En este sexenio el tema energético ha sido mal enfocado. Desde el inicio, se planteó como un problema de soberanía nacional en lugar de lo que es: el factor indispensable para el crecimiento económico. La energía, tanto la que proviene del petróleo como la eléctrica, sigue siendo monopolio del Estado y los resultados de las dos empresas que la manejan han pasado de recuperación en caso de PEMEX y de franco éxito en el de CFE a volverse ambas deficitarias y una fuerte carga negativa en las finanzas del país (por su manejo ineficiente y por la cantidad de querellas jurídicas que la cancelación de contratos ha traído y hasta por la compra de activos de empresas originalmente demandas). Como si no fuera suficiente, además de deficitarias las dos han dado pasos atrás en la sustentabilidad, pues el combustóleo ha sido usado de nuevo en CFE para aliviar las presiones de Pemex.
Además, todos los esfuerzos por producir energía eléctrica más limpia, salvo algunas excepciones, se han echado para atrás. Este último aspecto es especialmente grave dado que la tendencia mundial es apostar a un nuevo modelo de generación que resulte menos dañino para el medio ambiente y las empresas están muy comprometidas en ello, por lo cual, no invierten en regiones que no les garanticen tanto un flujo estable y suficiente de energía, así como que sea de origen verde, es decir, que no provenga de consumo de combustibles fósiles. Por otra parte, los tiempos de respuesta ante los apagones de parte de CFE han aumentado y los costos en los hogares y empresas también se han elevado.
Contar con instalaciones que generen esa energía limpia e integrarla en la red no se hace de la noche a la mañana, el haber dejado de priorizar la inversión pública y privada en este sector muy pronto va a pasarnos factura porque el crecimiento económico normal se verá limitado en los próximos años por esa omisión. Pero además, hay muchos que ya señalan que la falta de certeza para contar con energía y más con energía limpia será una de las razones por las que no se le pueda sacar tanto jugo al nearshoring como se desea.
En el marco de las próximas elecciones el tema es relevante porque tal como se decía sin energía es imposible el funcionamiento de la economía, no habría producción manufacturera alguna; el comercio, la educación, la salud los servicios bancarios y prácticamente cualquier sector de economía se vería afectado total o parcialmente. Por otra parte, la carga negativa del mantenimiento de CFE y de Pemex (sin mencionar la construcción de Dos Bocas que ha duplicado su presupuesto original y que no tiene visos ni de funcionar pronto ni de funcionar con eficiencia).
Pero, además, si en algún momento era una aspiración positiva o de avanzada el apostar por la generación de energía limpia o verde, hoy como se mencionaba es una exigencia internacional, la cual, además, resuena de manera particular en las nuevas generaciones, que de manera entendible son las más sensibles en este tema.
Pocos temas son tan relevantes en el contexto de las próximas elecciones, pues este no sólo es transversal a todos los sectores económicos que conciernen a la mayor parte de la población, sino que apela a las preocupaciones de las generaciones jóvenes. Quien aspire a ganar las elecciones es fundamental que presente en este tema propuestas bien estructuradas, integrales, viables y que puedan ser implementadas a la brevedad, y que lo haga de tal modo que pueda ser una de las motivaciones para que los jóvenes que siguen en su mayoría indiferentes a lo que nos estamos jugando en 2024. Este tema puede ser el que los mueva a interesarse y darse cuenta de que es necesario que se presenten en las urnas para modelar el futuro que quieren, el cual sólo se dará con lo que se haga hoy.
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