Nadie compra lo que no conoce, la elección judicial

Arranca la campaña electoral para elegir a los jueces en México, sin embargo, el proceso enfrenta grandes desafíos, pero entre otros, que la gente conozca realmente a los magistrados y jueces por los que va a votar, porque en mercadotecnia nadie compra lo que no conoce. Nadie ama lo que no conoce. Y este es el problema más importante para promover a mas de 3,422 candidatos y se trata de identificarlos al menos en 60 días, con muchos obstáculos para promoverse, por ejemplo, no pueden pautar redes sociales. Es decir, son muchos nombres, muchos números, pocos días y sin acceso a medios porque no hay presupuesto.

En un mundo saturado de anuncios, agregue usted miles de nombres compitiendo; lograr que un producto sea recordado por los consumidores es un desafío que toda marca enfrenta. La pregunta es: ¿Cuánto tiempo debe durar una campaña publicitaria intensa para que el producto sea recordable? Expertos en marketing y estudios clásicos ofrecen respuestas claras: entre 4 y 12 semanas es el rango promedio, aunque depende del producto, el público y la estrategia creativa para colarse a la cabeza de los consumidores.

Hermann Ebbinghaus, un psicólogo alemán que en 1885 revolucionó el estudio de la memoria con su “curva de olvido”, demostró que la repetición espaciada es clave para retener información. En el ámbito publicitario, este principio sigue vigente. Según Philip Kotler, autor de Marketing Management”, una exposición repetida —entre 7 y 10 veces— durante un período de al menos 4 semanas, permite que el mensaje de una marca se fije en la mente del consumidor. “No se trata solo de bombardear al público, sino de encontrar el ritmo adecuado”, señala Kotler en su obra.

Para promocionar productos de consumo masivo como refrescos, una campaña intensa de 4 a 6 semanas, apoyada en televisión, redes sociales y anuncios digitales, suele ser suficiente. Así lo confirman los estudios de Nielsen Advertising Benchmarks de 2020, que destaca cómo marcas de gran alcance, logran resultados sólidos en este plazo.

Es decir, las condiciones de la elección judicial son una broma, están completamente divorciadas de la realidad. En la elección judicial tan saturada de mensajes y personas, repetir de 7 a 10 veces la exposición de los candidatos a jueces, simplemente no será posible porque no se pueden contratar espacios de radio y tv, ni redes sociales; es decir, nadie podrá diseñar una buena pauta para darse a conocer. 

Más aún, cuando se trata de bienes de mayor involucramiento, como dispositivos tecnológicos, el tiempo se extiende. Michael R. Solomon, en su libro Consumer Behavior, explica que los consumidores necesitan más tiempo para procesar estas decisiones, lo que lleva a campañas de 2 a 3 meses. “El cliente no solo debe recordar el producto, sino sentirse convencido de comprarlo”, afirma Solomon. 

En este caso, el producto es un ser humano que requiere mayor involucramiento personal para generar empatía con los electores, y sólo tiene 60 días y no los 90 requeridos para alcanzar buen posicionamiento. Las elecciones judiciales fueron diseñadas sin conocimientos técnicos, ni económicos, sólo se trata de una ocurrencia política.

Y como fue una decisión política, además de hacer presencia en redes con creatividad, la estrategia de jueces y magistrados deberá centrarse en los amarres políticos, es decir entender quienes son los que van a decidir el rumbo electoral, donde por cierto el INE, también está acotado por escasos recursos. Lo que sorprende es que los consejeros tampoco tengan conocimientos técnicos sobre la mercadotecnia electoral para que un candidato pueda ser conocido.

En síntesis, estamos jugando a aparentar democracia. 

Obviamente la duración no lo es todo; es importante la creatividad y la solidez del mensaje; pero, sobre todo, la consistencia del lenguaje corporal del candidato o candidata. Aunque tenga creatividad y un mensaje perfecto, el candidato es el medio central que ejecutará lo que se va a decir y ahí suelen ocurrir también muchas fallas. 

Si el éxito de un comité de campaña es conocer a los electores, el problema es inverso ahora, ya que los electores no conocerán a los candidatos. En todo caso, los candidatos deberán conocer al gran elector, y ese gran elector se encuentra en el terreno político, no en el de los ciudadanos.

El INE simplemente está ejecutando lo que se le marca desde el poder político, sin advertir, que no tiene los elementos para llevar a cabo una elección real y creíble. A veces, el silencio es la peor mentira.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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