Los mexicanos deben entender que si se pierde el INE, se pierde la democracia y si se pierde la democracia, se pierden las libertades que nos permitirán acabar con el actual remedo de transformación.
El próximo domingo 10 de abril tendrá lugar el evento que desde el inicio del sexenio se ha considerado clave para el gobierno actual, pues procede de una narrativa que intenta vender a toda costa que el pueblo manda; sin embargo, también en coherencia con lo que ha sido este gobierno ese mismo “el pueblo manda” completa con un “si manda lo que yo quiero”.
Resulta que el pueblo entendido como la ciudadanía de a pie, no se volcó ni siquiera se molestó en solicitar la activación de este mecanismo y hay un consenso de dejar las urnas vacías. Así que el gobierno a través de varias “asociaciones civiles” tuvo que corregirle la plana al “pueblo indiferente” y recolectar las firmas para que el INE organizara la Consulta y promover que el “pueblo” vote a favor de que el presidente continúe.
Paralelamente, se ha aprovechado el tema para ayudar al “pueblo ciego” a notar la “maldad” del INE que ¡anda pidiendo dinero para organizar la Revocación tal como y manda la ley! ¡Y que se pone a regañar funcionarios que violan la ley! ¡Y que es incapaz de multiplicar milagrosamente los recursos para poner el mismito número de casillas que en las elecciones de federales con la mitad del dinero!
Además, desde el gobierno federal y los gobiernos locales afines a Morena se han volcado en la promoción de la Consulta porque al “pueblo sordo” no le llegan los insuficientes mensajes que el INE ha lanzado en radio, televisión, redes y espectaculares por cientos o por miles en todo el país.
Pues con todo esto el “pueblo ciudadano” sí puede todavía transformar la Revocación de Mandato en un instrumento ciudadano que le sirva para conocer con claridad quién nos gobierna y prepararse desde ya para lo que viene en los próximos años. ¿Cómo lograrlo?
Primero, el “pueblo ciudadano” debe hacer un recuento puntual de cómo se obtuvieron los “diez millones de firmas” para convocarla. Usaron asociaciones negándose a usar las Apps del INE porque era más difícil hacer trampas, con firmas de gente fallecida; con firmas de las personas que reciben apoyos; con firmas duplicadas, pidiendo firmas para la “ratificación” y no la “revocación”. Durante la revisión de las firmas, se tomó una muestra y el INE fue a los domicilios a verificar si las personas habían o no firmado libremente: el 25% dijo que no habían firmado. Se puede asumir que 1 de cada 4 firmas no fue obtenida lícitamente. Es vital recordar esos números cuando el lunes 11, las cifras de baja participación sean achacadas al INE para debilitarlo. Se tiene que gritar que el INE no hizo trampa sino Morena disfrazado de asociaciones que desde el inicio ensuciaron el proceso que sólo ellos querían y que desde los números indicaban que le interesaba a muy pocos.
Segundo, el “pueblo ciudadano” debe tomar nota de qué ha sucedido en la Cámara de Diputados. Ahí Morena y sus aliados buscaron derogar la veda electoral para que funcionarios promovieran la Consulta. Aunque lo hicieron tan mal que ni siquiera citaron los artículos de la ley vigente sino de la anterior. Además, el “decretazo” fue invalidado por el Tribunal correspondiente porque no se puede modificar ninguna disposición sobre el proceso electoral ya iniciado éste. Esas modificaciones que no son constitucionales sí las pueden pasar por mayoría simple; pero hay que observar muy de cerca qué hicieron los diputados de PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano para detener ese atropello. Y exigirles que sí sean un bloque unido cuando la embestida contra el INE sea algo más que un “decretazo” mal hecho. Mostrarles que no queremos que se modifique en nada la estructura del INE ni cómo se eligen los consejeros.
Tercero, el “pueblo ciudadano” debe evidenciar cómo los funcionarios federales del más alto nivel estuvieron dispuestos a violar flagrantemente la ley. Abiertamente han desafiado la prohibición no sólo por promover participación en la Consulta (que tampoco podían pues es sólo facultad del INE); sino abiertamente a favor de que permanezca el presidente. Se pueden documentar todas esas acciones e iniciar procesos legales que quizá hoy no avancen demasiado; pero que una vez que este gobierno acabe sí. Se debe establecer el precedente.
Cuarto, fijarse muy bien cómo está actuando el gobierno local de donde se vive. ¿Han usado facilitado el uso de espacios para colocar propaganda a favor del presidente? ¿Ha usado recursos públicos para pagar algo? ¿Han roto la veda electoral descaradamente? ¿Han activado sus redes clientelares? Este último punto es muy importante para sacar provecho de este ejercicio. Hay que identificara a las personas que activan las cadenas clientelares y a quienes usan para sus fines. Es una oportunidad de oro, pues serán las mismas personas ejerciendo la misma forma de coacción en las elecciones locales (2022 y 2023) y en la federal de 24. Hay tiempo para acercarse a los “encadenados clientelarmente” para orientar sobre cuáles son los derechos que tienen, que si son adultos mayores no perderán sus pensiones y ¿por qué no? ofrecerles opciones ingeniosas para burlar a quienes los coartan y que voten libremente.
Quinto, y más importante el “pueblo ciudadano” debe aplaudir al INE. Desde el inicio de este proceso, el INE ha mostrado estar a la altura de las circunstancias tanto por la calidad de sus consejeros actuales, pero más importante por el diseño institucional que ha resistido los embates hasta hoy. El INE nos ha mostrado claramente que cuando tienes instituciones bien hechas y sólidas, los intentos de vulnerarlas se estrellan. La prueba más grande de la fortaleza institucional del INE es que el titular del Ejecutivo no está seguro de que poner consejeros a modo (como tendrá oportunidad en 2023 cuando cuatro consejeros electorales acaban su encargo) sea suficiente para que el INE se rinda a sus caprichos. Por eso su propuesta de Reforma Electoral pretenderá acabar con la institución en su conjunto una vez que pase la Revocación.
Y ese es el más grande desafío ciudadano, continuar con #YoDefiendoAlINE y #YoConfíoEnElINE como la clara línea que el gobierno actual no se debería atrever a cruzar ni los diputados apoyar. Los mexicanos deben entender que si se pierde el INE, se pierde la democracia y si se pierde la democracia, se pierden las libertades que nos permitirán acabar con el actual remedo de transformación e iniciar una verdadera reconstrucción sobre bases sólidas. Si el INE nació de la presión del “pueblo ciudadano”, el INE sobrevivirá por la contención de ese mismo “pueblo ciudadano”.
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