Ya empezó el cabildeo para aprobar las leyes secundarias de la reforma educativa, parece que la educación en México pasará al poder de los sindicatos que sólo velan por sus intereses y no los de los niños.
La reforma educativa de la Cuarta Transformación no vela por garantizar la educación a los niños, adolescentes y jóvenes de país, sino por cumplir los caprichos de un grupo de maestros que ya le tomaron la medida al gobierno que cede a sus peticiones.
Amenazantes, como es su costumbre, los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) permanecen en las inmediaciones del Senado de la República en espera de su resolución. La pregunta es, ¿en verdad están preocupados por la educación?, su ausencia en el salón de clases demuestra lo contrario.
Tal parece que la educación está a punto de ser entregada a las cúpulas sindicales: el gobierno está concediendo lo que pidan y manden, están a su servicio, ¿algún pago de favores?
En las leyes secundarias de la contrarreforma educativa, no se garantiza que la persona que esté al frente de un aula de clases esté lo suficientemente capacitada para brindarle a los niños, adolescentes y jóvenes las herramientas para la vida; en cambio casi se garantiza el absurdo de otorgar una plaza de trabajo a alguien sólo por el simple hecho de haber pasado por la universidad.
Aunque se contemplan evaluaciones, éstas no tendrán efectos reales para la mejora del desempeño de los maestros, ya no será necesario esforzarse por demostrar que están preparados para impartir clases, las evaluaciones serán meramente decorativas, “de mentiritas”.
Además, dentro de las leyes reglamentarias de la reforma se contempla la participación de las “representaciones sindicales” para la asignación de plazas, ascensos y cambios de centros de trabajo, lo cual les otorga el grandísimo poder en el que podrán manipular a diestra y siniestra. ¿Quién supervisará que no incurran en malas prácticas?
Otros de los objetivos de la contrarreforma educativa es avalar la creación de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación que reemplazará al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, un organismo autónomo que se encargaba de evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del sistema educativos de los distintos niveles educativos.
Una pregunta importante a resaltar, en caso de que sean aprobadas las leyes secundarias y se cumplan las exigencias de las cúpulas sindicales, ¿los maestros de la CNTE por fin regresarán a clases o qué otro pretexto se inventarán para dejar más tiempo a miles de niños sin clases?
En este punto hay que hablar claro, es un tema laboral y no educativo.
Cuando las leyes secundarias fueron aprobadas en la Cámara de Diputados se alardeó que el Estado priorizará el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, cuando realmente se trata de quedar bien con el magisterio quienes se verán inmunes a evaluaciones y beneficiados con poder. No habrá garantía de educación de calidad.
Ahora el futuro de la educación está en manos de los senadores cuya mayoría son morenistas y son fieles a su líder, lo que él diga y desee se puede hacer realidad con un chasquido de dedos.
La contrarreforma educativa es regresiva y retrógrada, volvemos a las prácticas del pasado; no se permitirá que México avance en la educación y por lo tanto si estábamos en vías de convertirnos en un país competitivo y productivo, esa meta se ve cada vez más lejos.
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