La ideología Woke se ha difundido con rapidez en occidente, más en Estados Unidos, para muchos es la nueva “religión”.
Woke es otra ideología y viene a llenar un vacío de conocimientos que debían tenerse. Ofrece una serie de datos más o menos convincentes, sobre todo novedosos, para responder a dudas comunes en personas de diversos lugares y con escasa formación sobre cuestiones básicas.
Como toda ideología, descarta los antecedentes por no haber dado los resultados deseados, tampoco toma en cuenta la realidad, no se fundamenta en evidencias y sí en intuiciones, sensaciones, emociones… Por eso no importa el científico experto sino el comunicador asertivo: un cantante, un actor, un joven “Influencer”. Lo común en ellos es que despiertan a los demás. Ofrecen un planteamiento que, sin fundamentar ni experimentar, afirman con toda seguridad que resolverá los problemas hasta ese momento irresolutos.
El Oxford English Dictionary da diversas acepciones a la palabra wake, la primera como bien informado, actualizado. Últimamente se vincula con estar atento a la discriminación e injusticia racial o social.
Woke es un neologismo y ha terminado por identificarse con despertar. Su imprecisión es amplia y abre el camino a muchas sugerencias. Por lo tanto, es ambivalente y ahora puede ser despierto para cancelar, para alejarse, para actuar, para saber, para descartar…
En un discurso, Samantha Price, directora de la Escuela Benenden en Kent, instó a los compañeros directores a no descartar a ningún joven que asuma la postura woke, como parte de una cultura de cancelación, informó la BBC. Price dijo que la llamada generación ‘despertada’ está formada por jóvenes que se preocupan por las cosas: por las causas, por el planeta, por las personas.
Por este dato y otros semejantes, este movimiento que inicia en los años diez del siglo XXI, oscila entre la inclusión y el descarte. De algún modo es producto de un pensamiento hegeliano de tesis y antítesis. El error de base consiste en ignorar el principio de no contradicción: “A la vez y respecto a lo mismo no se puede ser y no ser”. Ahora, woke se usa más como un término peyorativo, o con un tinte sarcástico.
Woke aparece en el ensayo “Si estás despierto, lo cavas” del novelista afroamericano William Melvin Kelley, publicado en The New York Times en 1962. Algunos han encontrado su uso desde 1940. El término ha sido ampliamente utilizado entre los afroamericanos. Adquirió especial importancia en los inicios del movimiento Black Lives Matter, pues esos activistas llamaron a las armas contra las diversas injusticias raciales en todo el mundo. El término se difundió más en la cultura popular, con la canción Redbone de Childish Gambino, también conocido como Donald Glover.
La ideología Woke se ha difundido con rapidez en occidente, más en Estados Unidos, para muchos es la nueva “religión”. Lo iniciado en el campo académico ahora está en medios de comunicación, Hollywood, empresas, tecnologías. En el libro Awake, Not Woke (Despierto, no despierto), de Noelle Mering asegura que tanta difusión es porque ha llenado el vacío de sentido que ha dejado el declive del cristianismo.
Las preguntas que todos se hacen como ¿por qué estoy aquí?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿cómo debo vivir?”, ¿hay otros mundos? Ahora buscan respuesta en Woke que ofrece medias verdades como una autonomía absoluta y espacios de desahogo frente a injusticias reales o distorsionadas.
Aunque sus raíces y su inicio son ateos, la ideología de Woke adopta la forma y las características de una religión fundamentalista. Tiene dogmas y denuncias. Sustituye la lucha contra la conducta personal equivocada por sesiones de crítica de acontecimientos sociales injustos. Su visión es mesiánica, sus dogmas incuestionables. Pero más que un fin eterno, acercan la salvación o la condenación a este mundo. Solución que gusta más debido a la necesidad de resultados inmediatos. La salvación es la “utopía” marxista aquí en la tierra donde la opresión ha sido desterrada.
Una vez más se comprueba que las personas son religiosas por naturaleza y desean un sentido para sus vidas, si se destruye la religión, las personas no dejarán de creer; simplemente empezarán a creer en la “alternativa religiosa” secular más reciente; no importa lo falsa que sea esa nueva propuesta.
Esta ideología busca eliminar a los opresores y salvar a los oprimidos. Tiene “villanos” (blancos, varones, cristianos, heterosexuales, personas que se identifican con su sexo, etc.) y “héroes” (guerreros de la justicia social, no blancos, mujeres que afirman la transexualidad, no cristianos, homosexuales, transexuales, etc.). Tiene dogmas, como “Estados Unidos es y siempre ha sido una nación racista y, por lo tanto, el racismo sistémico impregna a Estados Unidos”, “el daltonismo y el mérito son construcciones racistas” y “cualquier varón biológico puede convertirse en mujer si lo dice”.
Castiga severamente a los “herejes”; basta con atreverse a oponerse a un solo principio de la ideología woke para que la turba de la izquierda radical intente anularlos en las redes sociales, hacer que les despidan del trabajo, boicotear su empresa, conseguir que te desplacen y que todos le rehúyan. Un ejemplo es el trato a la autora de Harry Potter, J.K. Rowling, por decir que hay que proteger la feminidad.
En el siglo pasado: se ha calculado que el marxismo/comunismo en la Unión Soviética, China, Europa del Este, Cuba, Vietnam y Corea del Norte, entre otros lugares, fue responsable de la muerte de 100 millones de personas inocentes a través de asesinatos directos, hambre y trabajo hasta la muerte en gulags y otros entornos tortuosos. La historia se repite.
Fuentes de información: https://www.theweek.co.uk/woke
Robert Siedlecki, Cultura, ÚLTIMAS NOTICIAS, 6 mayo 2022
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