En 2025 se conmemora el Año Santo en la Iglesia Católica, y eso implica la realización de 36 jubileos, digamos, particulares porque atiende a grupos particulares, jubileos dentro del gran Jubileo que es el Año Santo. El primero de ellos fue el Jubileo de la Comunicación que tuvo lugar del 24 al 26 de enero. Es una cuestión de calendario, pero esa coincidencia es muy rica en simbolismos porque si algo marca nuestra era es la transformación de la comunicación, que ha ido dejando atrás a los medios tradicionales para hacerse de múltiples formas en las redes sociales; pero que, paradójicamente, ha conducido a más fallas en la interconexión y una “epidemia de soledad”, como recapituló en su participación la periodista María Ressa, premio Nobel de Paz en 2021.
Por su parte en su discurso improvisado, pues el formal sólo se publicó en el portal del Vaticano, el papa Francisco recordó que “comunicar es salir un poco de sí mismos” además de subrayar de “saber comunicar es una gran sabiduría”. Y el “trabajo (que realizan los comunicadores) construye la sociedad, construye la Iglesia, lleva adelante a todos, con la condición de que sea verdadero”, que diga la verdad; y lanzó la pregunta desafiante: ¿tú eres verdadero? Y finalmente, resaltó que comunicar es una cosa divina, porque el Hijo comunica al Padre. Estas tres características de construcción, verdad y el rasgo de la comunicación divina son sin duda una guía para los profesionales en un mundo inundado de noticias falsas, de notas que abonan a la división y que en poca medida apuestan por la elevación de la dignidad humana y, al contrario, parecen más inclinadas a su deterioro y vilipendio.
Pero también son una guía para todas las comunicaciones que los seres humanos entablamos con los que están más cerca de nosotros, y debería serlo también para los gobernantes que además de actuar en justicia y no sólo en busca de votos, deberían sostener discurso que en comuniquen la verdad (no su versión de ella), que fomenten los lazos sociales (evitando la confrontación entre grupos) y que apuntalen respeto a la dignidad humana (no reduciendo a los ciudadanos a meros votos comprables).
Cabe recordar que el festejo del Jubileo de la Comunicación se da en esas fechas porque cada 24 de enero desde hace 59 años, en la fiesta de san Francisco de Sales, patrono de los comunicadores, se conmemora la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El documento reflexivo de esta LIX Jornada se centra en la necesidad imperiosa de comunicar la esperanza. Y el papa plantea como meta: “Una comunicación que sea capaz de hablar al corazón, no de suscitar reacciones pasionales de aislamiento y de rabia, sino actitudes de apertura y amistad; capaz de apostar por la belleza y la esperanza aun en las situaciones aparentemente más desesperadas; capaz de generar compromiso, empatía, interés por los demás”.
Este último aspecto es profundizado al señalar “La esperanza es siempre un proyecto comunitario”, porque es en la comunidad donde podemos dejar de sentirnos solos, donde podemos descubrir el rostro del otro, donde podemos escuchar las historias de los demás, donde podemos crear puentes entre las personas para subsanar las carencias, etc. Este llamado a construir caminos de esperanza es para todos los seres humanos; pero para los comunicadores católicos resulta una guía definitoria de cómo ejercer la profesión a cabalidad para que no quede reducida a una mera práctica sino con un sentido apostólico trascendente.
En resumen, las palabras del papa tanto en la celebración del fin de semana como en el documento de la Jornada son una oportunidad para la reflexión, la profundización y la renovación de la grave responsabilidad que en Yo Influyo asumimos con humildad y con convicción.
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