El efecto del aumento a la gasolina, diésel y otros va más allá del incremento mismo. Es el pretexto para aumentos muy superiores al impacto real del costo de energía.
No hay modo que un aumento del 20% en la gasolina haga que la papa suba de $9.00 el kilo a $19.00, un 110%. Ni aunque su único costo fuera energía, se justificaría ese aumento. El argumento de la piramidación de costos tampoco se sostiene. Pero el control de precios no es la solución. Históricamente, ese control sólo ha pospuesto la inflación y ha sido fuente de una gran corrupción. Hay que examinar otras soluciones.
comentarios@yoinfluyo.com
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com