Mujer del siglo XII en el XXI

Si una mujer del siglo XII interesa, es noticia y tiene seguidores en nuestro siglo, rompe los estereotipos del modo unívoco de generalizar el trato a la mujer en el pasado. Y nos puede ayudar a tener una percepción más justa. Sobre todo, con la Iglesia católica.

El pasado día 17 de septiembre, la Iglesia católica celebra a Santa Hildegarda von Bingen pues ese día murió, en el año de 1179 como Abadesa de Ruperstsberg, monasterio que ya no existe. Evaluada como la mujer más potente de la Baja Edad Media por ser centrada y justa, observaba y analizaba, con el mismo vigor en tiempos de alegría o de sufrimiento. Una gran líder.

Nace el 16 de septiembre de 1098 en Bemersheim (Alemania) en el seno de una familia noble. La menor de diez hermanos y destinada a la Iglesia. Beatificada el 26 de agosto de 1326 por Juan XXII y canonizada el 10 de mayo de 2012 por Benedicto XVI. Su canonización tardó por haber sido una mujer insólita. Predicó en plazas y calles. Sus escritos variadísimos: ensayos, poéticos, místicos, filosóficos, científicos. Dibujante, curaba enfermos. Con decenas de composiciones litúrgicas y cartas al papa Eugenio III, a Bernardo de Claraval, a obispos y a reyes. Con profundos conocimientos de mineralogía y herbolaria. 

Su obra cobra especial relevancia después de recibir el nombramiento de Doctora de la Iglesia en octubre de 2012 por el mismo Benedicto XVI. Con su beatificación y canonización la Iglesia reconoce como inspiradas por Dios las visiones que tuvo desde niña. El propio Pontífice muchas veces la citó en sus alocuciones.

Muy niña llega al convento benedictino de Disibodenberg, gobernado por Jutta de Sponheim, quien se encarga personalmente de su educación. Aprende latín, griego, liturgia, música, oración y ciencias naturales, y además vive la disciplina ascética. A los dieciocho años, toma los hábitos benedictinos. Decía que «se alimentaba de la Biblia» y la música se la dictaban durante sus visiones.

En 1136, Jutta muere e Hildegarda, aunque muy joven la sustituye. A la edad de cuarenta y dos años tuvo las visiones más claras, en las que recibe la misión de predicar sus visiones y de escribir sus experiencias. 

Escribe nueve libros. Destacan Scivias, de carácter místico; Liber Vitae Meritorum, sobre ética, y Operatione Dei, sobre teología. Otro de sus libros, el Liber Simplicis Medicinae es importantísimo para la medicina y para la ciencia de curar. El Liber Compositae Medicinae trata causas y síntomas en las enfermedades.

Hay páginas web sobre medicina o el arte culinario basados en las enseñanzas de Hildegarda. También libros como Cocinando con Santa Hildegarda. Recetario hildegardiano para cuidar y mantener la salud de Beatriz DiCecc.

Hildegarda consideraba que lo que es bueno para uno puede no serlo para otro. Recomendaba tomar en cuenta la constitución física, la salud, la hidratación, la edad y las estaciones del año. Todo es cuestión de equilibrio. Desde luego es muy completo su estudio de la herbolaria y los consejos para utilizarla en variadas recetas médicas y culinarias.

Su influencia tiene vigencia indiscutible, tanto en el ámbito cultural como en el doméstico. Y hay detalles muy concretos en el mundo contemporáneo. Por ejemplo: la iglesia parroquial de Eibingen, donde reposan las reliquias de esta santa, fue reconstruida en gran parte en 1932 tras un incendio. Y la abadía de santa Hildegarda en Rüdesheim se reconstruyó a principios del siglo XX sobre las ruinas originales de una de las fundaciones de Hildegarda. La abadía está en el Paisaje cultural del Valle Superior del Medio Rin, declarado patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco en 2002. 

En la población de Bingen am Rhein hay un museo sobre su vida y obra, con documentos suyos y con algunos restos de las abadías donde estuvo. En un jardín adjunto hay plantas descritas por ella. 

En el mundo de la cinematografía: en A Beautiful Mind, película ganadora del Óscar 2001, se utilizó una de las canciones de Hildegarda titulada Columba aspexit y también estuvo nominada para el Oscar para banda sonora. En 2009, la directora alemana Margarethe von Trotta filmó Visión: La historia de Hildegard von Bingen (Vision. Aus dem Leben der Hildegard von Bingen), interpretada por la actriz alemana Barbara Sukowa. En la película italiana de 2009 Barbarossa (traducida al inglés como Sword of War), basada en la vida del emperador Federico Barbarroja, Hildegarda de Bingen sale en una escena interpretada por la actriz española Ángela Molina.

En la televisión Hildegarda se muestra en un documental de la BBC de Londres en 1994. La televisión alemana también hizo otro documental: Hildegarda de Bingen. Una mujer del siglo XII. Además, le dedican un capítulo de la serie Die Deutschen (Los alemanes).

La discografía de su música es abundante. Desde 1979 se produjeron alrededor de treinta y cinco discos con ejecuciones de las canciones religiosas compuestas por ella, con interpretaciones realizadas por Gothic Voices, Emma Kirkby, la Oxford Camerata bajo la dirección de Jeremy Summerly, Garmarna, Trobar de Morte y Anonymous 4.

El 14 de abril de 1998, el gobierno alemán puso en circulación una moneda conmemorativa por el 900 aniversario del nacimiento de Hildegarda de Bingen. Se imprimieron 4,5 millones de monedas de 10 marcos, de plata de ley de 925 milésimas, y se muestra a la santa escribiendo los mensajes divinos rodeada por una leyenda que dice Liber Scivias Domini y los años de su nacimiento y muerte.

En la astronomía, el asteroide Hildegard, descubierto por el astrónomo alemán Max Wolf el 3 de agosto de 1918, lleva ese nombre por ella.

La figura de Hildegarda en la Edad Media y en la historia de la Iglesia ha llevado a grupos feministas eclesiásticos y seculares a tomarla como un ejemplo relevante de reivindicación del papel de la mujer en la historia y en roles tradicionalmente masculinos.

El músico Devendra Banhart homenajeó a esta Santa en su video Für Hildegard von Bingen, en octubre de 2013, y muestra el lado artístico de Hildegarda.

La escritora cubana Daína Chaviano dedicó su novela El hombre, la hembra y el hambre (Premio Azorín de Novela 1998) a esta monja, su figura juega un papel fundamental en la trama. 

El cráter lunar lleva el nombre de Hildegarda desde febrero de 2016.

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