Esta sociedad necesita que le cumplan y es difícil engañarla para siempre.
Uno de los debates post electorales entre analistas, la clase política, especialmente la futura oposición al nuevo régimen y la ciudadanía en general es que la administración de Morena, gracias a la mayoría que logró, podrá actuar sin límites legales, sin tomar en cuenta al 46% del electorado que no votó por ellos. Ni a las otras fuerzas políticas, fuertemente castigadas por el electorado.
Ciertamente la Constitución prevé contrapesos para el poder ejecutivo: los poderes ejecutivo y judicial, los estados y municipios en el ámbito de su autonomía y organismos independientes como el Instituto Nacional Electoral y el Banco de México, por ejemplo. El temor viene de que el Congreso, con mayoría Morenista y haciendo alianzas con los partidos menores, fácilmente podría cambiar a voluntad la Constitución y construir una “Presidencia Imperial”, como la tuvimos en el siglo XX.
No es un temor infundado. Si pudo ocurrir en el siglo XX, podría volver a ocurrir. Y algunos de los constructores y sustentantes de esa Presidencia Imperial, están incorporados en el gabinete entrante. Si el nuevo gobierno logra, además, una medida de control sobre los medios de comunicación, otro posible contrapeso habrá desaparecido. Algo que tampoco es imposible.
El tema es serio. Hay analistas que opinan que el único contrapeso ante López Obrador será la iniciativa privada, el mundo de los negocios. Puede ser, pero lo veo muy relativo. En el siglo XX una buena parte del sector privado apoyó gustosamente a la dictadura perfecta. El “capitalismo de cuates” fue y sigue siendo uno de los grandes soportes del sistema.
Pero hay algo más. El gran contrapeso: el poder de los “sin poder” del que hablaba Vaclav Havel: una ciudadanía consciente e interesada en la conducción política del país. Sin un poder fáctico, sin reconocimiento legal, frente a la fuerza absoluta de Estado, héroes como Lev Walesa, Gandhi y otros más derrotaron a imperios muy poderosos y sin contrapesos.
Hoy, los sin poder mexicanos tenemos muchos más elementos que nuestros ancestros. Tenemos redes sociales, miles de medios de comunicación independientes y difíciles de cooptar, un acceso muy amplio a la información, por dar algunos ejemplos. Nos falta capacitación, organización, debate: mucho debate. Nos falta la conciencia y educación cívica que por décadas nos ha negado el sistema educativo nacional. Pero nada de eso es insuperable. La ninguneada y atacada sociedad civil existe, cada vez actúa más y, en buena parte explica el triunfo de Morena. Pero no es su propiedad exclusiva ni se la han escriturado. Esta sociedad necesita que le cumplan y es difícil engañarla para siempre, como decía Abraham Lincoln.
Los cuerpos intermedios de la sociedad: gremios, asociaciones, grupos naturales tienen hoy mejores medios para hacer contrapeso. Y, creo yo, harán sentir su fuerza. Seguramente será para bien. Nos toca acelerar este proceso siendo los ciudadanos conscientes, informados y activos que la nación requiere.
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@yoinfluyo
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