El fracaso de la elección judicial

En silencio, el INE busca saldar las fallas de los listados de candidatos a jueces y magistrados, que les envió el Senado de la República; el tiempo se les vino encima pues las campañas judiciales empiezan el próximo domingo 30 de marzo. La realidad es que la supuesta elección de jueces en México ha sido un proceso lleno de fallas, retrasos, y lo más grave, ha impactado la marcha económica del país, aun antes de que Donald Trump anunciará sus aranceles.

Desde la aprobación de la reforma, el peso mexicano se depreció casi un 18% frente al dólar, según el Banco de México, como reflejo del temor de empresas internacionales a un sistema judicial politizado que pueda favorecer intereses locales o estatales. Un informe de Foreign Policy estima que la inversión extranjera directa podría caer hasta un 15% en 2025 si persiste la percepción de un Poder Judicial vulnerable a la influencia del crimen organizado o del gobierno.

El mensaje sobre el cual se publicita la elección judicial, es que cuando el pueblo elige se acaba la corrupción ¡Un absurdo total! Tenemos elecciones más o menos libres desde 1994 y la corrupción no ha desaparecido. 

La elección judicial involucra la renovación de 881 cargos federales y hasta 1,749 cargos estatales en 17 entidades. Pero hasta el 15 de marzo de 2025, fecha límite para ajustar las constituciones locales, solo el Estado de México y Sonora contaban con financiamiento suficiente, mientras que 12 de 19 estados con elecciones judiciales locales, no tenían recursos asignados para llevar a cabo dicha elección, según reportes del INE. 

Sin recursos, el INE ha tenido que ir ajustando el número de casillas que se instalarán el día de las elecciones, primero anunciaron una cobertura del 53 por ciento; pero ahora solo proyectan instalar 43 por ciento. En estados como Veracruz y Durango, donde los comicios judiciales coinciden con elecciones municipales, los ciudadanos enfrentarán hasta 13 boletas, un galimatías que amenaza con desincentivar la participación y generar confusión.

El proceso de selección de los 4,224 candidatos también ha estado plagado de irregularidades. Las listas presentadas por los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial al Senado mostraron inconsistencias graves: nombres que aparecían y desaparecían sin explicación, falta de datos básicos como CURP o Registro Federal de Electores, e incluso denuncias de candidatos con vínculos al crimen organizado. 

De acuerdo con un análisis de El País México, al menos el 30% de los candidatos en las listas preliminares tenía vínculos con el partido gobernante o sus aliados, lo que compromete la promesa de un Poder Judicial independiente.

La implementación de reforma judicial ya tiene un impacto devastador para el sistema de justicia del país: Tan sólo en los tribunales federales, se han acumulado más de 250 mil expedientes sin resolver, de acuerdo con datos del Consejo de la Judicatura Federal. La incertidumbre ha paralizado la resolución de casos clave. Desde octubre de 2024, el Poder Judicial ha operado con una capacidad reducida debido a la salida de jueces que se opusieron a la reforma y la falta de reemplazos.

Una encuesta de Animal Político realizada en febrero de 2025 reveló que solo el 22% de los mexicanos confía en que la elección judicial fortalecerá la impartición de justicia, mientras que el 68% teme que los jueces electos respondan a intereses políticos o criminales. 

Podemos prever por lo tanto un fracaso en las elecciones judiciales en tres aspectos: 

1. El gran ganador será el abstencionismo. La complejidad de las boletas y la falta de campañas informativas dará como resultado una legitimidad cuestionada para los nuevos jueces, perpetuando un ciclo de impunidad y corrupción.

2. Por supuesto, no habrá un Poder Judicial independiente, al final sin importar la votación, el oficialismo tendrá el control de los tres poderes, que es el verdadero objetivo de la reforma.

3. Buena parte del sistema judicial tendrá resoluciones políticas, como ocurre actualmente en el Poder Legislativo. Lo que menos importa es la justicia para la sociedad, al pueblo sólo se le usa en los discursos. La justicia en México fortalecerá la imagen de que las leyes son como una serpiente, sólo muerden a los que no tienen botas.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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