Sólo los que aman dicen siempre

Nació la solidaridad de destinos y privilegios que había vislumbrado en los libros, en las novelas que la dejaron jugar con los sueños.


amor


Cuando se miró chiquita, diminuta, en sus pupilas; cuando le temblaron las manos en un nerviosismo inexplicale; cuando supo de esta realidad excepcional para seres de excepción, conoció también el significado de nosotros. Se miró en su mirada y confirmó su yo de siempre, magnificado; se sumergió en sus vivencias y una soledad la acogió para transformarlo todo.

Nació la solidaridad de destinos y privilegios que había vislumbrado en los libros, en las novelas que la dejaron jugar con los sueños.

Sintió la liberación del que ama, no del que recibe amor. Sus capacidades se ensancharon y se propuso mantenerse así, en una voluntad y una fe de creación constantes.

–¿Por qué tú? –se preguntó una y mil veces–. ¿Por qué yo?

La exactitud se hizo nada.

–El mejor momento es éste; si no entrego mis dones, mis talentos y mis capacidades, podrían aniquilarme. La soledad sola me permitió descubrirme, pero eso es insuficiente. Yo deseo la afirmación de plenitud y eternidad de la que habla Ignace Lepp.

Por supuesto que sabía del amor, ¿quién puede ignorarlo? Hubiera estado muerta si no lo encontrara en las líneas que le regalaron tantos hombres creativos.

–¿Por qué tú? –volvió a preguntarse-– ¿Por qué si eres un ser común, con errores y defectos?

–No voy a perder mis ímpetus ante ese misterio, ante ese móvil secreto que la razón no alcanza a explicar ni a comprender.

–Simplemente te conocí y es un privilegio –se dice–. ¿Cuántos hay, hombres comunes e insensibles, incapaces de inventar la vida, que pasan al lado del otro y sólo lo rozan, en una vulgaridad inexplicable?

–Tal vez te acogí porque adiviné en ti en ese germen de absoluto y de infinito que están en potencia, que constituyen una posibilidad; tal vez.

La calidad del amor se prueba en el fuego. Su permanencia, en la voluntad y en la esperanza de creación.

Por eso, sólo los que aman dicen siempre.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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