El mensaje del Papa Francisco para la 52 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, a celebrarse el próximo 13 de mayo bajo el lema “la verdad nos hará libres”, es una oportuna reflexión sobre las “Fake News” un tema muy de actualidad.
Cabe cuestionar que tan culpables son las noticias falsas. Porque puede haber noticias que son falsas por ignorancia, por error, por falla de lógica. Pero que no son de mala fe. También pueden ser erróneas por descuido, por apresuramiento en publicar la noticia, por no confirmar las fuentes de información, o por no tener las capacidades que todo comunicador debería tener. Aquí ya hay un descuido culpable. Pero también hay las noticias intencionalmente falsificadas, desde las que se presentan incompletas o exageradas para apoyar un punto de vista hasta las que, usando las ciencias de la psicología, la sociología y la mercadotecnia diseñan un mensaje intencionalmente engañoso. El punto de las noticias falsificadas es buscar que sean creíbles. Buscan camuflarse como las serpientes y morder, dice el Papa.
Toda falsedad tiene un núcleo de verdad. Algo que la hace creíble. Una mímesis, dice el Papa, que la hace insidiosa y seductora para poder abrirse hasta el corazón de la persona. Y no es nada nuevo. El Papa, en este mensaje, explica el modo como Adán y Eva fueron engañados para desobedecer a Dios mediante una verdad parcializada. El episodio bíblico, explica el Papa, “revela un hecho esencial: … ninguna desinformación es inocua”. Y añade: “Incluso una distorsión de la verdad aparentemente leve puede tener efectos peligrosos”
La pregunta clave que hace el Papa es, “¿Cómo nos defendemos?” Y, probablemente más importante aún: ¿Cómo defendemos a los que confían en lo que comunicamos? Hay un solo remedio, dice el Papa: “El antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad.” En ese sentido se entiende el concepto cristiano de que la verdad nos hará libres.
Es un documento profundo, que no puede agotarse en unas pocas líneas. Vale la pena leerlo y releerlo, tanto los que somos comunicadores como los que somos receptores de la comunicación social. Porque, aunque el Papa habla sobre todo para los comunicadores católicos, este mensaje es para todos los comunicadores. En él, el Papa pide un periodismo de paz, que ponga en el centro a la persona humana.
Un documento que nos cuestiona: ¿Cuántas veces, con o sin intención, hemos dado un mensaje que no era totalmente veraz? ¿Cuántas veces hemos exagerado, hemos comunicado solo parcialmente el mensaje o hemos ocultado los hechos o argumentos que podrían poner en duda nuestro punto de vista? ¿Cuántas hemos descuidado la confirmación de lo que comunicamos? ¿Cuándo hemos fallado a nuestro deber con los que reciben nuestra comunicación? Sí, no es fácil ser un comunicador adecuado. Y el mundo necesita muchos comunicadores como los que el Papa pide que seamos.
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