El primer viaje internacional del Sr. Trump se salió en parte de lo usual en los presidentes de los Estados Unidos: mientras que lo tradicional había sido visitar primero a los países vecinos, en esta ocasión decidió otro tipo de visita.
Fue interesante su visita a los aliados de los Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Una alianza que se formó a partir de la segunda guerra mundial y que tuvo un papel relevante en la llamada guerra fría. Una organización completamente dedicada a la defensa de los países miembros, a través de la colaboración militar. Alianza que le ha resultado muy útil a los Estados Unidos cuando ha querido ejercer su poder militar sin autorización de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que le permitió invadir a Afganistán, así como conducir las guerras contra Irak.
El resultado de estos diferendos se hizo visible en esta visita. Se resume con las declaraciones de la Sra. Ángela Merkel en el sentido de que los Estados Unidos ya no son un aliado confiable y que Europa tiene que hacerse cargo de su propia seguridad.
La posición del Sr. Trump era de esperarse. La extrema derecha de los Estados Unidos siempre ha sido aislacionista y ha tenido una profunda desconfianza de todo tipo de alianzas, así como de los organismos internacionales a los que ven como pasos encaminados hacia un gobierno mundial. Hay también un fuerte sentimiento de los conservadores estadunidenses que buscan dejar de participar en las Naciones Unidas y sus organismos, a los cuales desde hace tiempo han reducido su contribución económica.
¿Quién gana con esta separación? Con toda seguridad Rusia, que ya no encontrará un frente unido que le ponga sanciones cuando rompa con el comportamiento que se espera del concierto las naciones, como lo que ocurrió con el caso de Ucrania. También le conviene a la industria militar ya que, al separarse los países europeos de esta alianza, se crearán nuevos mercados de armamento, que no eran necesarios cuando la alianza compartía sus capacidades militares. Otro punto de preocupación es la proliferación de las armas nucleares. Ya se empezó hablar de ello en Francia y Alemania tiene todas las capacidades para iniciar por su cuenta una capacidad nuclear.
Por otro lado, la OTAN ha sido un elemento estabilizador en el esquema europeo, y es responsable en buena parte de que no haya habido guerras en Europa occidental desde 1945. De manera que esta diferencia es una nueva razón para tener inquietudes. Algunas probablemente justificadas, como la necesidad de enfrentar el poderío militar de Rusia, muy superior al de cualquier otro país europeo tomado individualmente. Genera también inquietud entre aquellos que no terminan de confiar en Alemania y qué piensan que una Alemania fortalecida militarmente puede fácilmente ceder a tentaciones de imponer su fuerza no sólo en lo político y económico sino, además, en lo militar.
Un motivo de preocupación y un paso en contra del anhelo de paz que tiene toda la humanidad. Porque, desgraciadamente, la paz, que muchas veces debería construirse por razones superiores, en la práctica es ayudada por esquemas que den equilibrio a las distintas fuerzas militares. Quiera Dios que los dirigentes de estas naciones encuentren la sabiduría para ver los lados positivos de estas alianzas y busquen sostener sus beneficios, que son beneficios para toda la humanidad.
* Consultor de empresas. Académico del TEC de Monterrey. Ha colaborado como editorialista en diversos medios de comunicación como el Heraldo de México, El Universal, El Sol de México y Church Fórum
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