La austeridad, así solita, no es más que un buen rollo de campaña.
Como siempre, Doña Pelos “…brota del fondo del silencio…”, diría Octavio Paz, y así, en esa especie de introspección dubitativa que, esporádicamente, ofrece el barullo del mercado de la colonia donde vive, seleccionaba cuidadosamente la cantidad de costillitas de cerdo que compraría, para aderezarlas en medio de una generosa cama de salsa verde y frijolitos negros refritos, con unas notas de totopos y perfume de café de olla con canelita.
Todo iba bien, hasta que doña Jovita -esa vecina que conoce vida, obra y milagros de todo el mundo- se acercó y criminalmente irrumpió con sus comentarios llenos de mundaneidad superficial y grotesca:
-Vecinita… ¿Pues qué… se sacó usté la lotería?
-¡Par nada Jovita, no se burle! Ando arrastrando la cobija como si fuera el secretario de finanzas del PES. Pero, ¿por qué lo dice usted?
-Pues, porque lleva un montón de carne, de la mejor… y acuérdese que Don Andrés ya dijo que tenemos que caminar por los senderos amorosos de la “aus-te-ri-dad”. ¿No cree usté?
-Entonces, ¿comer se va a volver un gasto superfluo? ¿Tan pronto vamos a empezar a vivir como los venezolanos o los de Nicaragua?
-No se trata de morirse de hambre, pero sí, de bajarle al “consumo suntuario” porque estamos viviendo una honrosa medianía republicana. Por eso se bajaron los sueldos.
-¡Caramba Jovita! Entonces ahora, guisar carne de puerco con chile verde, deberá ser considerado un acto a favor del imperialismo yanqui… del consumo de productos del extranjero, o como platillo servido en las mesas de la realeza europea?
-A ver, a ver… como dice Luis Fonsi, “des.pa-ci-to”, atajó la vecina.
-Mire Jovita, no nos hagamos guajes. Una cosa es la austeridad que le permite a uno crecer, mejorar, ahorrar para comprar cosas más baratas y prever el futuro, y otra muy distinta, es esa “austeridad” de coreografía, de obra de teatro…de palabras que endulzan el oído de la gente envidiosa.
-No le entendí.
-No hay magia en esto, agregó doña Pelos. Cheque usted: la gente envidiosa no quiere lo que usted tiene…¡quiere quitarle a usted lo que usted tiene! Eso es un poco el engañito que se traen entre manos.
-A ver, ¡va de nuez!
-Mire, Jovita, ¿Usted cree que vendiendo el avión, viviendo en la misma colonia de donde salió el virtual presidente que ya casi es presidente, bajándose los sueldos; convirtiendo a Los Pinos en museo para cobrar la entrada, o dejando de invertir en tecnología, así vamos a mejorar?
-Ya voy entendiendo.
-La austeridad, así solita, no es más que un buen rollo de campaña.
-¿Por qué doña Pelos?
-Porque se necesita, además, de transparencia…de rendición de cuentas…de eficiencia en la administración del dinero –que no es del gobierno, sino dela gente- de una visión de largo alcance, como para entender que este planeta cada vez es más chiquito, y que, por lo tanto, necesitamos preparar a los chamacos para ser altamente competitivos, intensamente solidarios con los demás, y totalmente responsables con el cuidado de la naturaleza. ¡En eso es donde tenemos que poner toda la carne al asador! Y claro, dejarnos de andar perdonando delincuentes de cuello blanco o percudido.
-O sea, ¿Qué tampoco haya impunidad?
-¡Exacto, Jovita. Exacto! Por eso, yo si le estoy pidiendo a Dios que los Duarte –tanto César como Javidu- regresen a México….
-¿De veras quiere usté que ellos regresen?
-¡Claro!…Que regresen todo lo que se llevaron. ¡Eso si ayudaría a resolver muchos problemas. Total, son 22 ex gobernadores que hicieron su “añoi de Hidalgo”… donde quién sabe qué le pasa a la mamá de quien no se lleve algo!
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