¿Oportunidad histórica?

Desde el sábado pasado y formalmente el lunes se dieron a conocer las reglas y procedimientos que se seguirán para elegir a quien encabece el Frente Amplio por México. Bajo ese nombre, por lo menos en principio, se aglutinará a los integrantes de la Alianza Va por México, a diversas asociaciones de la sociedad civil surgidas durante este sexenio y a la ciudadanía que no apoya a Morena.

Como cualquier esfuerzo colectivo, y más uno en el que se juegan tantos intereses particulares, está lejos de ser una propuesta a prueba de críticas. Algunas fallas ya se comentan en columnas y en las redes sociales, y es entendible. Muchas de esas voces que hoy se abocan a la crítica son las mismas que ayer señalaban que la oposición se mostraba lenta o pasmada frente al avance de las fuerzas de Morena en su particular (y también cuestionado) método para elegir a quien lleve candidatura a la presidencia.

Por supuesto, también se les cuestiona que los liderazgos de los partidos quieran tener la voz cantante, en especial, del PRI y PAN que no han sido particularmente exitosos en estos últimos años. A esos liderazgos se les juzga más un lastre que una turbina que impulse. Se trata de un equilibrio que parece muy frágil a pesar de todo porque más allá de los intereses particulares, encontrar el terreno común entre tantas posturas ideológicas e formas de entender la política no es nada fácil.

También están los entusiastas que consideran que este ejercicio inédito, que buscó integrar los intereses de partidos, ciudadanos y sociedad civil, tendrá buenos resultados porque movilizará a muchos ciudadanos a encontrar cauces para seguir involucrados. Le apuestan a que el mismo entusiasmo que animó a aglutinar a los ciudadanos en defensa del INE se desborde ahora en este ejercicio que no deja de ser un tanto complicado de entender y para el que más muy poco tiempo.

Sin embargo, en el este panorama cabe hacer un paralelismo con lo que se dice en torno a las decisiones: A veces una decisión no completamente acertada, es mejor que la indecisión. En ese sentido es positivo que la especulación haya terminado y que se tenga ya claridad, fechas y procedimientos que llevarán a cabo para elegir a quien encabece el recién nacido Frente Amplio.

Desde el poder se le intentará descalcificar y minimizar. De hecho, antes de que se hiciera presentación formal, el lunes por la mañana el titular del Ejecutivo se envolvía en la capa de mago diciendo que en tres días más él anunciaría quién sería “el ganador” de este ejercicio. Lo descalificó afirmando que sería fruto de un acuerdo de cúpulas. Paradójico que esa afirmación venga de alguien cuyo partido usa la palabra “corcholata” como emulación del pasado “tapado” para designar a quienes disputan la candidatura. Por supuesto, todas las corcholatas se sumaron a la descalificación variando sus declaraciones desde copia del método de Morena hasta simulación; sin embargo, es un hecho que el tema es lo suficientemente fuerte para obligarlos a tomar postura.

Curiosamente, si los tiempos marcados tanto por el nuevo Frente como por Morena y aliados se cumplen, el nombre del candidato opositor se conocerá incluso tres días antes y eso tampoco les gustó. Parte de esta descalificación era esperable, pero en parte también está motivada porque quitará foco a los contendientes de Morena. Claro ambas “carreras” por la postulación contribuirán a posponer los urgentes señalamientos a las fallas constantes del gobierno actual y abonarán a posponer las exigencias actuales al inicio del siguiente sexenio con quien quede a la cabeza. En evasión de responsabilidades sin duda el titular del Ejecutivo es doblemente ganador. Y problemas graves como que de nuevo Morena se impuso para impedir los necesarios nombramientos en el INAI y así continuar con su inoperancia.

Por otra parte, no debemos olvidar que estos ejercicios vulneran la legislación actual, los de Morena han recurrido a inventar un nombrecito bastante cuestionable para amparar su proceso. El Frente se acoge al artículo 41 de la Constitución, pero lo cierto es que no están pisando tierra firme tampoco. Eso también es motivo de críticas y descalificaciones. El INE parece dispuesto a mirar a otro lado con Morena, y tendría que hacer lo mismo con el Frente.

No podemos cerrar los ojos a que estas ambigüedades son posibles porque estamos en un momento en la vida institucional del país pasa por un mal momento y eso sí es atribuible a las acciones del titular del Ejecutivo que vulnera diariamente el Estado de Derecho y ha minado la certeza jurídica con casi todas sus acciones.

Idealmente, si se aboga por un respeto irrestricto de la ley el proceso debería haberse pospuesto; pero no estamos en el mundo de los ideales sino en el de la realidad. Por otra parte, si sólo así tenemos la esperanza de volver al imperio de la ley, y si es así en el mediano plazo se generarán las reglas y legislaciones adecuadas para que adecuarse a las necesidad de involucrar a la ciudadanía de manera más activa. Porque todo esto debe encaminarse a quitar a los partidos políticos el monopolio de los ejercicios electorales (no se olvide que uno de los fines del INE es la protección del sistema de partidos) porque la sociedad civil y los ciudadanos no la han tenido fácil para hacer entender a PAN, PRI y PRD que los tiempos cambiaron y que si bien, por ahora, los partidos son el vehículo para operar las candidaturas, no pueden manejar el auto sólo ni ir a dónde ellos quieran.

Por todo lo anterior, este ejercicio del Frente Amplio por México puede tener tres posibles resultados. Uno es ser un auténtico fracaso que acabe con una oposición dividida y disminuida; el segundo es que se logre mantener la unidad en torno a un perfil competitivo que aumente las posibilidades de detener a Morena en 2024; el tercero, es que no sólo se logre tener un perfil competitivo sino que el compromiso ciudadano logre consolidar en el país la democracia participativa, es decir, la que va más allá de las urnas pues está presente y exigente en todos los niveles de gobierno y siempre. ¿Será esta una oportunidad histórica o será otro capítulo donde los ciudadanos al final deben conformarse con las sobras? Depende de nosotros.

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