La no tan sorpresa de Biden y Harris

En los últimos diez días el panorama político de Estados Unidos ha cambiado, del lado republicano se ha consolidado la imagen de Donald Trump y JD Vince como un bloque muy sólido, que apela a un público definido, claro y muy convencido. Esto presionó para que Joe Biden renunciara a ser el candidato demócrata, y su vicepresidenta Kamala Harris se convierta en su natural sucesora.

Aunque falta correr la formalidad del proceso interno en su partido, pero es casi seguro que ella será la abanderada, máxime cuando ya ha sido apoyada públicamente por muchas figuras del partido, tiene ya los votos de suficientes delegados y ha recolectado una cifra récord de donaciones económicas para su campaña.

Desde hace 4 años, era esperable que Harris tomara la estafeta de Biden; de hecho, se preveía que Harris tuviera tal protagonismo, liderazgo y presencia a lo largo de últimos cuatro años que Biden se hubiera visto obligado por ello a cederle la batuta. Si Biden se aferró por meses y meses a la candidatura fue porque ella no creció lo suficiente, y por el contrario, Trump se afianzó todavía más. Kamala llegará a la candidatura de los demócratas por los signos de debilidad mental del Biden, y de alguna manera se repite la circunstancia de estar en el lugar correcto con el perfil políticamente correcto.

Por otra parte, falta definir a quién la acompañará para la vicepresidencia y eso es un dato importante, como la designación de Vince, del lado republicano, pues da un impulso a Trump y le da continuidad al proyecto de “Make America great again” en paralelo a los intereses republicanos. Así como Harris en su momento fue para Biden la cuota de mujer perteneciente a las minorías (su madre es nacida en India y su padre es descendiente de jamaiquinos).

Es muy conocida su postura proabortista, el sábado antes de darse a conocer la decisión de Biden había tuiteado: “Let’s be clear: Donald Trump would sign a national abortion ban and restrict access to contraception if given de chance. That is what’s at stake in November. We will stop him”*. Por otra parte, parte de la notoriedad en su carrera judicial se basó en el apoyo a los temas de género y agenda LBGT+, y a apoyo a la igualdad racial. Esos temas son torales para ella.

A querer o no, Harris llevará a cuestas tanto los aciertos como los fracasos de las acciones de gobierno de Biden, las cuales en un clima tan polarizado como el que se vive en Estados Unidos no son objetivamente evaluadas por casi nadie, y se usan, según el caso para aplaudir o denostar de manera más agresiva que en cualquier otra campaña.

Hasta este momento, las encuestas no parecen predecir el triunfo de Harris, sin embargo, ese escenario podría cambiar, tanto por el apoyo que sus ideas podrían tener entre la población más joven que se sienta más cercana la agenda feminista (que han hecho del aborto su gran bandera) y a la agenda LBGT; entre algunos miembros de minorías, y sobre todo, entre los muchos para los que “no es Trump” es suficiente argumento.

En México, hay la percepción de que es preferible un triunfo demócrata dado que Trump basa gran parte de su campaña en las amenazas y golpeteos a México tanto por el T-MEC, como por el narcotráfico como por la migración.

Este último tema tanto en los dos años de gobierno de Trump como en los casi cuatro de Biden/Harris en términos reales ha habido pocas modificaciones, México continuó siendo el “muro” y el control de la migración fue la moneda de cambio para no presionar abiertamente ni por el crecimiento del narcotráfico ni por las restricciones en materia de energía que vinieron las políticas de López. Sin embargo, si se analiza el nivel de interacción con el gobierno de Biden ha sido mínimo, sólo dos reuniones de ambos presidentes (uno en la APEC no en visita oficial) y una visita de Kamala Harris a México. El resto de la interacción fue cayendo en el escalafón y se le delegó a funcionarios de segundo o tercer nivel del gabinete de Biden.

Si Harris es heredera de Biden, en México Sheinbaum lo es de López y si Harris ganara las elecciones, aunque algunos atisben una fantasía de entendimiento ipso facto entre las dos como presidentas (es innegable que tendrían mucho en común ideológicamente hablando), si pasa la reforma al poder judicial (que vulnera la defensa de los intereses estadounidenses en México también), y Sheinbaum no muestra mayor visión estratégica que su antecesor y un mejor entendimiento del panorama internacional, las relaciones con Estados Unidos no serían mejores con Harris de los que serían con Trump, porque lógicamente “America comes first” para cualquiera de los dos.

*Seamos claros: Donald Trump firmaría un veto nacional al aborto y restringiría el acceso a anticoncepción si tiene oportunidad. Esto es lo que está en juego en noviembre. Lo vamos a detener.

**America va primero.

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