Somos testigos de la división social en nuestro país, promovida por el modo del presidente para gobernar a México. Notoriamente se han hecho dos grupos: los del partido del presidente: Morena y otros seguidores. El segundo grupo incluye a los demás partidos y a quienes no pertenecen a ninguno, con lo cual hay una gran variedad postural.
El grupo del presidente está aglutinado por él, el otro está muy dividido. El primero se impone pues, aunque incluye además del partido de Morena a otros dos partidos, todos se unen incondicionalmente a las directrices del mandatario quien para presentarse como demócrata asegura consultar al pueblo, escucharle y llevar a la práctica sus deseos.
A la oposición se le presenta una oportunidad de oro para diseñar una nueva forma de ejercer la democracia, con la inclusión de muy variadas visiones. Es necesaria una postura abierta para escuchar y entender otros puntos de vista de los integrantes de otros partidos. Madurez también para admitir otros planteamientos con el fin de resolver los problemas de la sociedad. Madurez para saber defender lo que no es negociable y flexibilidad para probar otros modos nunca antes asumidos. Todo ello para evitar la fractura y forjar una unidad duradera, sin traicionar los principios.
Lo no negociable es todo lo referente a la moralidad debida al ser humano. Lo circunstancial puede asumirse de distintos modos, con la salvedad de respetar lo no negociable. Si estos dos campos están bien acotados, los integrantes de todos los partidos tendrán claro el camino para la permanencia en la colaboración, el respeto a otras opiniones y la apertura para nuevos aprendizajes.
Por supuesto todos han de esforzarse por contrarrestar el natural deseo de imponer los idearios del propio partido, con esta convicción no serán fáciles las rupturas.
Para acordar lo no negociable todos han de respetar la dignidad de la vida humana y sus consecuencias: derecho a la subsistencia y al desarrollo material y espiritual. Estos temas señalarlos como intocables en la Constitución: casa, vestido y sustento material y espiritual -alimentación, salud, educación, trabajo, entorno próximo: la familia, y entorno amplio: la sociedad. Con instituciones específicas y justas.
El segundo acuerdo será el modo de aplicar la democracia. Con vías para facilitar la participación de todos, garantizando el respeto a la dignidad de toda persona, con énfasis en la libertad de las conciencias.
El tercer punto es la impartición de justicia como derecho para todos, con la meta de construir y asegurar la paz. Para llevarlo a cabo, contar con instituciones claramente fieles y defensoras del marco jurídico. En este tema es importantísimo respetar los contrapesos de los tres campos: ejecutivo, legislativo y judicial.
Periódicamente hará falta actualizar el modo de impartir la justicia de acuerdo al dinamismo en la sociedad y a las necesidades que vayan surgiendo. Es un modo de sostener o innovar vías sólidas en la legalidad.
El momento es histórico, si hay madurez política y auténtico amor a la patria, la oportunidad de trabajar codo a codo con integrantes de diversos partidos, propicia el insólito modo de ayudarnos, enriquecernos y sobre todo aprender de los otros sus posturas ante los problemas. Todo ayuda a descubrir aristas inéditas en el tesoro de la democracia y en el modo de emprender nuevos caminos para concretar el sueño de la paz.
Tenemos la oportunidad de evaluar los intereses de cada partido y los planteamientos para llevar a cabo las propuestas. Con serenidad comparar y elegir aquello que ofrezca mejores garantías. Detenerse a estudiar nuevas propuestas, combatir la inercia y la resistencia al cambio cuando los resultados son comprobadamente mejores.
También hay muchas lecciones en el estudio de la jerarquía para resolver las necesidades. Incluso pueden descubrirse temas urgentes que se habían pasado por alto, y en realidad apremian, específicamente en algunos grupos sociales más vulnerables.
Periódicamente habrá que reposicionar a la persona en el primer plano. Es inevitable descuidar este asunto debido al posible deslumbramiento de los avances científicos y tecnológicos, o ante resultados urgentes en el terreno de la economía. Reposicionar la política con capacidad de mirar el conjunto, de privilegiar a todos: pobres, ignorantes o discapacitados. Ver el presente con impacto en el futuro. Combatir seriamente las tendencias al poder, a la riqueza o a la exclusión de adversarios.
Aprovechar las oportunidades del presente para diseñar el corto plazo con vistas a plazos más largos. Así se podrán resolver los problemas inmediatos sin olvidar los que serán necesarios en el futuro.
Reconocer para rectificar el rumbo de las políticas contra la natalidad y los apoyos a la familia cuyos resultados están causando serios problemas. A la vez, fomentar la política de la gratuidad multiplicando las obras caritativas y las educativas.
Estudiar los problemas contemporáneos como el desabasto de los recursos naturales y el grave problema de la migración: seres humanos desesperados que huyen de los conflictos de su patria y se agrava la pobreza. Los cambios climáticos piden solución sin excusas ni dilaciones. Son temas internacionales que involucran a todas las naciones y hemos de afrontarlos juntos. Soñar con la posibilidad de forjar una comunidad de naciones solidarias. Pero esa solidaridad comienza en la propia patria.
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