Pendientes (4): Educación

Hemos estado analizando usted y yo, en las últimas semanas, algunos de los pendientes que nos ha dejado el gobierno saliente pero, sobre todo, donde nos ha quedado a deber la sociedad misma.

Un problema importante, y que está todavía sin resolver, es la deficiencia en la educación del país, tanto pública como privada. Hemos estado participando en el Programa de Evaluaciones Internacionales de los Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés) en donde consistentemente hemos estado teniendo resultados muy bajos. Ocupamos el lugar número 57 entre todos los países evaluados. Hubo una propuesta de no participar en esta evaluación. Como era de esperarse esto generó muchas y justificadas protestas. Como un caso muy excepcional, la 4T reconsideró y vamos a seguir participando.

¿Es algo verdaderamente nuevo? No es fácil decirlo. Hace tres generaciones, teníamos en el país campañas bastante sólidas para erradicar el analfabetismo.  Mismas que se dejaron de llevar a cabo porque se consideró que el problema ya se había limitado, si no verdaderamente resuelto. Por ejemplo, se veía que una proporción importante de los analfabetas restantes, eran ancianos. Por otro lado, se señaló, sin mucho fruto, que muchos alfabetizados estaban muy deficientes en lectura de comprensión. Algo que sigue ocurriendo en diversos niveles educativos.

Hablando de la Sociedad todavía no hace mucho tiempo los papás y mamás obreros sentían, verdaderamente, orgullo porque sus hijos eran profesionistas. Eran los tiempos donde el obrero, recién emigrado a las grandes ciudades, era contratado por las empresas con el único requerimiento de que supieran leer y escribir, las cuatro operaciones aritméticas fundamentales y el uso de la cinta métrica. Lo cual, por otro lado, tenía como resultado que a esos obreros se les pagaban salarios bajísimos.

Nuevas necesidades de la economía, tanto del país como de nuestros socios en el extranjero, han cambiado la situación. La educación inadecuada se le achaca, según algunos, a la intervención de los sindicatos magisteriales y sus luchas internas, así como la deficiencia de la enseñanza en las normales, cuyos alumnos exigen plazas automáticas en el sistema educativo nacional, sin pasar por el trámite de un examen de capacidad. 

Por otro lado, hay quienes ven en este tema un problema ideológico. Se culpa al neoliberalismo de una educación elitista, que no está diseñada para las necesidades del país. Otra vez, nada nuevo. Ya en tiempos del presidente Porfirio Díaz, se criticaba por las mismas razones a una parte de la casta política, a la que se le llamaba “los científicos”. Como parte de las soluciones de la 4T a estas problemáticas del país, se propone ahora la así llamada Nueva Escuela Mexicana. Una estructura de enseñanza, con un enfoque antineoliberal, con muy poco énfasis en los números, qué se incluyen dentro del área científica. Escaso énfasis en los aspectos empresariales y mucho en el tema social. Un ataque frontal al elitismo.  Un énfasis interesante de adaptación a las necesidades locales de la población. Enfoque que se critica, porque no toma en cuenta los cambios de la dinámica de la sociedad global, que está requiriendo cada vez más capacidades que no existían en las comunidades tradicionales. Un sesgo, se dice, hacia el pasado.

Su diseño, que según la 4T fue consensado con profesores y padres de familia, es criticado por sus adversarios diciendo que dichas consultas fueron insuficientes y no tomaron en cuenta muchos aspectos. Entre otros, uno de los más importantes: sí los alumnos egresados de este sistema tienen las características necesarias para ser empleables y si quedan preparados para emprender los estudios de licenciatura y posgrado. Un asunto que actualmente no se ha resuelto, y la mejor prueba son la gran cantidad de escuelas que preparan a los egresados de escuelas públicas y privadas para poder aprobar los exámenes de admisión de las universidades del país

Desde el punto de vista de la sociedad, el problema más severo es el de los padres despreocupados por la educación de sus hijos. Parecería que la ciudadanía no le da importancia a la escuela. En opinión de muchos profesores, los padres y madres de familia ven a la escuela con una especie de guardería, dónde se cuida a los hijos durante las horas del trabajo de sus progenitores. Hay poca participación de la familia en situaciones propias de las escuelas y no les piden a los hijos una mayor exigencia ni tampoco a sus profesores. Hay quien ve el origen de esta falta de exigencia, en la eliminación de la posibilidad de calificar y, en su caso, reprobar al estudiante que no demostraba tener los conocimientos necesarios. Vaya usted a saber.

Hay cambios en los métodos de enseñanza y se habla de pensamiento crítico, enseñanza basada en proyectos, enseñanza enfocada en el alumno y otros conceptos que, hay que reconocer, son muy valiosos. Es importante, también, evitar que se haga un recurso excesivo a la memorización de contenidos. Un tema que, cada vez, es más inútil, por los avances de la tecnología y la promesa de la inteligencia artificial.

El punto fundamental es el papel de la sociedad y en particular de los progenitores en la educación en este país. Hay necesidad de que la familia intervenga en aspectos de formación que la escuela difícilmente puede atender.  Se necesita en la intervención de la familia para formar en la responsabilidad a los educandos y, muchas veces, ser un modelo para los hijos, para que absorban los conceptos más importantes para la vida en sociedad.

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En conjunto, en estas últimas semanas se han tratado, en estas líneas, cuatro temas que son pendientes de la Sociedad. Se comentaron los temas de la Oposición, la reforma del Poder Legislativo, el de la Paz y ahora el de la Educación. Claramente, no son los únicos.  Son importantes y, sobre todo, son los temas de largo plazo que, por desgracia, muchas veces se abandonan.

El factor común en estos pendientes es que muchos tienen la idea de que se debe dejar el gobierno las soluciones a estos problemas. Y esto no es posible.  El protagonismo del ciudadano es fundamental en todos estos pendientes que tiene nuestra sociedad. Es tarea de todos. A la ciudadanía nos conviene que nuestro futuro esté en manos de personas con la mejor capacitación y formación posible. A todos nos toca. No solo a la clase política. Como ciudadanos, debemos asegurar que estos asuntos no se ideologicen o se vuelvan banderas partidistas.

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