Política y jerarquía de principios

Cada persona tiene la misión de colaborar en la paz y en la organización de un mundo habitable, seguro, pacífico, constructor de progreso y cultura.


Participación ciudadana


Un aspecto que demuestra la superioridad de las personas sobre las demás especies que habitan la tierra está en la gran variedad de actividades que le competen. Actividades que no realizan como resultado de una programación sino como producto de un estudio, de una planeación y de la ejecución responsable.

La ejecución responsable es posible si las personas jerarquizan sus obligaciones. Lo primero en el orden de importancia se refiere a la persona como ser único e irrepetible, luego sigue todo lo referente a la vida de relación en sociedad. De las sociedades a las que pertenece cada persona, la primera es la familia y luego la sociedad civil.

Dentro de la sociedad civil está la participación de cada ciudadano, allí se encuentra la política. Algunas personas asumirán cargos de gobierno y todos los demás participarán, apoyando del mejor modo, para la buena marcha de la organización civil. De esta manera todos tienen una intervención en la política. Por ejemplo, la más generalizada es la emisión del voto personal cuando hay elecciones. Esto no es de poca importancia, hay que elegir previendo las consecuencias.

La participación de los ciudadanos siempre ha de ser congruente con el respeto a las personas, la defensa de la vida, el respeto a la familia y a la libre elección del modo de organizarse y de conseguir los recursos para la subsistencia. Todo ello, lógicamente, dentro de las normas de la moralidad y de la fidelidad a las creencias.

Desgraciadamente en la sociedad civil se han adoptado ciertas costumbres que degradan a las personas porque ya no distinguen el bien del mal. Prácticamente la toma de decisiones se basa en lo que hace la mayoría. Con este criterio las personas diluyen su responsabilidad y, lo más grave es que no ejercen su libertad porque se vuelven seguidores de masas. El motivo de su actuar es porque así lo hacen los otros.

Para no cometer este error, antes de afiliarse a un grupo o colaborar con otros, es necesario conocer sus postulados y revisar si el trabajo que realizan en equipo es honesto, si busca la superación individual y grupal, si eleva y no degrada, si promueve la justicia, si busca solucionar las desigualdades y si no excluye a nadie. Tampoco se desconoce la posibilidad de convivir con infractores, pero para ellos, también debe haber planes de reeducación y de reinserción.

En la familia se deben tratar estos aspectos y fortalecerse mutuamente para ser fieles a los principios y a las normas de moralidad, incluso aunque sean una minoría y su estilo de vida no resulte popular o choque con lo que hacen los demás. En la familia se han de fortalecer las virtudes y promover el respeto a la propia familia, a la de los demás y a la comunidad.

En una sociedad democrática se han de promover y fortalecer la igualdad de derechos de todas las personas. Son derechos inalienables. Se han de desterrar los intentos egoístas de satisfacer los propios deseos, y la indiferencia hacia las necesidades de los demás.

Nadie es feliz aislándose. Tenemos una necesidad básica de ser amados, de ser cuidados, de ser respetados: También la necesidad básica de amar y de cuidar a los demás. Estamos hechos para pertenecer y estar en relación con otras personas, con el mundo en el que vivimos y con Dios.

Cada persona tiene la misión de colaborar en la paz y en la organización de un mundo habitable, seguro, pacífico, constructor de progreso y cultura. Promotores de instituciones educativas, de organizaciones laborales justas, de establecer lugares de acogida para enfermos o para personas vulnerables. También crear lugares de esparcimiento sano.

Todo ello dará sentido de pertenencia y amor a la patria. Con este vigor será más accesible la ayuda mutua, cuidar a los ancianos y a los vulnerables, ayudar a las familias a crecer y a prosperar. Estos sentimientos han de alimentar a la política. Y, la política dejará de ser un medio para despojar a los demás.

 

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