Luego de semanas en que las elecciones de Estados Unidos se centraron en los cada vez más frecuentes eventos en los que Joe Biden, actual presidente, no aparece al cien por ciento de sus facultades de mentales. Con el fallido atentado del sábado, y la designación de su compañero en la vicepresidencia, Donald Trump vuelve a dominar el escenario electoral estadounidense.
Las fotos y video del desafortunado evento del sábado le han dado la vuelta al mundo, y llevan a asegurar a muchos que el triunfo de Trump ya es inevitable, sobre todo, si como parece hasta ahora no hay cambios en la fórmula del Partido Demócrata.
Y justamente en la elección de su compañero de fórmula, Trump parece mostrar que no necesita moverse mucho de donde está para ganar la elección. JD Vince es una figura interesante como compañero primero por su edad, tiene 39 años, y apela a su base electoral dura.
Es un egresado de Yale, pero está lejos del estereotipo del blanco privilegiado; todo lo contrario, su historia de cómo salió de la pobreza, incluyendo su paso por los Marines, para llegar a graduarse de abogado fue objeto de una película en 2020: Hillsbilly: elegía de lo rural, basada en un libro suyo. Tanto la cinta como el libro muestra el ambiente de alcoholismo, drogadicción, deserción escolar, embarazo adolescente, violencia intrafamiliar, en que vivió su infancia. Se trata de las mismas las plagas del desgarramiento de cualquier tejido social sin importar la raza o lugar en el mundo, pero que se ha venido agudizando en la zona del “rust belt”. Donde cada día hay más elevados índices de desempleo; y que resulta más sorprendente ya que afecta a los que algunos pueden considerar los “genuinos” estadounidenses, y que se habían sentido ignorados, desplazados y desesperanzados.
En 2016, año en que el libro se publicó, cobró gran relevancia porque iluminó para muchos las razones del triunfo de Trump. Paradójicamente, Vance era muy crítico de Trump, llegando a llamarlo el “Hitler americano”; sin embargo, ya sea por conveniencia o por convicción, su apoyo a Trump fue creciendo, y con su venía logró ser el candidato republicano al Senado por Ohio puesto en el que apenas cumplió año y medio.
Sus posturas políticas llaman la atención porque por un lado considera inútil el apoyo a Ucrania por considerar que es imposible derrotar a Putin; pero se muestra muy a favor de apoyar a Israel. Está en contra del aborto, pero con la salvedad de casos de violación e incesto. Entre otros rasgos que lo hacen singular, en 2019, se bautizó y confirmó en la Iglesia católica y está casado con Usha Chilukuri, de origen indio y practicante del hinduismo. Tienen tres hijos juntos.
Este perfil con todas sus peculiaridades suma puntos a Trump en muchos ámbitos de política interna. Es fácil prever que en campaña se reforzará la idea de “make America great again” impulsando el regreso de fábricas a EU que hoy están en territorio mexicano (o que podrían estarlo por las ventajas del nearshoring), así como la idea de utilizar los aranceles para favorecer cualquier rubro industrial o comercial estadounidense lo cual incluye los temas energéticos que en nuestro actual gobierno han sido tan regresivos y han vulnerado la inversión privada y la extranjera. Asimismo, si llegan a la Casa Blanca en 2026 se podrían vivir momentos graves de tensión cuando se renegocie el T-MEC, sin que se pueda descartar la cancelación del mismo.
El avance del narcotráfico, pero sobre todo, el crecimiento de las adicciones por fentanilo serán temas donde la presión crecerá. La historia familiar de Vance con una madre adicta a los opiáceos (que obtenía del hospital donde laboraba, pero eso sería lo de menos) será una poderosa narrativa interna que justificará acciones fuertes contra México.
Sin embargo, el tema que fue el verdadero fiel de la balanza en la presidencia de Trump, es el de la migración, la cual, a su vez cada día está más enmarañada con el crimen organizado. El status quo logrado con el gobierno López de convertirse en el muro real que contiene la migración (Trump y su yerno se jactaron de haberlo doblado con ese tema) y la aceptación de que México reciba a los deportados sin importar el lugar de origen de los mismos, podría llegar a ser insuficiente. México, por su parte, sigue cerrando los ojos a esta realidad de habernos convertido en país destino (temporal y final) de los migrantes y el problema económico, social y criminal podría ya haber escalado silenciosamente.
Si bien la llegada de Trump a la presidencia podría exacerbar las tensiones y crear nuevos problemas; tampoco es que la reelección de Biden o de algún otro demócrata no pudiera complicar la situación, sobre todo porque como en todos los temas hasta ahora Claudia Sheinbaum se muestra como una extensión del gobierno de López, pero quizá con menor control tanto de los grupos criminales como de las variables económicas. De cualquier manera, la elección en Estados Unidos importa e importa mucho para el futuro de nuestro país.
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