Lo inaceptable en política

La educación es necesaria para participar bien. Cuando participa el pueblo sin tener criterio se vuelven depredadores, saquean los tesoros sin saber su valor, disfrutan de manera efímera destruyendo por odio.



Recientemente el Santo Padre hizo una distinción, muy pertinente, para distinguir las posturas de los políticos y prever sus consecuencias.

Habló de la “la política con mayúscula” como aquella que es la auténtica política y la resume como el servicio al pueblo, pues le facilita organizarse y expresarse para abrir nuevos caminos. “Es una política no sólo para el pueblo, sino con el pueblo, arraigada en sus comunidades y en sus valores”. Este planteamiento nos debe llevar a entender que este punto de partida, tan deseado, no alcanza la mejora sólo con la inclusión, requiere de la educación del pueblo.

Y el papa habla también de los populismos que siguen como inspiración, consciente o inconsciente, otro lema: ‘Todo para el pueblo, nada con el pueblo’, esto es paternalismo político, y lo precisó: “El pueblo en la visión populista no es protagonista de su destino, sino que termina siendo deudor de una ideología”. Con lo cual se cultiva un pueblo dependiente, no crece, ni se le impulsa a crecer. Se le ofrece un sucedáneo de educación.

La política auténtica es el servicio a todos, pero especialmente a los más desprotegidos, a todos se les abren las puertas para el bien común. Todos se benefician, pero el primer beneficio es la educación, sin calificativos.

Para saber qué necesitamos nos ayudan las encuestas que grupos preparados y veraces nos dan a conocer. Por ejemplo, el año pasado, en julio de 2020, “ConParticipación” encontró lo siguiente: el 84.1% de las familias tienen dificultades para la conectividad, esto limita el acceso de los niños, niñas y adolescentes a las tareas escolares virtuales y al sistema educativo; el 75% se ve en dificultades para obtener vestimenta; el 70.5% tiene grandes dificultades para acceder a la compra de insumos básicos de higiene y bioseguridad; al 52.3% se les dificulta adquirir elementos de protección personal (tapabocas); el 40.9% de los encuestados convive con otros problemas sociales (consumos o abuso de sustancias, violencia familiar, etc.). Esta realidad nos presenta una mayoría totalmente inerme al populismo.

Apoyados en esos datos duros, se puede pedir al gobierno su intervención para resolver las carencias de abrigo y salud. Restringir el consumo de drogas y erradicar la violencia familiar. Proporcionar la conectividad necesaria para poder utilizar los recursos de tecnología digital que hacen posible el acceso a la educación. Las actuales condiciones de emergencia sanitaria acentuaron brechas que hay en la sociedad porque golpearon más a los sectores vulnerables del país. Pero si el gobierno es populista ¿querrá educar?

Cuando se acerca un período de elecciones, las previsiones del pueblo han de apoyarse en el estudio de las propuestas de los candidatos para saber cómo gobernarán. Y, descubrir lo intolerable.

Intolerables son las agresiones a la vida humana en cualquier etapa o de cualquier raza. Intolerable es la privación de la libertad en cualquier terreno, por ejemplo la de expresión o de profesión de cualquier credo religioso. Intolerables son los agravios a los derechos humanos fundamentales, como los derechos de la familia; o el derecho al trabajo y a una remuneración justa, o el derecho a una auténtica educación y a un sano ambiente social que propicie la salud. Todos ellos derechos el Papa Francisco los sintetiza en tres ámbitos: tierra, techo y trabajo.

Si todos -gobernantes y gobernados- orientamos bien el sentido de la tierra, sabremos cuidar los recursos naturales y exigir el sustento para todos. Esto puede solucionar los problemas de migración o de apropiación desmedida de los recursos para el usufructo de unos pocos. Así, como el afán de destruir lo que no nos pertenece, con un espíritu vindicativo que nos perjudica a todos.

Todos necesitamos un lugar donde habitar, un techo que proteja a nuestra familia y a nuestras pertenencias. Los sintecho son una bofetada que evidencia la injusticia social. Y el trabajo es imprescindible para conservar la tierra y el techo, y para el desarrollo personal. Pero no se puede trabajar eficazmente sin educación.

Ante la inminente participación ciudadana en unas elecciones, cada uno desde su posición, ha de hacerlo privilegiando las convicciones éticas y religiosas. Votar con conocimiento y con responsabilidad. La educación es necesaria para participar bien. Cuando participa el pueblo sin tener criterio se vuelven depredadores, saquean los tesoros sin saber su valor, disfrutan de manera efímera destruyendo por odio.

La respuesta de los elegidos al aceptar el cargo, también exige tomar en cuenta las convicciones éticas y religiosas. Solamente así se puede transformar el rostro de la desprestigiada política latinoamericana. Disponerse a estudiar los problemas para dar soluciones más allá de las presiones partidistas, financieras, sindicales o de cualquier otro tipo. Hacen falta políticos solidarios con los ciudadanos, dispuestos a escuchar y a impartir justicia.

Dispuestos a eliminar prejuicios, abiertos a la colaboración de otros profesionistas para aprovechar el papel que desempeñan los empresarios, los filósofos, los artistas, los campesinos, los investigadores… e impedir el error de opinar de lo que no se sabe. Será el modo de colaborar desde su oficio en el crecimiento científico, industrial y tecnológico, en el fortalecimiento del tejido social.

Con estos criterios se podrá resolver adecuadamente uno de los debates en turno: desde la política la mariguana presenta grandes beneficios económicos a los productores, pues se prevé alta demanda. Desde la medicina se oyen las voces de alarma de los médicos, concretamente el psiquiatra regiomontano Carlos Alberto Treviño Terán, opina que los efectos del uso de la mariguana, con el paso de los años, produce importante deterioro en la memoria, el pensamiento y la cognición.

Tenemos la oportunidad de expresarnos para señalar qué rumbo dar a nuestra sociedad: ¿Queremos una tiranía? ¿Queremos cuidar adecuadamente la creación? ¿Queremos el respeto de la dignidad humana y de la familia? ¿Queremos la imposición de la ideología de género?…

 

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