Descanse en paz, papa Francisco

a partida de Su Santidad Francisco llegó con cierta sorpresa, pues parecía que ya había superado del todo la crisis de salud que había tenido hacía pocas semanas. El Domingo de Resurrección todavía fue posible verlo entre los fieles antes de partir a la Casa del Padre el lunes por la mañana, tiempo de Roma. Los papas son figuras relevantes por el simple hecho de encabezar a la institución con más años de existencia, aunque obviamente, para los miembros de la Iglesia tiene una mayor importancia.

El papa Francisco, cuyo pontificado que esperaba fuera corto, estuvo al frente de la Iglesia por doce años y desde el inicio marcó la diferencia al ser el primer papa latinoamericano de la historia, y ser el primer jesuita en llegar a este cargo. Pero esas diferencias fueron simples anécdotas pues el sello personal de este papa se dio más en la sencillez de sus formas, en su comunicación más directa y en acciones al interior de la Iglesia que le valieron muchas críticas.

Curiosamente, este papa hizo mayor eco, en múltiples ocasiones, en los no católicos, despertó simpatías entre gente ajena a la Iglesia; y resultó poco comprendido y hasta despreciado por algunos pocos grupos y movimientos de la misma Iglesia, que no supieron entender que la pureza de la doctrina no es el pilar único, sino que el amor y la misericordia deben ser la expresión de lo que se cree. El trasladar eso a gestos de sencillez, que sí en algunos momentos, llevaron a malinterpretar lo que el papa quería comunicar se convirtieron en motivo de condena; en lugar de convertirse en oportunidad de reflexión y apertura que permitieran hacer vida lo que Jesucristo quiere de cada uno de sus seguidores.

Los temas como la ecología que por primera vez eran abordados desde el papado suscitaron también todo tipo de comentarios. No se vio que hablaba desde una visión más amplia del cuidado de la Creación como obligación de los católicos, no porque la naturaleza tuviera mayor importancia que las personas; sino porque es parte del regalo hecho por Dios a los humanos y de la que depende de su existencia terrena. En temas actuales como la ideología de género que algunos desearían se borrara con cerrar los ojos, el papa optó por buscar el acercamiento de Jesús, ver al ser humano que sufre, que está herido; pero que sigue siendo digno por su naturaleza de hijo de Dios y digno del amor de sus semejantes. Lo mismo el doloroso tema de la migración que tiene muchas aristas en las que se puede perder lo importante: el ser humano que está desarraigado y en necesidad. Y así muchos otros tópicos a los que llamó a bajo la luz del Evangelio de una manera distinta a sus predecesores.

Es posible que sea la historia la que permita valorar el papado de Francisco en una dimensión más justa y que su mensaje de no olvidar que Dios nos hizo humanos pero que Jesús se encarnó adoptando esa misma humanidad y que es por ahí que debemos guiar nuestros pasos, de unir nuestro caminar en la Iglesia, porque todos y cada uno de nosotros somos Iglesia. Descanse en paz el papa Francisco, y luzca para él la luz perpetúa del Amor.

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