El comportamiento humano es fascinante, algunos han explorado el fenómeno de autoengañarse, cuando establecemos una creencia o deseo, que no está en concordancia con la realidad, y sucede en procesos sociales grandes y en asuntos muy pero muy personales. El fenómeno es muy complejo por supuesto, pero queremos sintetizar el mecanismo que sería más o menos así: Primero queremos algo y establecemos una creencia; en segundo lugar, nos da por consultar sólo aquellos datos que refuerzan ese deseo o creencia; y en tercer lugar, generamos una conducta y la reforzaremos con más creencias y datos que amplifican nuestro comportamiento ¡aunque esté equivocado!
Como podemos comprender nuestro cerebro descarta datos que contradicen nuestra conducta o creencia. Por ejemplo, el que tiene una conducta o es aficionado a la bebida, establecerá la creencia que su deseo o afición no afecta a nadie, ni a él mismo; su mente se concentrará en seleccionar datos que refuercen esa creencia (el vino se consume todo el tiempo en las mesas de Francia y tiene buenas propiedades para el corazón). Y reforzamos nuestra afición volviéndonos expertos en el tema.
Este comportamiento ha sucedido a lo largo de la historia humana. Hace 500 años, antes de Cristo, se advertía en el libro chino “El arte de la guerra”, la importancia de conocerse a uno mismo y al adversario, como condición elemental para salir triunfador en las batallas. Lo que está sucediendo ahora con los teléfonos móviles y las redes sociales, es que el algoritmo es muy complaciente y nos avienta más datos sobre aquello que deseamos, que queremos, o que pensamos nos conviene, generando una burbuja que nos impide ver la realidad sobre nosotros mismos y los demás, incluso los adversarios.
Más allá de las opiniones, ahí están las cifras sobre las candidatas Xóchitl Gálvez y Kamala Harris, una que competía como candidata opositora y otra como candidata desde el gobierno.
Cuando a algunos opinadores (y a ella misma) se les ocurrió que Xóchitl sería una buena candidata presidencial, se generó una burbuja mediática que favoreció a la hidalguense. Así lo dio a conocer el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la UNAM. Al analizar la opinión publicada a través de editoriales y columnas en medios como El Universal, Excélsior, La Jornada, Latinus, Milenio, Proceso, Reforma, Sol de México y Aristegui Noticias, entre el 5 de abril y el 11 de septiembre del 2023, se observó una desproporción tremenda en favor de Xóchitl.
De un total de 838 columnas analizadas, 576 fueron a favor de Xóchitl y 263 a favor de Claudia. Es decir, Xóchitl obtenía más del 68 por ciento de opinión positiva y Claudia obtenía sólo el 32 por ciento en ese periodo. El estudio también arroja que las opiniones negativas en estos espacios fueron más en contra de Claudia y menos en contra de Xóchitl.
Si usted era bombardeado en su microcosmos, en ese momento, por estas opiniones, era muy previsible que creyera que Xóchitl era una buena candidata, y no era así, nunca lo fue.
Con Kamala Harris pasó lo mismo. O más o menos lo mismo, como mencionamos la semana pasada, el último informe elaborado por Media Research Center, reportó que desde el mes de julio de este año, en los noticieros nocturnos de ABC, CBS y NBC News, Kamala Harris, obtuvo un 78% de noticias positivas, y Donald Trump, mostraba un 85% de cobertura negativa. Los medios nacionales en México replicaban con sus corresponsales lo mismo. Si usted seguía a esos medios seguramente creyó que ganaría la candidata demócrata. Pero llegó la realidad.
Vamos a citar textualmente lo que dijeron algunos opinadores en México:
“Apareció una empresaria gelatinera que le vino a romper la madre a la mudanza. Llegó Xóchitl y tuvieron que posponer la coronación anticipada de su clon…” (Brozo).
“Yo he calificado a Xóchitl como la más formidable candidata presidencial desde los tiempos de Vicente Fox…” (López Dóriga).
“Xóchitl, como diríamos en los términos de mercadotecnia política, hoy, es la mejor narrativa política que se le puede vender a un electorado”. (Ramón Alberto Garza).
En la revista de Enrique Krauze, Este País, también le dedicaron un artículo optimista donde le decían a Gálvez “La Candidata Todo Terreno”. Y así, miles de comentarios, pero la realidad es que nunca logro subir en las encuestas desde que arrancó su intención de competir y con ello la explosión mediática que la infló. Los opinadores sólo se oían así mismos, se escuchaban así mismos y se siguen así mismos.
Hay miles de ejemplos parecidos, en los cometarios positivos que hacían los poderosos medios norteamericanos sobre Kamala Harris, y que ahora siguen sin entender, ni saben explicar lo sucedido; no comprenden las verdaderas razones, intenciones, sueños y deseos de los electores en Estados Unidos. Y refuerzan sus creencias mientras su algoritmo, de consumo de medios, los mantiene encerrados en sí mismos. Saben mucho, entienden poco.
Vale la pena conocer al enemigo… entre otras cosas
por la posibilidad de que algún día se convierta en un amigo.
– Margaret Thatcher
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