Desde YoInfluyo.com hacemos votos por una sociedad responsable, crítica y participativa, comprometida con su entorno.
No es secreto para nadie, ni persona alguna puede llamarse a sorpresa: el 2018 fue un año difícil, de violencia desbordada y polarización innecesaria.
Tras un proceso electoral intenso, donde prácticamente se jugó el destino de nuestro país por al menos los próximos seis años, en que las descalificaciones estuvieron a la orden del día, y donde se privilegió el sentimentalismo o la visceralidad por encima del dato objetivo y el análisis sereno, llegamos ahora a una etapa que debería caracterizarse por la unidad nacional, donde las diferencias se hacen a un lado para con alturas de miras apostar por un México mejor.
Sin embargo, esto no ha ocurrido.
El problema se agrava cuando quienes por su posición política o capacidad de influencia social, antes que abonar a la unidad, a la integración y al consenso, promueven un entorno de confrontación, encono y división.
Y los resultados saltan a la vista, basta echar una mirada rápida en redes sociales. Los mensajes incendiarios abundan. La crítica malsana y destructiva bajo cualquier espectro político y simpatía partidista están a la orden del día.
El arranque de un año nuevo puede ser la oportunidad de cambiar la forma en cómo externamos nuestra inconformidad y nuestro derecho a disentir. Nuestro país así lo requiere.
Desde YoInfluyo.com hacemos votos por una sociedad responsable, crítica y participativa, comprometida con su entorno.
Una sociedad responsable: que entienda lo que sucede a su alrededor, que se informe. Consciente que los cambios que nuestro país necesita no son resultado sólo de la buena voluntad o no de los gobernantes, sino ante todo el fruto de una comunidad que asume su papel.
Una sociedad crítica: que analiza la información, que sabe leer entre líneas y no se conforma con lo señalado por la clase política. Que denuncia con valentía y responsabilidad los errores de las autoridades, pero apegado a la búsqueda del bien común.
Una sociedad participativa: que se involucre creativa y efectivamente en los mecanismos adecuados para sacar lo mejor como mexicanos, que no se conforme con los análisis y la información diaria, sino que se aproveche de ella para utilizarla en beneficio de la comunidad.
Ese es el reto más grande: salir de nosotros mismos, hacer nuestra esa Cultura del Encuentro. Asumir nuestra responsabilidad y actuar en consecuencia.
Ser esa oposición creativa y propositiva, contrapeso responsable y real que sirva como dique ante la tentación inminente del poder que se va asumiendo como absoluto, que no acepta el disenso y califica negativamente cualquier cuestionamiento.
Hoy más que nunca debemos estar unidos; pero unidos no significa perder la propia identidad ni la capacidad de disentir, de señalar los errores y proponer soluciones distintas. Estar unidos significa tener altura de miras y reconocernos como hermanos por encima de nuestras diferencias, significa apostar por un diálogo constructivo y respetuoso que sentará las bases para un México urgido de paz y reconciliación.
La solución está en nuestras manos.
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