Tanta sociedad como sea posible

Sí por México es una muestra de que en México sabemos pensar por nosotros mismos, discernir entre la democracia y la demagogia.


Pobres prioridad


Está claro que optar por los pobres como prioridad es una obligación moral de toda persona, y que particularmente en México esa opción es además de indudable urgencia.

Precisamente porque nadie se negaría a aportar y apoyar a los que menos tienen, resulta despreciable la demagógica actitud de quienes arguyendo que deben estar “primero los pobres, por el bien de todos”, desmantelan los programas formalmente estructurados y distribuyen de manera arbitraria y sin control los recursos que se destinaban a los más desposeídos.

No hace falta demasiada perspicacia para entender que la distribución descontrolada de dinero público es un portón abierto a la corrupción y al beneficio de unos cuantos, lo cual se acrecienta cuando las designaciones de puestos públicos se basan más en la simpatía que en la preparación.

En el sector privado la cosa es diferente. La historia ha demostrado la ineficacia de las corrientes populistas que plantean la necesidad de que haya tanta sociedad como sea necesaria y tanto estado como fuera posible.

Frente a esa propuesta, los partidarios del desarrollo liberal han establecido con claridad la fórmula para el desarrollo de los pueblos: tanto estado como sea necesario, tanta sociedad como sea posible.

Y en el ámbito de la libertad enfocada al bien común, un número importante de agrupaciones aglutinadas en el movimiento Sí por México ha lanzado una campaña tendiente a lograr que el Congreso mexicano legisle para garantizar el abasto de medicamentos y tratamiento integral para los niños que padecen cáncer.

En México, los niños que padecen esta dura enfermedad dependen, para su supervivencia, así como para su tratamiento y atención, del nivel socioeconómico en el que se ubique su familia y, paralelamente, de la calidad de atención que tengan los servicios de salud en su comunidad.

Se trata de un asunto de injusticia social, pues el gobierno de la República no ha proporcionado los insumos indispensables para salvar la vida de esos menores de edad. Su derecho a la salud no está ni cerca de estar garantizado, situación que reclama la solidaridad y la unión de los ciudadanos para resolverla.

Por eso se ha lanzado la campaña con el objetivo de recabar 200 mil firmas de ciudadanos libres y conscientes, de aquí al 7 de diciembre, a fin de exigir una legislación que proteja la salud de los niños con padecimientos oncológicos.

Movimientos como este, enfocados al beneficio desinteresado de grupos vulnerables, son muestras de que en México sabemos pensar por nosotros mismos, discernir entre la democracia y la demagogia, asumir nuestro papel en la vida pública y exigir a las autoridades que cumplan sus obligaciones.

Bien por los organizadores. A unirnos todos.

 

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*Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad del autor

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