“Las posiciones [militares] raramente se pierden porque son destruidas, sino casi siempre porque el líder ha decidido en su propia mente que la posición es insostenible” A.A. Vandergrift, citado en Warfighting, el libro de estrategia de la infantería de marina de los EE.UU.
Cabe preguntarse si no está ya dándose el derrotismo entre algunos contendientes de las elecciones presidenciales. No, probablemente, entre los candidatos, pero sí entre la clase política. La estampida del PRD, el PRI y bastantes del PAN es una muestra clara de que piensan que ya no es posible ganar la batalla contra Morena y buscan su acomodo en esa formación.
El respeto casi reverencial con que personal de Televisa trató a Andrés Manuel López Obrador en el programa “Tercer Grado”, es otra señal de que muchos comunicadores quieren ser vistos como simpatizantes de Morena y van buscando su acomodo.
Líderes sindicales tradicionalmente priistas son otra parte de ese cortejo. Posiblemente ya están decidiendo en su mente que esta batalla no se puede ganar y que más vale buscar nuevos horizontes, antes de que queden sin el tradicional “hueso” con que les hizo justicia la Revolución.
Ya se habla hace rato del “voto útil”, el recurso de los que piensan que, si los contrarios a AMLO no se unen, la competencia está perdida. Las evaluaciones de las encuestas, que mañosamente ignoran a los indecisos y suponen que las preferencias de estos se repetirán o que no votarán, alimentan esta visión. Pero con 20% o más de indecisos, la situación puede cambiar radicalmente.
Por supuesto Andrés Manuel, que es un viejo zorro de la política, sabe que le conviene mostrarse triunfador. Ya reparte puestos, hace nombramientos y ofrece cambios suponiendo no solo que ganará, sino que ganará sin oposición en el Congreso y que podrá modificar leyes y ordenamientos constitucionales sin dificultad o, como dice Taibo, poniendo millones de personas en la calle para gobernar por decreto.
Los protagonistas de la estampida olvidan el viejo dicho priista: “Ahora es el tiempo de sumar. Ya después vendrá el tiempo de restar.” Sí, ahora es el momento de aceptar a todo el que se acerque a Morena. Pero no está obligado a cumplirles a todos los que hoy lo apoyan.
Pero eso no es problema de los demás partidos. Su problema es cómo evitar el derrotismo. Como mantener el nivel de optimismo de sus seguidores. Y, por supuesto, de los votantes. A no ser que ya se han dado por vencidos.
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