En México, sigue siendo un excelente negocio evadir o eludir el pago de los impuestos. Ni siquiera el llamado “terrorismo fiscal” ha funcionado.
¿Por qué es importante pensar en hacer preguntas relevantes a los candidatos? Porque debemos conocer a los que están buscando nuestro mandato. O, lo que es lo mismo, nuestro voto.
Necesitamos conocerlos para poder votar responsablemente. Y la mercadotecnia política no nos permite conocerlos a fondo; entre otras cosas porque ellos mismos la pagan y no es de esperarse que nos digan que son deficientes en algo. Tampoco bastan los debates ni las entrevistas, con preguntas preparadas y formuladas a modo, para el lucimiento del candidato.
Nosotros, los ciudadanos, tenemos que hacer nuestras propias preguntas. Pero, más importante aún, estas y otras preguntas hay que difundirlas por todos los medios: redes sociales, conversaciones familiares, reuniones de amigos, cartas a los periódicos.
Hagamos preguntas importantes. Si nos responden, los habremos conocido mejor. Si evitan responderlas, nos daremos una idea de los temas a los que no pueden o no quieren entrar. Y, posiblemente, eso nos permitirá conocerlos aún mejor.
Algunos ejemplos:
Hablando de finanzas públicas, ¿Cómo va a mejorar el cobro de los impuestos?
Algunos datos: según el Banco Mundial, los mexicanos pagamos menos de la mitad de impuestos de lo que se paga en Chile y menos de la cuarta parte de lo que pagan los italianos, medido como porcentaje del PIB. Un estudio del CIDE dice que la evasión de impuestos es del 60%, o sea que solo 4 de cada diez de los contribuyentes pagan lo que deberían. ¿Cómo piensan hacer para aumentar los ingresos del gobierno? Porque con todas las promesas que ustedes nos están haciendo, el dinero no va a alcanzar
Una opción es seguir aumentando los impuestos a los sufridos causantes cautivos, y a los que, no siendo cautivos, son cumplidos. O podrían proponer leyes más estrictas para castigar la evasión. Lo cuán requeriría más inspectores, auditores, vigilancia. Porque, en este país, lo fácil es crear nuevas leyes; lo difícil es lograr que se cumplan. Y no por otra cosa, sino porque no hay recursos suficientes para vigilar el cumplimiento de esas leyes. Con lo cual, muchas veces lo que ha aumentado es la corrupción. Otra posibilidad, dicen algunos, es reducir los impuestos, simplificarlos y exigirlos plenamente. Según algunos estudiosos, eso tiene el efecto de que se recauda más. La receta contraria a la que nos han dado sus antecesores: subir los impuestos y hacerlos aún más complicados.
Mire, candidato: lo que no aguanta más son las muy sobadas cantinelas de siempre. “Que pague más el que más tiene”. ”Todo el peso de la Ley para el infractor”. “Leyes más estrictas”. Todo eso nos han ofrecido ya, y la realidad es que en México sigue siendo un excelente negocio evadir o eludir el pago de los impuestos. Ni siquiera el llamado “terrorismo fiscal” ha funcionado. Mientras siga siendo un buen negocio, la evasión seguirá ocurriendo. Usted, ¿Qué nos propone? ¿Qué va a hacer diferente de lo que sus competidores están ofreciendo y sus antecesores han intentado sin éxito? Porque, usted sabe, la 4T ya nos está amenazando con que, al pasar las elecciones, vendrá una reforma tributaria. Y es muy de dudarse que nos rebajen los impuestos.
¿Cómo hay que usar las reservas internacionales?
En el momento de escribir esta nota, México tiene unas reservas internacionales sin paralelo en la historia del país: algo más de 195,000 millones de dólares a finales del 2020, según Banxico. O sea, tres billones, 850,000 millones de pesos. ¿Qué uso va a hacer usted de esa cantidad tan importante?
A los ciudadanos nos preocupa pensar en todos los corruptos que ya están buscando desde este momento en cómo quedarse con una buena tajada de ese dinero. ¿Cómo piensa usted evitar la rapiña?
Tal vez algunos de ustedes piensen en dejar las reservas como están, con el propósito de dar estabilidad a la moneda, a las importaciones y exportaciones, y contribuir a una inflación moderada. Tal vez otros piensen en ocupar ese dinero para hacer grandes cantidades de obra pública, como una manera rápida para generar empleo, aunque sea un empleo temporal y generalmente mal pagado. Tal vez otros más piensen en repartirlo directamente a los pobres. Efectivamente, si se repartiéramos ese dinero a cada mexicano, nos tocaría algo más de $30,000 pesos. No lo suficiente como para dejar de ser pobres, pero… Aún otros, piensan en remediar las grandes pérdidas de PEMEX o en los programas clientelares
Claramente podemos pensar en términos muy diferentes. Usted ¿qué nos propone? ¿Cuáles son los argumentos para fundamentar su propuesta? ¿Qué beneficios y que costos podría tener la manera que usted propone de usar unas reservas que no son del gobierno, sino de la ciudadanía, de la Nación. ¿Cómo piensa aplicar ese dinero que procede del esfuerzo de millones de mexicanos, en México y en el extranjero?
Por supuesto que hay otras propuestas. Por ejemplo, pagar una parte sustancial de la deuda pública externa. Generar empresas paraestatales, esperando que en esa nueva racha de inversiones tengamos más sabiduría que la que tuvimos en épocas anteriores. Sanear a la CFE. En fin, por propuestas no paramos. ¿Cuál es la suya? ¿Por qué es mejor que la de sus contrincantes?
Por supuesto, hay más preguntas. Las haré en otros artículos.
Te puede interesar: Democracia, democracia
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com