Hoy en el mundo la mujer tiene un papel protagónico al modo contemporáneo. Siempre lo ha tenido, aunque en el terreno civil de un modo circunstancial y sin el apoyo de las autoridades correspondientes.
Hoy el tema de la mujer es muy poderoso, hay muchos enfoques y no todos la benefician.
Hoy es importante ser más protagónicas y nosotras mismas determinar qué queremos. Hay resultados y podemos elegir. Revisemos con objetividad si los esfuerzos realizados nacen de nuestros proyectos o, consciente o inconscientemente, nos los han impuesto. Me parece que deseamos un ganar-ganar y no ganar-perjudicar.
Ganar-ganar es defender el respeto para todos, es convivir fomentando un ambiente comprensivo y colaborativo, es dar oportunidades para resolver los problemas específicos de las personas, de las familias, de los ámbitos civiles. En definitiva, abrir el bien común a todos mediante un claro marco de justicia.
Ganar-perjudicar es promover la pugna y la división entre hombres y mujeres, entre distintos sectores del campo laboral, entre distintos niveles sociales o económicos, entre personas de distintos credos, entre diversas nacionalidades. Es magnificar los agravios de los siglos anteriores y vengarlos -cuanto antes- alimentando los resentimientos. Si lo logramos ¿recogeremos paz?
Los días 22 y 23 de enero, en Chihuahua, la Academia de Líderes Católicos, organizó el Primer Encuentro Internacional de Mujeres Líderes Católicas para reflexionar sobre los feminismos y la ideología de género, desde la perspectiva católica, rica en fundamentos, experiencias y propuestas.
Las ponentes fueron Paola Binetti y Marta Rodríguez. Paola destacada médica ha sido diputada y senadora en Italia, su país. Marta vive en España, con maestría en educación y doctorado en filosofía.
Alejandra Segura, Presidente de la Red Internacional de Mujeres Líderes Católicas inauguró el Encuentro e hizo hincapié en el enfoque de complementariedad, complementariedad. Y es verdad, para ganar-ganar es imprescindible tener en cuenta el hecho de la complementariedad mujer y varón. Por supuesto al evento asistieron también varones e incluso entre el grupo de jóvenes que asistieron había muchachas y muchachos.
Cabe señalar que actualmente a la palabra complementariedad se le está equiparando con la idea de complemento para completarse, y en muchos sectores se nota el disgusto femenino al entender que los hombres aportan lo que les falta a ellas. Y eso no es así.
Complementariedad es aportar lo característico de cada quién. La mujer y el hombre siguen siendo como son, antes y después de complementarse. Pero al unir sus características para resolver algo, los efectos serán de más alcance. Adoptar el sentido de incompleto, de algún modo encierra ciertos prejuicios e impide alcanzar mejores resultados.
El tema de Paola fue “Mujer, Iglesia y Sociedad: Los elementos para un nuevo feminismo humanista”.
Propone la urgencia de crear bien común. Esto nos abre a un campo inmenso de creatividad. Cuando analizamos las oportunidades del entorno siempre hacen falta muchas de las que pueden resolver nuestros problemas. Entonces ha de surgir nuestra aportación para idear las vías para conseguir lo necesario. Así surge un modo de liderazgo donde se incluyan a otros, tanto del gobierno como de la sociedad civil.
Esto da mucha luz sobre el modo de proceder para resolver las necesidades. Sin empuje de líderes sólo hay lamentos e inconformidades ancestrales, y eso debe cortarse de raíz. Es indispensable fomentar avances, y avanzar.
Por eso, Binet insiste en responder a la clase de líder que deseo ser en el campo social, familiar y profesional. No caer en el error de adoptar modos inadecuados para nosotras, ni confundir las diferencias con discriminación. La mujer tiene grandes posibilidades para plantear cambios y soluciones.
Del gran abanico de posibilidades señala dos muy urgentes. Una es el síndrome de la cama vacía, la mujer no quiere hijos. En Italia el promedio es 1.2 hijos por pareja, y Corea del sur tiene el peor lugar. Esta es una revolución que tenemos que emprender: amor a los hijos. El plan es mejorar la calidad de vida con leyes que aseguren el derecho al trabajo, a la vida y al apoyo de proyectos. La otra es llevar a cabo un humanismo relacional en donde se cultive y se aplique la especificidad femenina, por ejemplo en la toma de decisiones.
Rodríguez dirige el taller: ”Mujer y género desde la mirada de la Iglesia Católica – Persona, sexo e identidad”.
La intención del tema es comprender mejor los desafíos del género para establecer diálogos entre padres e hijos y ser congruentes en el pensar, actuar y decidir. Además de situarse en este momento crucial de cambio de época con toda la vorágine que nos rodea.
Sin embargo, el reto es humanizar para ubicar los adelantos tecnológicos al servicio de las personas.
Ofrece una visión panorámica del tema del género desde su inicio hasta los momentos actuales.
Respecto a la identidad hace ver a la biología, a la cultura y a la libertad como elementos esclarecedores.
Termina su exposición hablando del liderazgo cultural cristiano, del encuentro y la evangelización.
Paola Binetti en una breve intervención final señala que muchos de los asuntos tratados aun no tienen propuestas, y promete formularlas. Señala que al término del Encuentro hemos crecido en solidaridad y más sensibles a los problemas de quienes los sufren.
Las sesiones terminan con la entrega de diplomas encabezada por Alejandra Segura y José Antonio Rosas, acompañados por la representante del gobierno del Estado y por la representante de la Universidad La Salle -sede del evento- y las dos ponentes.
De allí nos trasladamos a la Iglesia de los Santos Mártires para cerrar con la celebración de la Santa Misa. Y seguramente allí formulamos propósitos de compromisos más certeros e incisivos.
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