En las campañas electorales es un verdadero arte desarrollar el mensaje que comunique una de las dos emociones básicas del ser humano: el interés o el miedo, la ambición o el miedo. Más allá de los enormes programas y propuestas de campaña que nadie lee y que a la mayoría de la gente no le importan, ni las cree; al final el mensaje central debe comunicar una emoción, porque la base de la comunicación humana es transferir emociones, contagiar emociones, y sus resortes más poderosos son el miedo o el interés.
Cuando la polarización política crece, estas emociones son más amplificadas, por el carácter y la pasión con la que hablan los candidatos, los políticos, los gobernantes. Es por eso que personalidades tan fuertes y disruptivas como Javier Milei o Donald Trump tienen ese componente de exagerar los puntos de vista, el uso de adjetivos y de superlativos es necesario como estrategia para llamar la tención de los grandes públicos, y siempre con frases que siembren las emociones básicas, en el caso de Trump es el interés, la ambición de volver a ser, de ahí que su movimiento MAGA llame a que «Estados Unidos vuelva a ser grande». Se trata de mover al votante por interés.
Javier Milei combina el miedo y la ambición, y aprovecha la crisis argentina para demostrar que los “zurdos” (la izquierda) es la culpable de empobrecer a los argentinos y que se requiere volver a la libertad del individuo, de allí que siempre cierre sus mensajes con ¡viva la libertad, carajo! Aquí el mensaje busca sembrar el miedo a la izquierda porque empobrece, y generar la ambición por ser libres y así crecer.
En El Salvador, Nayib Bukele tiene un mensaje con énfasis en el miedo, aprovecha el miedo a las pandillas y al crimen organizado que se había apoderado de comunidades enteras en aquel país, y el ofrece devolver la seguridad a la gente, combatiendo a toda costa a estos grupos criminales, a través de una estrategia de mano dura. Lo que le permitió reelegirse con 80 por ciento de apoyo popular. El miedo a los criminales y la soluciónson un mensaje poderoso ante ciudadanos que buscan seguridad.
Estos tres personajes, Trump, Milei y Bukele han enfrentado con enorme eficacia a los grupos políticos de izquierda en América; con una capacidad de comunicar mensajes de miedo o interés con un estilo histriónico muy apasionado, lo creen, se la creen y por eso los electores lo creen.
En México, Claudia Sheinbaum construyó una frase muy eficaz en su mensaje sobre los 100 días de su gobierno, al decir: “El dinero que antes se robaban o usaban para la compra del voto, hoy se distribuye para el beneficio de todo el pueblo de México. El recurso del pueblo es del pueblo de México”. Es un discurso eficaz y contundente porque tiene dos componentes emocionales poderosos; por un lado, el interés de la gente de obtener dinero en efectivo a través de programas sociales; y, en segundo lugar, porque sigue rascando la emoción básica de deseo de venganza contra aquellos que se robaban el dinero del pueblo. Tal vez esta frase sea la síntesis más nítida de porque se ha consolidado Morena en el gobierno. Aunque tarde o temprano el dinero se acabe, como en Venezuela, pero, por ahora, es eficaz al momento de comunicar interés y venganza.
Así que en la política esta comunicación de emociones básicas gana terreno, pero también en la vida de las personas, los resortes básicos y primitivos son el miedo y el interés o la ambición. Sólo se alcanza un desarrollo superior, cuando el ser humano toma decisiones más allá de la ambición y el miedo, cuando las toma porque quiere, porque puede y porque se le da la gana, entonces estamos hablando del amor. Pero ese es un tema más profundo como para desarrollarlo en estas líneas.
Lo que es verdad es que hay un momento en que la ambición y el miedo se combinan, y es cuando el poder político y el poder económico se concentran, y entonces como decía Leonardo Da Vinci: “Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo”. Por eso surgen dictadores como Maduro, o dictaduras perfectas donde sólo manda el partido único, se alimentan del miedo. Pero cuando se toman decisiones con miedo, suelen conducirnos al lado oscuro de la vida.
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