Las encuestas siempre han sido una ayuda para conocer cómo están conformados los grupos, cuáles son sus preferencias, aspiraciones, etc. Dan la oportunidad a los miembros de la sociedad de influir y ofrecen el medio para dar fuerza a ciertas opiniones o contrarrestar otras. Hay una responsabilidad moral muy importante porque señalan necesidades, carencias y fortalezas. La honestidad es básica.
Las encuestas responden a muchas incógnitas, pues investigan datos relevantes y actuales en los grupos sociales a los que se dirigen. El modo de elaborar las preguntas es todo un tema, aquí solamente va una mención tangencial, sin embargo, hacerlas bien logra obtener los datos para dar respuesta a lo que se investiga y evitar equívocos.
Desgraciadamente, cuando se quieren manipular las respuestas para buscar un fin premeditado, se utilizan palabras con distintos significados y también, a veces, la elaboración de las preguntas intencionalmente no es clara y al poder entenderse de otro modo se logran los resultados deseados por el encuestador. Obviamente así la encuesta es una falacia.
Es importante reiterarlo, las encuestas están íntimamente relacionadas con la moral tanto por el fin que buscan, por el modo de preguntar y por el modo de responder. Cualquier forma de manipulación tiene graves repercusiones, pues altera la realidad y la toma de decisiones resulta sesgada al no resolver los problemas reales y sí favorecer los intereses de los mal intencionados.
Para alcanzar la moralidad es necesario recordar dos aspectos fundamentales. El primero es respecto a la misma encuesta y es necesario revisar el objeto mismo o sea la encuesta, el fin buscado y las circunstancias. El segundo es quienes son los encuestados y qué número de ellos se requiere para que sean una muestra representativa.
Sobre la encuesta:
La encuesta que se presenta ha de ser clara, precisa y concreta. Por claridad se entiende que resulte lógica y entendible por las personas a quienes se dirige pues pueden advertir sin problemas la relación de la pregunta con el dato que se desea conocer. Lo de precisa hace referencia al uso de palabras usuales. Y concreta porque no da pie a dar varias respuestas sino solamente a una.
El fin ha de darse a conocer a todos los encuestados para facilitarles la decisión de responder, por ejemplo: si se busca modificar conductas para mejorar la higiene, o para aprovechar los recursos naturales, o para elegir a un gobernante, etc. También pueden ser para que los gobernantes conozcan los problemas y puedan decidir las prioridades.
Es una indudable manipulación cuando dolosamente se elaboran encuestas confusas. En esos casos, moralmente las respuestas no deben aceptarse y a los encuestadores ha de aplicárseles las debidas sanciones, si realmente se respeta el Derecho y se desea actuar dentro de la legalidad.
Sobre los encuestados:
Conocer el número de encuestados para tener una adecuada representación, los estadistas tienen la palabra y han de hacerlo saber de acuerdo a cada caso.
Respecto a las características de los encuestados será preciso ver si tienen la capacidad para comprender lo que se busca y comprobar la preparación para responder a las preguntas. Por eso la edad y el nivel de conocimientos son requisitos para asegurar la confiabilidad de las respuestas.
Por ejemplo, es inadmisible que se piense en hacer encuestas a infantes para juzgar el desempeño de los adultos. O admitir entre los encuestados a visitantes extranjeros sobre problemas cotidianos del país. Esas podrían ser ejemplos de dolosa manipulación.
Respecto a la moralidad de los encuestados, el camino a seguir es considerar el nivel de conciencia de esas personas. Lo prueban la trayectoria de vida y su preparación.
Recordemos que la conciencia consiste en la capacidad de una persona para emitir juicios últimos sobre realidades últimas en el marco del bien o del mal. Por eso la intimidad de toda persona es un ámbito moral, allí se aprueba o desaprueba. Según sea el respeto de la persona a la verdad y al bien, la repuesta producirá paz o remordimiento, equivalente a tranquilidad o culpabilidad.
El remordimiento es consecuencia de ser falso con uno mismo, y la conciencia señala verdad o error, bondad o maldad. Además, la conciencia tiene un estatuto propio y la persona que la porta no la puede engañar. Quien la sigue se perfecciona pues actúa en consecuencia, y si se equivoca admite su error y las sanciones que merece. Quien no la sigue se deteriora y se acostumbra a mentir con el inequívoco remordimiento que le acompañará siempre si no rectifica.
La conciencia es una voz interior que valora. Para calibrar la moralidad de la persona es necesario: a) conocer cómo han influido las experiencias en esa voz interior que es la conciencia respecto al tema por investigar y b) cómo obedece a su conciencia esa persona.
Para conocer la capacidad de los encuestados es necesario saber cuál es su postura mental respecto al tema propuesto: certeza, duda u opinión. Si es certeza se trata de expertos en el asunto, y resultan adecuados. Si están dudosos no deben elegirse, pues un principio moral señala que para decidir es necesario salir de la duda debido al alto porcentaje de error que pueden ocasionar con su respuesta. Quienes están en opinión pueden tomarse en cuenta sus respuestas, pero considerando que no son expertos. Estas personas pueden responder sobre temas más o menos relevantes, pero no se han de tomar en cuenta para asuntos de grave responsabilidad.
Si hay tiempo, se puede preparar a las personas sobre el tema en cuestión y con esos datos básicos ya estarán en condiciones de dar respuestas fundamentadas.
En concreto, si el consultado es ignorante respecto al tema, inducirá a una decisión que seguramente no será buena. Si el informante es alguien con los conocimientos necesarios para zanjar la duda, obviamente la decisión será acertada. En su sano juicio, nadie quiere elegir equívocamente.
También hay asuntos que no se deben preguntar porque la respuesta no es posible cumplirla. Por ejemplo: preguntar al pueblo en general si quieren seguir pagando impuestos. Hay encuestas que se deben aplicar a profesionistas del ramo, si son asuntos legales a los abogados de ese ramo, o sobre enfermedades a los médicos.
Te puede interesar: Vacaciones
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo