Franciscus

Se nos fue el papa Francisco y nos deja un sentimiento de tristeza. Ya lo veíamos mejor. Nos habían anunciado que su convalecencia iba bien. Además, lo estábamos viendo bastante activo. Había recibido unos días antes de su fallecimiento al vicepresidente de los Estados Unidos, el señor James D. Vance. También escribió y estuvo presente en la proclamación Urbi et Orbi del cierre de la Cuaresma. Estuvo presente, dio la bendición a los fieles que estuvieron en la plaza de San Pedro. Y también después hizo un pequeño recorrido en su famoso Papamóvil, saludando a los fieles. De manera que lo veíamos ya en vía de recuperación.

Hacer una relación formal de un personaje con una personalidad tan rica, es difícil de hacer. Se puede hablar de las primeras cosas que hizo, de los primeros aspectos en que destacó: fue el primero en ser un papa no europeo. Él fue el primero en usar el nombre de Francisco. También recuperó la costumbre primitiva de que los papas no tenían un número y no quiso ser llamado Francisco Primero. Decidió no vivir en los departamentos del Palacio Vaticano y quedarse en la casa de Santa Marta, en un lugar mucho más modesto.

Es difícil tener una visión completa de su aportación a la Iglesia. Seguramente, esto requiere de más de un artículo donde se pueda profundizar, no solo en sus hechos, sino también en las reflexiones y los comentarios en torno a su personalidad. Hay quien dice que dividió a la Iglesia Católica. Hay que reconocer que la Iglesia Católica tiene divisiones y que esas ya existían desde mucho antes de que llegara el papa Francisco. Y también es cierto que no siempre las divisiones tienen algo de malo. Muchas veces esas divisiones permiten aclarar situaciones que no se han entendido, que se dieron por hecho y que es bueno comprenderlas y saberlas manejar. 

No esperamos en nuestra Iglesia una total homogeneidad: que todo el mundo esté conforme en las mismas ideas, en las mismas maneras de ver las situaciones. Es interesante que incluso en el Nuevo Testamento está reseñada una división entre San Pablo y San Pedro. El mismo San Pablo menciona cómo él se opuso a San Pedro cuando consideró que estaba haciendo algo que no correspondía con el mensaje de Cristo. Y lo dejó escrito en el Nuevo Testamento como un mensaje para todos nosotros.

Es también interesante recordar la declaración que hizo el propio papa Francisco en su visita a México, donde en una junta que se transmitió por televisión en directo, una reunión con los obispos mexicanos, les habló de que se pudieran enfrentar, como hombres, y que también se tenían que sanar después de la confrontación. Lo cual quiere decir que no le parecía malo que hubiera tales divisiones.  Hay que ir más allá de la superficie. Decir, al menos en esta primera relatoría, cuáles son los conceptos más importantes. En lo personal, tal vez inevitablemente, tengo que partir de mis opiniones personales. ¿Qué fue lo que más me impresionó de su pontificado? 

Probablemente, uno de los temas que se ha dejado un poco de lado en todos estos comentarios, fue el llamado el Año Santo de la Misericordia. Un evento extraordinario al que llamó el Santo Padre, y que tuvo frutos interesantes. Fue una explicación más completa del concepto de la Misericordia, que no es nuevo, ni fue propio de este Papa. Ya el Papa San Juan Pablo II había impulsado el culto al Señor de la Misericordia. Pero es importante ver también qué fue lo que ocurrió en ese tiempo.

El evento, que duró de finales del año 2015 al 2016, tuvo una serie de presentaciones y de reflexiones sobre el tema de la misericordia, incluyendo varios de los pasajes de los evangelios y otros elementos similares. Sin embargo, posiblemente el asunto más notable fue que, durante el año de la misericordia, el Papa concedió un permiso para las personas que hubieran sido separadas de la iglesia, por haber participado o facilitado un aborto. Se les permitió que, en lugar de tener que presentarse frente a un obispo a solicitar que se les levantara la sanción eclesiástica, podían presentarse en confesión ante cualquier sacerdote y obtener la absolución.

