Repensar la educación II

La educación es la tarea más noble propia de las personas para ayudar a otras personas a llevar a cabo su razón de existir. Con esta idea general podemos concretar la actividad educativa en las circunstancias del hoy-ahora. Es un reto espectacular y puede dar soluciones si partimos de la realidad tal cual está. Ver grandes despojos y carencias aumenta la certeza de la necesidad de educar.

Asumir la educación en la familia: es la primera y lo será siempre. La educación en la escuela se caracteriza por adecuarse al desarrollo evolutivo y por eso, es científica para incidir en la formación de la inteligencia, la voluntad y la sociabilidad con atención a la afectividad tan necesaria para las buenas relaciones. También secunda la educación ambiental propia de los gobernantes en su obligación de mantener un entorno sano y bien conservado. 

En el artículo anterior vimos la tendencia a formar parte de algún grupo. Eso es necesario, pero no puede sofocar la responsabilidad personal ni el desarrollo adecuado de cada persona, pues cada una se inclina a unas virtudes y también a unos defectos. Y allí está la clave de singularizar a cada uno para acrecentar su tendencia a lo bueno y contrarrestar sus inclinaciones a determinados defectos.

En la educación familiar recae la máxima responsabilidad. El padre y la madre han dado vida a cada hijo y eso incluye la prioridad de ayudarles a ser personas de bien, apoyándose en sus peculiaridades. Nadie mejor que ellos para acertar en la tarea pues conocen a esas criaturas desde el seno materno y los han visto del modo más genuino en sus primeros pasos.

La educación institucional es una educación vicaria de la familia, tiene la responsabilidad de dar buenos resultados a los progenitores que les han confiado a sus hijos, así responden a la confianza depositada y concretan lo que prometen. Pero la responsabilidad de los padres les exige una selección adecuada ante las variadas ofertas educativas. 

La educación a los hijos en casa no se produce espontáneamente, no confundirla con la preocupación natural. Es necesario observar las reacciones de cada hijo y orientarles con mucha constancia hasta comprobar su efectivo convencimiento de optar por el bien. Esa actividad diaria no se delega. Los padres deben organizar su vida familiar dando tiempo a esa tarea.

Cada hijo tiene su modo de ser y también esa característica se relaciona con la herencia. Esa es una riqueza propia de la educación familiar poco aprovechada. Por este motivo los padres son más acertados en la educación personalizada, son más precisos al elegir las virtudes prioritarias para cada pequeño. Con seguridad, si atienden a este aspecto, harán de sus hijos personas de carácter con firmeza en sus convicciones.

En la niñez y en la juventud hay gran sensibilidad para captar la verdad de una manera inmediata. Especialmente en la niñez observan cómo son las cosas y aprenden a nombrarlas. Ante la presencia de las dos personas en quienes confían y con quienes se sienten seguros aprenden lo que es una mamá y un papá, eso ampliará su conocimiento para saber quién es mujer y quién hombre.

Poco a poco, al experimentar el modo de ser de cada uno captarán amor, seguridad, alegría, tristeza, aprobación o desaprobación y muchos aspectos más íntimos que al paso de los años ya no se captan con tanta nitidez como al principio. Después de distinguir a papá: hombre, y a mamá: mujer, verán a quienes son pequeños como ellos, y distinguirán a niños y a niñas, más adelante reforzarán los lazos de fraternidad al diferenciarlos de los compañeros en la escuela.

Aprenderán nuevas palabras y así adquirirán precisión y pondrán la base para una comunicación veraz. Llegará el momento de querer ocultar algo y mentir. El lenguaje expresa los conceptos, y allí está el tesoro de la verdad. Pero con el transcurso de los años se experimenta la tentación de ocultar lo mal hecho y se miente.

En la escuela los maestros han de mostrar la preparación adquirida para desempeñar esa profesión.  Y muchas veces necesitarán contrarrestar el deterioro social. Por ejemplo: afrontar la manipulación lingüística cuya finalidad es impedir que los docentes y los padres de familia se den cuenta del deterioro institucional y social.

Los docentes también han de afrontar la necesidad de una actualización constante para estar a la altura de las demandas de un mundo que cambia cada vez más vertiginosamente. Su trabajo tan demandante han de alternarlo con mantenerse al día sobre nuevos conocimientos, nuevos equipos y tecnologías.

Además, muchas veces tendrán que dedicar algún tiempo a solicitar los apoyos gubernamentales indispensables para dar los resultados que les exigen. Y otras veces necesitarán pronunciarse ante enfoques poco pedagógicos o didácticos y a veces sin soporte legal.

Su responsabilidad no es solamente la de presentar los contenidos, también los estudiantes han de aprender a aplicarlos y para eso necesitan aprender a pensar y a actuar. Eso es enseñarles a vivir, a elegir, a aplicar sus aprendizajes, a corregir sus errores y a seguir aprendiendo para no estancarse.

En el terreno moral han de practicar las virtudes para poder dar buen ejemplo. Entre las virtudes, es imprescindible destacar la veracidad, la fortaleza, la justicia y la solidaridad. La veracidad es condición para aprender; la fortaleza ayuda a cumplir con las obligaciones y a no dejarse llevar por el ambiente relajado, mediocre y cómodo; la justicia es condición para respetar lo de cada uno, y la solidaridad para llevar buenas relaciones con los demás.

Es importante que los padres estén advertidos para no caer en el siguiente error. Cuando los hijos crecen pueden buscar el modo de que sean aceptados en algún grupo determinado, a costa de sacrificar principios, por ejemplo: minimizar circunstancias morales que más adelante darán mal ejemplo o relajarán las costumbres. También pueden causar la simulación de tener un nivel de vida superior, y eso es otro modo de engañar.

Te puede interesar: Repensar la educación I

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo

comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.