Apropiarse del Infonavit, el primer paso

En medio del furor de la temporada navideña, ha pasado bastante desapercibida la gravedad de las modificaciones al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) el cual fue creado en 1972 con la finalidad de facilitar la adquisición de vivienda a los trabajadores.

La argumentación para el cambio es la misma desde hace seis años para acabar con cualquier institución: que no cumple con su función y que hay corrupción; pero en este caso en particular, además de que lo propuesto no abona en nada a los problemas reales y centrales del instituto sí facilita apropiarse de recursos que hoy millones de trabajadores que no han ejercido su crédito tienen a la vista en sus Afores en la subcuenta del Infonavit. El conjunto de esos recursos es de 2 billones de pesos.

En octubre, aprobaron las reformas constitucionales para que el Infonavit pueda construir casas y también para rentarlas, lo cual en su momento se comentó como algo negativo, primero por meter descontrol en el libre mercado de la renta de viviendas, y segundo porque el esquema de construcción de casas por el mismo instituto ya ha fracaso en el pasado y por eso se dejó de hacer.

Hace menos de una semana, súbitamente la presidencia envió una modificación ya a la ley propia de este instituto y cambios a la Ley Federal del Trabajo que cambian la esencia de las funciones del instituto. En la Cámara de Senadores se aprobó con la conocida forma de “albazo”, que se refiere a aquellas iniciativas a las que no se les dedica ningún tiempo para la profundización (eran 180 páginas enviadas la noche anterior), que no se consulta ni socializa con los involucrados (trabajadores y patrones) y que se aprueba en “fast track”. En el caso de la Cámara de Diputados, estas modificaciones junto a varias más quedaron pendientes al terminar el periodo ordinario, aunque las últimas declaraciones apuntan a que se posponen hasta el siguiente periodo ordinario. Pero en

cualquier momento esto podría avanzar.

La gravedad de esta reforma al Infonavit se da en varios niveles, el primero es que se cambia la integración interna del mismo. Esta institución tiene la característica esencial de ser tripartita, es decir, está integrada por trabajadores (que aportan de su salario el 5 por ciento), por patrones/empresarios (que aportan también dinero) y el gobierno (que no aporta nada en términos económicos). Si bien en el Consejo de Administración se mantiene una equitativa representación tripartita, no es así en los Comités de Vigilancia y otros donde los trabajadores y empresarios quedan subrepresentados, y el gobierno queda con el control de los mismos.

A eso hay que sumar que la redacción de las modificaciones deja abierta la puerta a que en esos dos organismos se pueda disponer sin restricción alguna de los 2 billones de pesos para usarse en una nueva empresa (que debería quedar legalmente constituida en diciembre de este año) la cual sería la que construiría con ese dinero las nuevas casas y manejaría las rentas. Los de Morena y aliados defienden que los recursos de los trabajadores no serían afectados porque recuperarían la inversión.

Ahí han saltado las alarmas porque la evidencia de los gobiernos de Morena en particular y de cualquier gobierno en general es que las empresas que crean no son operativas, fracasan y acaban viendo de los impuestos. Así que la posibilidad de que los recursos que hoy tienen nombre y apellido se pierdan y los trabajadores no vuelvan a ver un peso son elevadísimas y no se descarta el desvío de fondos para otros fines. Las alarmas además son más fuertes debido a que el actual director del Infonavit es el Octavio Romero Oropeza cuyo logro previo más conocido ha sido quebrar a Pemex.

La velocidad de la aprobación en el Senado fue tal que tanto sindicatos como empresarios, y trabajadores en general han tardado en reaccionar con el nivel de fuerza que se requiere porque esto no sólo es grave en sí mismo, sino que muestra que la mediana contención por no tocar los recursos de los trabajadores ha desaparecido. La realidad está cobrando factura: el gobierno ya no tiene dinero para seguir operando por eso crece la deuda y como aumentar impuestos de manera directa sería profundamente impopular; prefieren con engaños apropiarse de los recursos del Fondo de Vivienda y una vez brincada esa barrera sin mayores obstáculos, la posibilidad de obligar a las Afores a financiar al gobierno se vuelve muy cercana; y la algarabía de las fiestas decembrinas les está jugando a favor. Es importante alzar la voz.

@yoinfluyo

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