Hubo reacciones, sobre todo en algunos grupos provida, que estaban insistiendo en el endurecimiento de las sanciones a quienes estuvieran involucrados en un aborto. Finalmente, terminando el año de la misericordia, el Papa Francisco, hizo permanente esa disposición, de modo que ya de ahí en adelante cualquier caso relacionado con el tema del aborto puede ser llevado ante cualquier sacerdote en confesión y solicitar la absolución. Lo cual es un cambio importante y que, a algunos de los grupos provida, no les pareció adecuado, pero finalmente no hicieron tampoco un gran alboroto.

Otro concepto relevante que ocurrió durante este pontificado fue la Reforma de la Curia, que tuvo que ver con establecer mayor transparencia, modificaciones en procedimientos, sobre todo en aspectos de tipo financiero. De una manera más notable, se empezaron a incorporar dentro del personal de la Curia a religiosas, y seglares. En México tenemos un seglar, el Doctor Rodrigo Guerra, quien ocupa un puesto importante en la Curia del Vaticano, como secretario del Consejo Pontificio para América Latina.  Simultáneamente, fue discutido si se pudiera aprobar el sacerdocio para mujeres, y lo que se logró fue ampliar la participación de las mujeres en los cuerpos de decisión de la Iglesia Católica. 

Un tercer tema fue el asunto de la llamada sinodalidad. Un término poco conocido, que tiene como etimología la palabra que significa “caminar juntos”. La sinodalidad se estaba manejando básicamente como las reuniones de obispos, y se amplió el concepto para incorporar en este caminar de la Iglesia Católica a sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas, y también seglares, con la idea de que todos caminemos juntos en la toma de decisiones y en nuestro modo de vivir como organización. 

Un tema que se discutió bastante: se hicieron reuniones previas en distintos países para presentar conceptos a discusión, hubo tres eventos, en los cuales hubo invitados seglares y religiosos. Estos invitados, normalmente, no están incorporados en estos tipos de reuniones, sino como expertos, porque los sínodos generalmente eran solo de obispos. Y esto es un cambio, un modo diferente de manejar los puntos de vista y los trabajos de la Iglesia. Un cambio fundamental.

 Esto tiene que ver con una serie de declaraciones del Papa, desde el momento en que tomó posesión, diciendo que él se oponía al clericalismo, entendiendo por ello el predominio de los clérigos sobre el resto de la Iglesia. Precisamente, el concepto que está detrás del tema de los sínodos de la sinodalidad. Esto despertó bastante interés, aunque no faltó algún que otro cínico que decía que habría que esperarse unas cuantas décadas para ver que esto se aplicara.

Posteriormente, en la visita que hizo el Papa Francisco a Brasil, hubo un comentario sobre el tema, que a algunos les descorazonó. Francisco reiteró que había que incluir a más laicos en las decisiones de la Iglesia; pero, por otro lado, también dijo que muchas veces se les había pedido a los laicos participar y no había habido respuesta. Lo cual de alguna manera es el fruto natural del clericalismo, porque cuando este existe, su resultado es el infantilismo de los laicos en cuestiones de la Iglesia. 

En las preparaciones del sínodo se hicieron consultas en las cuales se incluyeron a clérigos, religiosos y religiosas, además de seglares. En el caso de estos últimos, generalmente la consulta ocurrió entre los laicos que ya están participando en actividades de la Iglesia. Los mismos que en algún momento el Papa Francisco los llamó “laicos clericalizados”, y que consideró que no era una situación adecuada. Finalmente, no hay un mecanismo sencillo para poder hacer consultas a los laicos llamados “seglares en el mundo”.

El sínodo terminó en octubre del año pasado y se dijo, en ese momento, que posteriormente habría un documento donde el Papa Francisco daría sus directrices sobre los resultados del sínodo. Lo cual, aparentemente, no ha ocurrido y no resulta claro cuál será el resultado en este asunto. Ya se entregó un documento como una relatoría con las conclusiones del sínodo y hubo una declaración del Papa diciendo que sus resultados no son normativos y se tendrán que ir aplicando en diferentes localidades para tener más claridad para su uso.

Hay más que decir sobre estos 12 años de presencia del papa Francisco entre nosotros. Un pontificado que tuvo un inicio único en los últimos tiempos de la Iglesia, dónde se dieron simultáneamente un papa emérito, quien renunció a su cargo y se retiró al estudio y la oración, simultáneamente con un papa actuante. Este y otros temas valen la pena comentar en una próxima publicación. 

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