Estar aquí y siempre va más allá de los encuentros y de las dádivas; de las miradas y los vocablos.
Hoy quiero creer en la solidaridad.
Necesito pensar que la ausencia es presencia, porque un hilo intangible y trascendente derriba las barreras precarias.
Estar sin estar es privilegio de muy pocos. Sentir el calor de otras manos y el aliento de otros pensamientos lejanos es respirar sin tiempo ni espacio.
Estar aquí y siempre va más allá de los encuentros y de las dádivas; de las miradas y los vocablos.
Hay comunión. El espíritu se encuentra con el espíritu y llena de calor los actos generosos, las palabras alentadoras, el trabajo cotidiano, los pasos, las decisiones, las sonrisas y las lágrimas.
Por la solidaridad, que un día se nutrió de sinceridad para volverse real, comparto la belleza de un lienzo, las frases contundentes de un libro, la incertidumbre de un acontecimiento, la duda existencial, el dolor de la poesía, las notas de la música o, simplemente, la paz que propicia la contemplación de la Luna.
Por la solidaridad perdono, y por ella, también, comprendo.
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