¿Qué tiene alguien que vivió hace más de 750 años? Una inteligencia natural superior que se acrecentó y se compartió. Las extraordinarias deducciones construidas con una magnífica secuencia y acertada proyección. Sus trabajos son esclarecedores y ordenados: Dios sobre todo y con Él toda la capacidad recibida para abrirse a la verdad y al bien.
Tomás de Aquino sigue presente y quien le tiene por su maestro va bien. Es increíble pensar que su mente sigue tan activa y eficaz en este momento del deslumbramiento de la inteligencia artificial y de otros descubrimientos.
Los acontecimientos que el papa Francisco quiere aprovechar durante los años de 2023 a 2025 son tres: en este año el séptimo centenario de la canonización de Tomás el 18 de julio de 1323; en 2024 el 750 aniversario de su muerte el 7 de marzo de 1274, y en 2025 el 800 aniversario de su nacimiento en 1225.
La finalidad de conmemorar estos acontecimientos busca acercarnos al pensamiento de Santo Tomás para afrontar debidamente los desafíos culturales contemporáneos. También para celebrar el legado humano, sacerdotal e intelectual.
El papa Francisco les escribe a la diócesis de ‘Aquino’: “custodiando su memoria viva en esta bendita franja de tierra caracterizada por un patrimonio histórico, eclesial y civil único, le confío dos tareas principales: la construcción paciente y sinodal de la comunidad, y la apertura a ‘toda la verdad’”. Por eso este año la celebración eucarística es el 18 de julio en la Abadía de Fossanova.
Síntesis de su perene aportación.
La diferencia clara y explicita de los campos de la teología y la filosofía.
La teoría del movimiento como paso de la potencia al acto.
La relación del hilemorfismo (cuerpo y alma) y la antropología aristotélica.
La teoría del conocimiento y la estructura de la ciencia.
El pensamiento ético y político aristotélico.
La demostración de la existencia de cuanto existe a partir de la evidencia que proporcionan los sentidos.
El último punto bien entendido y aplicado puede resolver verazmente muchos planteamientos contemporáneos. La congruencia y veracidad de sus obras quedan sólidamente confirmadas con su vida intachable, patrimonio para todos.
Semblanza.
Desde su canonización el Magisterio de la Iglesia siempre ha recomendado su doctrina. Son evidentes las menciones de todos los Papas desde que murió y somos testigos de los contemporáneos. Benedicto XVI habló de la vida de santo Tomás en la Audiencia del 2 de junio de 2010.
La fecha de su nacimiento es imprecisa, oscila entre 1224 y 1225. Nace en el castillo de Roccasecca, cerca de la Abadía de Montecassino, en la región de Nápoles, perteneciente en aquel entonces al Reino de Sicilia.
A Montecassino lo enviaron sus padres para recibir los primeros elementos de su instrucción. Más adelante, en Nápoles nació su vocación dominica y vistió el hábito. Su familia se opuso a esa elección, y deja el convento para regresar con ellos.
En 1245, ya mayor de edad, retoma su respuesta a la llamada de Dios. Fue enviado a la Universidad de París para estudiar teología bajo la dirección de san Alberto Magno. El y Tomás entablan una profunda amistad. También recibe clases de Alejandro de Hales. Alberto vio en su alumno un gran potencial, y decide llevarlo consigo a Colonia, y la impulsa a estudiar con detenimiento las obras de Aristóteles.
Benedicto XVI señala que Tomás, siguiendo la escuela de Alberto Magno, llevó a cabo una operación de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología; o mejor para la historia de la cultura: con el estudio a fondo de Aristóteles y de sus intérpretes, por medio de nuevas traducciones latinas de los textos originales en griego. Así ya no se apoya únicamente en los comentaristas árabes, y podía leer directamente los textos originales. Pudo entonces distinguir lo válido de lo dudoso y lo que se debía rechazar.
Encontró en esos textos la consonancia con los datos de la Revelación cristiana y utilizó amplia y agudamente el pensamiento aristotélico en la exposición de los escritos teológicos que compuso. Tomás de Aquino mostró que entre fe cristiana y la razón subsiste una armonía natural. Esta fue la gran obra de santo Tomás, en ese momento de enfrentamiento entre dos culturas —en que parecía que la fe debía rendirse ante la razón— mostró que van juntas, que lo que parecía razón incompatible con la fe no era razón, y que lo que se presentaba como fe no era fe, pues se oponía a la verdadera racionalidad; así, creó una nueva síntesis, que ha formado la cultura de los siglos sucesivos.
En 1256, a la edad de 31 años, Tomas recibe el doctorado y comienza a ejercer como maestro de Teología en la Universidad de París. También se había convertido en el consejero personal del rey Luis IX de Francia. Hacia 1269, comienza a escribir la Suma Teológica. Poco después es nombrado consejero personal del papa Urbano IV. Entonces redacta el Oficio y la Misa propia del Corpus Christi, también revisa el libro Sobre la fe en la Santísima Trinidad.
Santo Tomás fue devotísimo de Cristo Salvador y tuvo una ferviente devoción filial a la Madre de Dios, la Virgen María.
Murió en la abadía de Fossanova el 7 de marzo de 1274, a donde lo llevaron para reponerse del accidente que sufrió cuando iba de camino al segundo concilio de Lyon al que lo convocó el Papa Gregorio X.
Se conserva un diálogo del santo poco antes de morir. Por la mañana, Tomás acostumbraba orar ante el crucifijo de la capilla. Domenico de Caserta, el sacristán, escuchó lo siguiente: Tomás preguntaba, preocupado, si cuanto había escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto. Y el Crucifijo respondió: «Tú has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?». Y la respuesta que dio Tomás: «¡Nada más que tú, Señor!»
Fue canonizado el 18 de julio de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el 11 de abril de 1567, lo declaró Doctor de la Iglesia. León XIII, el 4 de agosto de 1880, lo proclamó patrón de todas las universidades y escuelas católicas.
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