Trabajo, trabajadores

Crear fuentes de trabajo es la deuda más importante que contraen quienes asumen un puesto en el gobierno de cualquier nación, es la manifestación de la más alta solidaridad.



El trabajo es la actividad humana donde alcanzamos el desarrollo propio de toda persona y singularizado en cada una. Al realizarlo fundamentalmente alcanzamos el desarrollo propio e irrepetible, paso a paso. Al dejar huella con él también el entorno recibe ese influjo y mejora. Además, al trabajo se le asigna un sueldo y a los productos obtenidos un precio, y esto redunda en la posibilidad de sustentarse dignamente.

Trabajador es toda persona que con su actividad consigue logros. Como no siempre es fácil actuar bien, es necesario adquirir y practicar la virtud de la laboriosidad, para vencer los obstáculos personales -desgana, cansancio, desorden,

-. Con ella, como con todas las virtudes conseguidas, se fortalece el carácter y se adquiere la facilidad de inclinarse al bien.

En las circunstancias excepcionales que estamos viviendo como resultado de la pandemia, el encierro ha provocado, entre múltiples efectos, la pérdida de muchos trabajos a todos los niveles. El desempleo sufrido por quienes ocupaban puestos destacados y bien remunerados les hace mucho más vulnerables porque no están dispuestos a aceptar trabajos de inferior estatus y salario. Actitud mucho más frecuente en los varones.

Es legítima la aspiración a mantener el mismo nivel laboral, pero también vale la pena reconocer que esta actitud privilegia el aspecto económico, y se descuida o se paraliza la posibilidad de servir a los demás, de acceder a nuevos aprendizajes, de conservar la salud al mantenerse activo y evitar el desaliento que acompaña al desempleado, e incluso propicia la depresión.

El desempleo hay que afrontarlo con el estudio para mejorar los conocimientos de la propia ciencia o acceder a otros saberes y a la investigación y a la actualización, para cuidar la salud e incluso para aconsejar a otras personas que comparten el desempleo. Personas así se capacitan para un servicio más amplio.

El trabajo forma en laboriosidad, y para quien está en paro prolongado le exige creatividad para organizar la vida y mejorar en sus aportaciones a la propia familia y a otras personas. El trabajo es un excelente organizador de la persona porque exige jerarquizar actividades, aprender a priorizar y a ser previsor. Todo esto realza la dignidad de la persona. Por lo tanto, queda claro lo reductivo que es trabajar solamente por un sueldo, aunque sea necesario. Toda persona ha de asumir la responsabilidad de siempre ser un trabajador, nunca un desocupado.

El trabajo en sí es variadísimo, por eso existen muy diversas profesiones. Y los trabajadores deben de ensanchar su visión y valorar ese mosaico. Se necesitan unos y otros. Especialmente en una empresa es importante ubicarse y descubrir las responsabilidades que asumen todos los integrantes de tal institución. Sin técnicos la empresa no produce; sin directivos y administrativos los productos no se distribuirían, ni se gestionarían los recursos para sostener la producción. En este tema la ideología de la lucha de clases ha ocasionado graves problemas. Aunque también hay otro tipo de deterioro cuando las personas no son justas y honestas.

En el organigrama de una institución hay jerarquía debido al papel que cada uno desempeña, desgraciadamente la lucha de clases ha mal interpretado esta realidad explicándola como un agravio a quienes están en la base y así propician malas interpretaciones y división. Como realmente se debe ver esa realidad es de acuerdo con la división de tareas y con la complementariedad de todas. Ninguno es experto en todos los campos y todos son necesarios.

La verdadera dignidad de un trabajador se concreta en el modo de realizar sus deberes, con responsabilidad, con iniciativa, con sentido de unidad en el engranaje de la institución, en desempeñar con orgullo lo que saben y para lo que son expertos. Ayudándose unos y otros. Aceptando el modo diferente de mujeres y hombres para enfocar los asuntos. Sabiendo que quien no vive éticamente sus funciones da pie a malas interpretaciones, da mal ejemplo y deteriora la armonía.

La dignidad se respeta cuando se asigna un horario justo, cuando hay buena distribución de los espacios y limpieza, cuando el salario es justo e incluye prestaciones, etcétera.

Los gobiernos de todos los países necesitan hacer mucho más en el campo laboral. La importancia que den a este rubro es una muestra del respeto por los ciudadanos a su cargo. La inmigración masiva es el resultado del desequilibrio y el descuido en este terreno. Es humillante para una nación ver la salida masiva de personas emprendedoras que van a otros países con el deseo de mejorar a partir de lo mínimo, de lo que no pudieron tener en su país de origen. La miseria muchas veces está provocada por la falta de organización y la miopía de los proyectos, por el descuido en los apoyos, por la deshonestidad para asignar los presupuestos o por las presiones del crimen organizado.

También es necesario reconocer la migración voluntaria para incursionar en labores acostumbradas en otros países para las cuales algunos extranjeros consideran que tienen facultad para ejecutarlas, y lo demuestran.

La laboriosidad de quienes gobiernan ha de ser ejemplar, no sólo para hacer bien su trabajo sino por el deber de dar buen ejemplo. Sus obligaciones oscilan entre la protección del bienestar familiar y la construcción de una sociedad más justa. Tener en cuenta que el trabajo no es sólo para ganar un salario, sino también para superarse conforme a la dignidad de la persona humana. También importa el lugar donde lo realizan, que haya higiene y belleza. Sólo así se contribuye al bien de la sociedad y de la familia. Por lo tanto, también es necesaria la regulación de los horarios para propiciar el descanso y la salud mental.

Crear fuentes de trabajo es la deuda más importante que contraen quienes asumen un puesto en el gobierno de cualquier nación, es la manifestación de la más alta solidaridad, y una respuesta contundente al acceso del bien común.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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