mientras que la famosa encuesta de Gallup del 2016 proclamó que la mayoría de los jóvenes estadounidenses (55%) tienen una opinión positiva del socialismo. ¿Cómo podemos mejorar nuestros esfuerzos para que la gente recuerde la terrible tragedia del socialismo en el siglo 20? ¿Qué pasos podemos dar para presentar un mejor argumento, de forma que podamos evitar que la historia se repita en las próximas décadas?
Jeff Deist: Es muy atemorizante el que pareciera que el socialismo simplemente no se irá. El respaldo hacia el socialismo sigue apareciendo, y creo que en buena parte se debe a que en nuestra cultura y sociedad no leemos. No leemos historia. Por supuesto, las personas no leen grandes libros como Socialismo, de [Ludwig von] Mises [donde explica la imposibilidad de ese sistema], que escribió en los 1920’s y fue traducido al español poco después de que visitó México en los 1940’s.
Mises explica que hay dos motivos por los que el socialismo tiene atractivo para las personas: El primero es que asume una posición “ética” y pretende –a pesar de toda la evidencia histórica que lo desmiente– que se interesa por las personas. El segundo era esa idea de que el socialismo era inevitable, y [los promotores del socialismo] siempre han sido muy efectivos para caracterizarlo como este “siguiente paso para la humanidad, al que eventualmente vamos a llegar”.
Por supuesto, ninguna de esas cosas es verdad. El socialismo no es ético y ciertamente no es inevitable… Nuestro trabajo consiste en educar a las personas al respecto, pues el argumento teórico en contra del socialismo se ha planteado de forma absolutamente definitiva…Además tenemos la historia del siglo 20 y millones de personas asesinadas [por sus propios gobiernos] que plantean el argumento empírico contra el socialismo.
Tenemos los argumentos teóricos y empíricos. Lo que no estamos haciendo, al menos no lo suficientemente bien, es llevarlos a las personas, que cada vez leen menos… Creo que todos los que valoramos la libertad debemos estar muy preocupados de que seguimos peleando la vieja lucha contra el socialismo.
Pensábamos – a finales de los 1980s, cuando finalmente colapsó la Unión Soviética y cayó el muro de Berlín– que la conversación había terminado.
Ahora vemos que eso no era cierto, que el colectivismo y las variantes del socialismo siguen apareciendo, de forma que nuestro trabajo no está terminado, y quizá es simplemente parte de la naturaleza humana el que tendremos que combatirlo mientras los seres humanos tengan un impulso hacia el “atractivo” del socialismo.
Gerardo Garibay: La primera vez que te vi hablar en vivo fue en el 2015, durante el Mises Circle en Dallas-Fort Worth. Ahí dijiste algo que tengo muy presente desde entonces, específicamente respecto a cómo la “corrección política” no se trata de ser amable, de ser educado o de respeto, sino de cambiar la forma en que las personas hablan y piensan, para impulsar una agenda izquierdista. Tres años después, tras la victoria de un presidente decididamente anticorrección política en Estados Unidos y con la casi permanente ira en redes sociales contra presuntas infracciones a la corrección política, muchas de ellas basadas en mentiras, como vimos hace unas semanas con el linchamiento mediático de los alumnos de Covington, ¿cuál es tu diagnóstico de la batalla por la corrección política en Estados Unidos y el mundo occidental? ¿Qué podemos hacer, bajo las actuales circunstancias, para enfrentarnos a esta tiránica imposición de lenguaje y opiniones?
Jeff Deist: Es difícil. Las personas están perdiendo sus trabajos, reputaciones, carreras, posiciones académicas o espacios editoriales por decir lo que ahora se perciben como cosas políticamente incorrectas en redes sociales.
La corrección política es real. No es una fobia que los derechistas se hayan inventado. Existe un esfuerzo activo y concertado para cambiar la forma en que pensamos y hablamos, y eventualmente modificar la forma en que actuamos. No hay duda al respecto y tenemos que luchar en su contra por una importante razón: Todas las personas, sin importar nuestra ideología –pero especialmente los libertarios– tenemos una obligación en primer lugar hacia la verdad. Cualquiera que se considere académico, cualquiera que se considere políticamente activo, tiene que buscar decididamente la verdad. No hay otro camino.
Ninguna sociedad puede construirse a partir de falsedades, porque cuando lo hacen, obtienen cosas como el socialismo y la antigua Unión Soviética. Por lo tanto, nuestro interés no está en el libertarismo en sí, sino en la verdad y el florecimiento humano. Una vez que lo aceptamos debemos entender que las personas necesitan ser libres para discutir diferentes ideas y [que hay un precio a pagar por la diversidad], concluyendo el hacernos fuertes para leer cosas con las que estamos en desacuerdo y que eso es parte del vivir en sociedad.
Creo que las cosas se están poniendo muy orwellianas en las universidades de los Estados Unidos. La corrección política está limitando lo que se publica y lo que recibe financiamiento. Ciertamente lo vemos en la investigación sobre cambio climático. Desafortunadamente, en el pasado lo hemos visto en investigaciones sobre SIDA y cáncer… vemos investigaciones que no reciben financiamiento porque las personas que las realizan han desafiado la ortodoxia en algún ámbito de la ciencia.
Esto es muy peligroso, y me parece que hay una pobreza de la mentalidad en occidente… Creo que esa no es una receta para una sociedad sana, en especial cuando tenemos estas elecciones presidenciales con un sistema donde el ganador se lo lleva todo, que es muy centralizado desde Washington D.C., de forma que nos quedamos con una minoría muy enojada cuando sufren una derrota política, y la corrección política es parte de ello, es parte de demonizar o alejar a las personas que no están en la mayoría cultural, social o política.
[La corrección política] es muy peligrosa y necesitamos tener el valor para enfrentarla a través de la verdad. No tenemos otra opción.
Continúa la próxima semana.
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